¿Cómo que murió Diego? Imposible. Diego no se muere, Diego es inmortal. Maradona es eterno, ¡qué se va a morir!

“Con tu zurda dibujaste los sueños de varias generaciones. Eterno, pibe”, tuitea Pedro Sánchez, el presidente de España. ¡Y claro! ¡Eterno, no se muere!

¿Cómo se va a morir el pibe que vengó a los chicos de Malvinas con una mano?

¿Cómo se va a morir el flaco que los reputeó a los italianos en el mismísimo San Paolo cuando nos silbaron el himno?

¿Cómo se va a morir el tipo que eliminó a Brasil con un tobillo como pomelo, el que hizo el gol del siglo? Los patriotas no mueren. Y él fue un patriota con la pelota... Y detrás de la pelota.

“Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha”. ¿Qué se va a morir el profeta de Villa Fiorito? La pelota no se mancha.

¿Cómo se va a morir el muchachito que puso de rodillas al poderoso norte italiano vestido con la humilde camiseta celeste del sur?

Diego es eterno. Es, fue y será irrepetible. Es imposible que se muera.

Esto es un sueño, aunque muchas veces tuvimos esta pesadilla. Pero después de este sueño, estará más vivo que nunca. Si la vida de Diego está llena de muertes y resurrecciones. Esta es una más.

“Y todo el pueblo cantó... Marado, Marado. Nació la mano de Dios... Sembró alegría en el pueblo, llenó de gloria este suelo”.

“A mí, jugar a la pelota me daba una paz única. Y esa sensación la tuve siempre, hasta el día de hoy: a mí dame una pelota y me divierto y protesto y quiero ganar y quiero jugar bien. Dame una pelota y dejame hacer lo que yo sé, en cualquier parte... Eso hacíamos en Fiorito y eso mismo hice siempre, aunque estuviera jugando en Wembley o en el Maracaná, con cien mil personas”. El Diego de la gente.

“Es bárbaro recorrer el pasado cuando venís desde muy abajo y sabés que todo lo que fuiste, sos o serás, es nada más que lucha. ¿Saben de dónde vengo?”...

“Me sacaron de Villa Fiorito y me revolearon de una patada en el culo a París, a la torre Eiffel. Yo tenía puesto el pantalón de siempre, el único, el que usaba en el invierno y en el verano, ese de corderoy. Allá caí y me pidieron, me exigieron, que dijera lo que tenía que decir, que actuara como tenía que actuar, que hiciera lo que ellos quisieran. Y yo hice. Hice lo que pude, creo que tan mal no me fue”. El mismo Diego de la gente.

La gira de despedida que inició y terminó con Gimnasia hasta el mísmísimo día de su cumpleaños número 60 es una muestra clara de que Diego vivirá por siempre en el pueblo futbolero. El no puede morirse, no hay chances.