Seguramente allá por febrero, cuando comenzó la actividad, ni el más pesimista de los hinchas de Newell's se hubiera imaginado un semestre tan complicado y con tan magros resultados como el que acaba de terminar.

Por aquel entonces la ilusión era grande, y si bien en la Copa Maradona el rendimiento del equipo no había sido el mejor, el hecho de mantener en el plantel a figuras como Maximiliano Rodríguez, Pablo Pérez, Aguerre, Gentiletti y Scocco, sumados a los retornos de Cristian Lema, Escobar y Belluschi, más la incorporación de un delantero de renombre como Cristaldo llenaron de expectativas a todos en el mundo Newell's.

Sin embargo, el equipo nunca logró funcionar como tal y las frustraciones fueron sumándose una tras otra. De inicio, y todavía bajo el mando de Frank Kudelka, La Lepra se topó con un fixture complicado (Vélez, Boca, Talleres, Independiente y Defensa) que no logró sortear con éxito (apenas un empate y 4 derrotas) y le terminó costando el puesto al entrenador.

La inmediata llegada de Germán Burgos para reemplazarlo renovó las esperanzas del pueblo rojinegro. Pero nuevamente, y más allá de un inicio con mejores resultados (estuvo invicto los 6 primeros partidos con 4 empates y 2 victorias), Newell's no terminó de encontrar el funcionamiento y se sucedieron derrotas muy dolorosas (el 0-3 en el clásico y la eliminación de Copa Argentina a manos del débil Sarmiento). La eliminación también de la Sudamericana, aunque previsible, fue un tropiezo más para un semestre olvidable en que el equipo, por si fuera poco, finalizó en el último lugar de la tabla acumulada.

El duro fixture de arranque, el bajo nivel en general de las individualidades y las incomprensibles decisiones técnicas son algunos de los motivos. Otro factor que no puede ponerse como única excusa pero que es insoslayable es el de las lesiones: pocas veces un plantel sufre tantas bajas (y de relevancia) como ocurrió con Newell's este semestre. Tres que en principio se perfilaban como titulares en defensa (Escobar, Bíttolo y Gentiletti) no pudieron jugar ni siquiera un minuto. Y la lista sigue y es extensa. Pero aún con todo esto, la sensación es que los rojinegros tenían plantel para hacer un papel mucho más decoroso del que hicieron.

Igualmente, no todo debe recaer en un único nombre propio para echar culpas y usar de chivo expiatorio. Más bien todo lo contrario, muchos actores tienen su cuota de responsabilidad: Kudelka, quien no logró ensamblar el equipo que tenía en la cabeza; Burgos, que se quedó en promesas y en cancha fueron muchos más los desaciertos (algunos difíciles de comprender, como los cambios posicionales de varios futbolistas) que los aciertos; la dirigencia y el mánager que tomaron algunas decisiones equivocadas; los propios futbolistas que estuvieron lejos de su mejor nivel; y hasta la suerte que casi siempre fue esquiva.

Como contrapartida solo pueden mencionarse la vigencia de Maxi Rodríguez y la aparición de algunos buenos valores de inferiores. Poco, apenas un oasis en medio del desierto.

Por todo esto, seguramente hay un cúmulo de situaciones y decisiones que llevaron a La Lepra a este magro presente. Lo que está claro es que todos esos responsables, en mayor o menor medida, tendrán que tomar nota, porque otro semestre igual no puede volver a repetirse en el Parque Independencia.