El 3 de julio Rosario tuvo su primer domingo con supermercados cerrados por un mandato legal. Exponemos siete razones en contra del descanso dominical:
1) Porque es inconstitucional: Se ha dicho hasta el cansancio. Tanto la Legislatura orovincial como el Concejo Municipal se arrogaron atribuciones y potestades que legalmente no les correspondían, al legislar sobre un tema privativo del Congreso de la Nación, como lo es la jornada laboral. No sólo hay precedentes de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sino que, recientemente, la Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Laboral de Reconquista falló en este sentido.
2) Porque es discriminatorio: ¿Por qué sólo los empleados de supermercados tendrán este derecho y no los de los kioscos, cines, discotecas, restoranes, bares, shoppings, entre otros? Si realmente se tratase de un derecho –y no de una puja de intereses sectoriales revestida de conquista social– debería ser universal, cosa que nadie plantea, porque sería ridículo que absolutamente nadie pueda trabajar un domingo.
3) Porque es arbitrario: Resulta difícil de entender cuál es el criterio que hace que un supermercado de 1200 m2 deba cerrar sus puertas los domingos, y no uno de 1199 m2. Puede aparentar ser pueril y sutil el detalle, mas no se encuentra fundamento del punto de quiebre elegido. Cabe recordar que la norma fue modificándose hasta ser un traje a medida de los supermercados, verdaderos destinatarios de una norma que de general no tiene nada.
4) Porque es incoherente: La palabra “descanso” no aparece ni una sola vez en todo el texto de la norma. No se habla de un “derecho a descanso” sino que sólo se hace referencia a directa al cierre de los comercios y establecimientos. ¿Por qué? Para disfrazar la incompetencia local respecto a los alcances de la jornada laboral, que pertenece al ámbito federal.
5) Porque perjudica a trabajadores: Trabajadores que sólo trabajan los fines de semana porque estudian durante la semana, trabajadores a los que le sirve el mayor salario que cobran un domingo y trabajadores que no serán necesarios en establecimientos que vendan menos, se verán fuertemente perjudicados por la medida.
6) Porque perjudica a los consumidores: Si a la gente le gusta ir con su familia a hacer la compra familiar un domingo o si le conviene porque ese día se cuenta con mayor tiempo y distensión, resulta completamente arbitrario pretender cambiar esa conducta motivados por una supuesta superioridad moral de los ingenieros sociales que pretenden definir qué sí y qué no deben hacer las personas un domingo.
7) Porque perjudica a la ciudad: La idea de una Rosario moderna, turística, de vanguardia se lleva de patadas con visiones perimidas de un mundo cada vez más dinámico, que gira con la velocidad de la Internet y no con la lentitud de la burocracia. No debe obviarse tampoco que el cierre obligatorio de supermercados, que aportan iluminación y movimiento a zonas neurálgicas, puede incrementar los niveles reinantes de inseguridad. Que cada uno abra cuando considere que vale la pena abrir, buscando sus oportunidades de satisfacer a consumidores cada vez más exigentes y tecnológicos, corriendo los riesgos de no hacerlo y cumpliendo –eso sí– lo que dice la normativa laboral. Estamos en 2016. Si alguien quiere ir a comprar tomates a las 3 de la mañana y encuentra gente dispuesta vender tomates a las 3 de la mañana, ambos ganan. Bienvenido sea.