Un hombre de 44 años quedó en prisión preventiva acusado de haber dado muerte a uno de sus hermanos y de herir gravemente a otro en un lapso de cinco días, todo dentro de una vivienda de Villa Gobernador Gálvez donde los tres hermanos malvivían.

La relación entre los hermanos Aranda, que habitaban la casa que fuera de sus padres en Lisandro de la Torre al 600, no era la mejor, según los testimonios que recolectó el fiscal de Homicidios Patricio Saldutti. Este viernes imputó a Reinaldo Rubén Aranda, de 45 años, como autor del fratricidio de su hermano Ramón Rodolfo, de 50, a quien apuñaló mortalmente en el cuello durante la tarde-noche del martes 18 de noviembre en la vivienda de Lisandro de la Torre al 600.

La policía acudió al lugar a las 20 y halló el cuerpo de Ramón tendido en el interior, en medio de manchas de sangre. Los uniformados entrevistaron a Reinaldo, quien dijo que se había ausentado del domicilio a las 15 y que, al regresar, se encontró con el cadáver de su hermano. Esa coartada quedó desbaratada por el testimonio de una vecina, que advirtió a los efectivos que Reinaldo no había salido de la vivienda en ningún momento.

Tras ello se produjo la detención del sospechoso, que este viernes compareció ante el juez Florentino Malaponte para ser imputado por homicidio simple.

Pero la acusación no terminó allí. Ocurre que el jueves 13 de noviembre otro hermano que habitaba la casa, Roberto Rogelio, de 48 años, fue brutalmente apuñalado en el cuello y en los brazos, lesiones que lo dejaron internado en el Hospital Centenario. El autor de ese ataque previo fue también Reinaldo, el menor de los hermanos, según el fiscal Saldutti. Por eso Reinaldo Aranda fue también imputado por tentativa de homicidio simple.

Los hermanos Aranda heredaron la casa de sus padres, ya fallecidos.

Durante la intervención policial en ese episodio previo, un cuarto hermano –cuyos dos nombres también empiezan con R y que no vive en la casa– dijo a los efectivos que Reinaldo “sufre problemas psiquiátricos”. Por ahora, Reinaldo, el detenido, es imputable.

A partir de los testimonios se ventiló que los tres hermanos Aranda vivían juntos, no hablaban con nadie, no salían y nadie entraba a la vivienda de Lisandro de la Torre al 600. Subsistían apenas con una pensión, y el cuarto hermano los ayudaba económicamente.