La campaña electoral ingresa en su anteúltima semana. Juntos por el Cambio apuesta al desembarco de figuras nacionales, con Mauricio Macri haciendo de cabeza de playa este martes en Rosario. Le seguirán Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta. También los socios radicales conectan con figuras nacionales. Pullaro con Martín Lousteau, Corral con Elisa Carrió y el cordobés Mario Negri. Mañana los candidatos Mario Barletta y Carolina Losada van junto con el diputado Julián Galdeano al Comité Nacional de la UCR donde los recibe el mendocino Alfredo Cornejo.

Esa primaria hasta ahora vino más tranquila de lo que se pensaba que iba a ser, pero puede no serlo del todo en la recta final. Es una interna muy concurrida, donde a los candidatos les cuesta diferenciarse y llamar la atención de los votantes. El actual estado de cosas podría favorecer a Federico Angelini, no porque él personalmente saque ventaja como candidato, sino porque transita la campaña con el andamiaje oficial del PRO y el apoyo de sus referentes nacionales.

El peronismo está movilizado en torno a su interna. Agustín Rossi muestra todo su oficio y experiencia para ir a la batalla electoral en desventaja y aferrado a su identidad. Le saca viruta a iniciativas como el aguinaldo para monotributistas. Por ejemlo, pidió públicamente al gobernador que mueva la plata de los bancos y la ponga en la economía a través del salario de los empleados públicos y Perotti anunció la mitad de la cuota de aumento prevista para septiembre.

Mientras tanto, el gobernador apuesta mucho por esa interna y no hace declaraciones sobre temas políticos, sólo acepta hablar de asuntos de gestión. Es un poco incómodo para todos por su investidura, pero en términos de estrategia electoral es entendible: ninguna declaración o disputa, con Rossi o quien sea, le puede sumar siendo que tiene lo que ningún otro candidato puede tener: la posibilidad de mostrar gestión, lo que está haciendo y lo que quiere hacer. Después los votantes definirán en función del camino tomado, resultados, expectativas depositadas y el modelo de peronismo que está en discusión.

El valor de lo propio

Una novedad de la última semana fue la reaparición de María Eugenia Bielsa con Marcelo Lewandowski. La foto quirúrgica –es decir sólo con el precandidato a senador y sin el resto– tiene un sentido: pone en valor lo propio. Ellos son aliados del gobernador en la interna, no son perottistas. En realidad, el gobernador siempre lo tuvo a mano a Lewandowski, pero prefería insistir con su candidato propio. Cuando vio que Mirabella no cerraba en Buenos Aires ni acá, puso sobre la mesa el plan B, o deberíamos decir el plan L. 

En un año y medio el Partido Socialista perdió la Gobernación, la Intendencia de Rosario y fallecieron Hermes Binner y Miguel Lifschitz. “Hemos perdido mucho, no podemos darnos el lujo de perder más”, contestó Antonio Bonfatti a la consulta sobre por qué recién este viernes salía a hacer campaña para la lista del Frente Amplio Progresista que lleva de precandidatas a Clara García y Mónica Fein. El ex gobernador, retirado de la competencia electoral y dispuesto a ayudar en la reconfiguración del PS, esperó que le llegara el turno para la segunda dosis de la vacuna covid y los 14 días para hacer anticuerpos para salir a recorrer la provincia.

Un ex gobernador que a pesar de haber perdido en 2019 cosechó 668 mil votos es un activo demasiado valioso para cualquier organización política, más si se tiene en cuenta dónde estaba el socialismo hace tres meses tras la muerte de Lifschitz. Bonfatti es un aporte estratégico a la campaña de Clara García y Mónica Fein porque viene a suplir el menor conocimiento que tienen fuera del Gran Rosario (en especial García) y complementa una campaña publicitaria que hace eje en “el legado de Hermes y Miguel”. Esta referencia que puede aportar Bonfatti cobra más valor teniendo en cuenta que compiten con Rubén Giustiniani, un adversario experimentado.

Para el resto de las listas los esfuerzos están puestos en hacerse visibles. Con primarias tan competitivas y atractivas como las del FAP, el Frente de Todos y JxC, los espacios restantes apuestan a fidelizar sus nichos electorales y administrar la brutal desventaja de recursos económicos. No son pocos los que miran con pánico el piso mínimo de votos que exige la ley para pasar a la general.

Un senador de yapa

Hablando de política de nichos, algo de eso hay en la decisión del senador provincial Leonardo Diana de hacer bloque propio en la Cámara alta. Con Hugo Rasetto identificado con Cambiemos desde hace tiempo y la migración del bloque que preside Felipe Michlig a JxC tras la muerte de Miguel Lifschitz, el senador por San Jerónimo apostó por quedarse con el sello de la UCR-Frente Progresista que los demás abandonaron. En los hechos implica una sociedad electoral con el intendente de Rosario, quien tiene la vista en la provincia para 2023 y empieza a reunir piezas. El reacomodamiento del tablero político tras la muerte de Lifschitz ofrece oportunidades. De hecho Javkin hoy puede decir que tiene un senador provincial.

Javkin también se juega una parada importante en Rosario. El resultado de noviembre le dirá si está en condiciones de dar el salto a la provincia o tiene que replegarse para consolidar la ciudad. Hace campaña con un novato Ciro Seisas y confía en que lo favorezca la división de los votos socialistas entre Miguel Cappiello y Verónica Irizar. Surfea entre la escasez de recursos económicos y los recelos internos que abundan entre los socios de la coalición gobernante.

Las propuestas de campaña relacionadas a la gestión tienen sus altibajos. El denominado Plan Cuidar no muestra cosas más novedosas que un rediseño y optimización de la vinculación territorial que ya existe entre organizaciones civiles y el Estado, y que periódicamente necesita ser repensada, revisada y revitalizada, porque la realidad social es dinámica, desgasta equipos y personas y, como predica el intendente, exige la convocatoria, la experiencia y el conocimiento de todos.

Adiós a la GUM

La reformulación de la Guardia Urbana Municipal es una medida que postergó la pandemia y que ahora se pone en práctica. Están los escépticos como el concejal Eduardo Toniolli (PJ) que lo ve como un cambio de colores y nombre; los mano dura como el concejal PRO Carlos Cardozo que ve la oportunidad de colgarles pistolas Taser en la cintura, y los oficialistas que apuestan por un área de perfil inequívoco, relacionado al control de contravenciones. Código de Faltas sí, Código Penal no. Para esto último existen las fuerzas de seguridad.

La experiencia en su tiempo, 2004, fue novedosa pero rápidamente se agotó ante la imposibilidad de cumplir las expectativas que se habían generado en materia de seguridad. 
Más allá de la medida, que suena acertada en un contexto en el que la GUM lucía devaluada a la mirada de la ciudad, es bueno detener una mirada retrospectiva sobre sus dos décadas de existencia, sobre todo porque enlaza con la seguridad pública.

Cuando en 2004 el entonces intendente Lifschitz creó la GUM buscó dar respuesta a lo que ya era hacía muchos años un drama creciente, en menor escala y contexto diferente al actual. La seguridad fue uno de los debates centrales de la campaña de 2003. Se le demandaba a la Municipalidad involucrarse en la problemática porque ya se veía que la provincia, por medio de la Policía, no era solución. 

Si bien hubo un periodo inicial en el que casi todas las ciudades de la provincia copiaron el modelo y venían a conocer la experiencia desde distintos puntos del país, las expectativas se derrumbaron a poco de andar, cuando se vio que la GUM no incidía de forma directa en la seguridad. También se la pensó como el embrión de una futura Policía Municipal. Al final no fue ni chicha ni limonada y motivó ironías, críticas y propuestas que iban desde meterla adentro de las comisarías a disolverla.

Con el tiempo se convirtió en un área de empleados de calle jerarquizados que no eran valorados ni en lo operativo ni socialmente, y a los que cada tanto se le reasignaban tareas en función de las necesidades que surgían en el siempre complejo control del espacio público. Todo eso en un contexto de una ciudad ganada por la violencia, en la que hace muchos años que no se hace un operativo municipal, de calle o locales, si no hay acompañamiento de la fuerza policial.

En la última etapa la GUM adquirió un perfil de intervención en conflictos vecinales, de violencia de género, maltrato animal, entre otros, tareas no menores que deberán garantizarse. Lo que viene es un área de control de proximidad con funciones parecidas a lo que era la antigua Control Urbano.

El árbol que puede ser bosque

La saga judicial en torno a los fueros parlamentarios que le permitieron al senador Armando Traferri no presentarse a una audiencia imputativa descansa ahora en manos de la Corte Suprema de la provincia. Eso no quiere decir que no haya nuevas esquirlas que lleguen al senador y a otros sectores de la política santafesina, porque la investigación tiene otros imputados y tiene que avanzar.

Esta semana Rosario3 dio a conocer que en su declaración testimonial ante los fiscales de la causa, el senador Lisandro Enrico aportó el nombre de quien en 2017 le sugirió a su par Hugo Rasetto pagar 70.000 dólares para que lo dejaran de amedrentar y denunciar por supuesto fraude con subsidios. Según dijo Enrico en 2017 y ratificó ahora, esas denuncias fueron “un vuelto” porque el senador de Iriondo denunció los garitos de juego clandestino en su departamento. Si pagaba y se callaba no lo molestarían más.

En aquel entonces apuntó al abogado de Cañada de Gómez Luis Rossini, a quien llamó “delincuente”. Rossini es el abogado defensor de Leonardo Peiti, imputado en varias investigaciones como el principal capitalista del juego clandestino de la provincia, una de ellas la causa que provocó la detención y caída de los fiscales Ponce Asahad y Serjal. El tema es que aquellas denuncias contra Rasetto, que según Enrico eran un vuelto por denunciar el juego clandestino, las promovieron dos abogados. Uno era Rossini y el otro Fabián Speca, que hasta ese año 2017 fue secretario Legal y Técnico de la Municipalidad de Cañada de Gómez. Más importante que ese viejo cargo es que Speca es esposo de la intendenta de entonces y actual Stella Clérici.

Hasta aquí esto podría resultar una especulación periodística que vincula a dos abogados que “coincidieron” en denunciar a un senador, si no fuera porque en su declaración testimonial registrada en video ante los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra, el senador Enrico además de apuntar a Rossini mencionó a Speca y a la propia intendenta Stella Clérici, cuya ciudad hasta hace poco, según aseguran en Cañada, tenía un récord de cíbers habilitados, en un tiempo donde ese rubro ya había desaparecido en la mayoría de las ciudades por cuestiones lógicas.

La Fiscalía tiene delante un árbol al que cada vez le nacen más ramas que invitan a explorar más allá de un senador o espacio político. Al fin y al cabo, quizás haya una verdad incómoda en la declaración del destituido fiscal Gustavo Ponce Asahad.