Tras un año de negociaciones, la Municipalidad de Rosario acordó esta semana con un grupo inversor privado la construcción de un vanguardista edificio frente al río que marcará un hito en la ciudad. Una obra de tal magnitud que activará una inversión de 130 millones de dólares en Puerto Norte y que cuando esté concluida se convertirá en la nueva postal rosarina porque no sólo será el edificio más alto de la ciudad sino el segundo más alto del país.

La mega torre se levantará en el predio de 1.7 hectáreas pegado al norte del complejo inmobiliario de Forum. Esos terrenos, con frente sobre el Paraná, son de Sancor Seguros y de la constructora Obring, dos jugadores de gran peso y de importancia institucional que marcan la seriedad del proyecto inmobiliario. Sobre todo, porque Sancor y Obring serán los inversores, quedando la constructora además a cargo del proyecto, el desarrollo y las obras.

El edificio tendrá 200 metros de alto (para tener una magnitud, las torres Dolfines de Puerto Norte oscilan los 170 metros) y se podrá ver a 50 kilómetros de distancia de la ciudad. Además, se analiza que tenga un mirador de acceso público para poder observar la ciudad desde un punto bien alto. Y precisamente en la interacción con lo público está el otro gran hito de este vanguardista proyecto.

Es que el 92% del terreno se abrirá al público levantándose allí un parque de vegetación autóctona de una hectárea y media con vista plena al río que además permitirá extender el paseo público sobre el río que recorre Puerto Norte pero que se frena en Forum.

En efecto, en vez de habilitar la construcción de otro complejo de baja altura como el de Forum que ocupó para el desarrollo inmobiliario todo el terreno disponible cerrándole al público el acceso a la franja costera, la Municipalidad evita ahora repetir esa experiencia al abrir casi el 100% del terreno privado al público. En vez de crearse otro complejo cerrado se armará un nuevo parque urbano con gran apertura al río liberando la planta baja para uso público garantizando así la libre circulación peatonal y recreativa.

“A cambio de ceder ese terreno, los inversores obtuvieron el ok municipal para levantar más altura. Además, los inversores deberán pagar a la Municipalidad una millonaria compensación de unos 6 millones de dólares”, explicó a Rosario3 el abogado Diego Feser, del estudio jurídico que estructuró el negocio.

El diseño de vanguardia que prepara Obring también le aportará un valor agregado diferencial al desarrollo. Primero, porque los 200 metros de altura se inscribirán sobre una pisada de 30 metros por 30 metros dándole así una forma delgada muy particular.

La torre tendrá un formato cuadrado permitiendo que cada uno de los cuatro frentes tenga sus propias y diferenciales características, haciendo de cada cara un proyecto en sí mismo. Además, se busca que el edificio y su entorno funcionen sustentablemente a través de la incorporación de terrazas verdes con árboles, arbustos y especies autóctonas, tanto en el paisaje como en el desarrollo vertical de las fachadas este y oeste. En las mismas se proponen espacios intermedios exteriores y terrazas donde se controla el ingreso de sol y viento.

Los primeros 19/20 pisos serán para uso corporativo convirtiéndose en el emblema inmobiliario de Sancor Seguros, un grupo asegurado de fuerte y sólida expansión que estaba buscando hace tiempo corporizar su desarrollo en una obra emblemática para la ciudad.

A partir del piso 20 (y hasta el piso 59) empezarán los departamentos para uso residencial de 2 a 5 ambientes y calidad premium. Todas las viviendas contarán con un espacio exterior con vegetación natural, la cual variará en función de la altura u orientación y funciona como filtro, protección y contención de los espacios interiores.

Además, se prevé una franja de comercios en la planta baja y en el sector de barranca se desarrollará un complejo de viviendas tipo dúplex que vincula el proyecto con la costa del río, incorporando piscinas, playas y una posible guardería náutica.

“El proyecto tiene todo para convertirse en un ícono de la arquitectura contemporánea, ejemplo de la interacción publico/privada. Un proyecto que apuesta a la inclusión, a la apertura de espacios, a la generación de nuevas sensaciones espaciales y al permanente contacto directo con la ciudad y el rio, jerarquizando el perfil urbano de la costa central. Es un proyecto que se abre a la ciudad y al río”, señaló Pablo Gagliardo, director de Obring.

El proyecto ya fue acordado entre la Municipalidad y el grupo inversor. Ahora falta el paso formal de la rúbrica de la Secretaría de Planeamiento. Con esa rúbrica, el proyecto se enviará al Concejo para aprobación de las excepciones acordadas, y la Municipalidad buscará que esté aprobado para fin de año.

El proyecto entusiasma al intendente Pablo Javkin, y no sólo por la millonaria inversión que activará en la ciudad y lo simbólico de la construcción de un nuevo ícono para la ciudad, sino sobre todo porque el convenio logrado por la Municipalidad priorizar la integración con lo público ya que la ciudad gana para acceso libre casi dos hectáreas en plena costa central que hoy están cerradas a los rosarinos y porque los millones de dólares que obtendrá por la compensación serán utilizados para urbanizaciones en barrios más desfavorecidos.