Unos días atrás un amigo me hizo reflexionar. Él es un soñador, pero de esos que vuelan alto. Ambos, y estoy seguro que usted también, soñó con una Argentina mejor. En varias ocasiones hablamos del voto ético, de votar con compromiso social, es que en democracia lo importante es votar viviendo el proceso de informarse y comprometerse.

En ese sentido podemos decir que ir a votar es un acto solemne, personal e intransferible por medio del cual un argentino, cada argentino, expresa y se compromete con el futuro de nuestro país.

El próximo domingo millones de argentinos se expresarán en las urnas. Sin embargo, creo que lo más valioso no será elegir la boleta, cortarla o no, y depositarla en la urna, sino la reflexión previa y el ejercicio libre de su voluntad que presupone un proceso previo de información y reflexión seria.

En pocos días los invito a imaginar una Argentina que trascienda a los partidos y a las personas, y votar convencido de que realmente estamos eligiendo a un representante que mejore nuestro futuro.

Estoy convencido que somos una sociedad que no merece los políticos que la acompañan.

Lo invito a reflexionar, y dejar de lado los beneficios propios. A lo mejor es hora de votar a aquel que gobierne pensando en el bienestar común, que a fin y a cabo es lo expresa como máxima nuestra Constitución.

A lo mejor usted se pregunta, de qué hablo? Le hablo del voto ético, el voto del compromiso de saber donde estoy hacia donde voy, de aquel voto que deje su conciencia tranquila y su dignidad invicta.

Vaya mi reflexión, para aquel ciudadano argentino que alguna vez supo votar con convicción.

Fabricio Neirotti