Ferreres y Spotorno anticipan un dólar “atado con tasas altas” y una economía que se frena antes de octubre

En diálogo con Ecos365, advierten que el Gobierno mantendrá la presión monetaria para evitar sobresaltos cambiarios. Sin inversión externa, con 550 mil millones de dólares fuera del país, piden reformas estructurales para que el rebote llegue

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En una economía que respira a tasas de interés elevadas y un dólar vigilado de cerca, los economistas Orlando Ferreres y Fausto Spotorno trazaron en la Bolsa de Comercio de Rosario un pronóstico claro para los próximos meses: actividad frenada, sin recesión abrupta, pero sin margen para un repunte hasta que se resuelva la deuda de corto plazo y la presión sobre las reservas.

“Las tasas se van a mantener altas, y eso frena cualquier intento de recuperación”, advirtió Spotorno. El Banco Central acaba de subir encajes bancarios —del 20% al 45% remunerado— y ofrece rendimientos elevados para retener pesos. El objetivo: evitar que el dólar oficial y el financiero se desmadren en la antesala electoral.

Dólar, tasas y deuda corta

El canje de Leliq por Lecaps en un contexto donde el mercado prefiere instrumentos de corto plazo generó, según Spotorno, un problema de liquidez que obliga a sostener la tasa como dique de contención. “Si al Gobierno le va peor de lo esperado en las elecciones, el mercado va a reaccionar: subirán las tasas y aumentará la presión sobre el dólar. Si le va mejor, puede ocurrir lo contrario, pero el problema estructural seguirá”, señaló.

Ferreres coincidió: el tipo de cambio real lo define el mercado, y manipularlo artificialmente —ya sea para atrasarlo o para sobrevaluarlo— termina mal. Hoy, dijo, “Argentina no da para este tipo de cambio real”, pero moverlo sin una estrategia coordinada puede desatar inflación o fuga.

Déficit externo y fuga de capitales

El déficit externo preocupa: se amplió en los últimos dos trimestres y, si se financia con deuda o reservas, es insostenible. Hoy se cubre en parte con desdolarización interna y blanqueos, pero no hay ingreso relevante de capital extranjero. Ferreres recordó que, sumando datos oficiales y operaciones no registradas, los argentinos tienen fuera del país unos 550 mil millones de dólares.

“Si ese capital hubiera quedado en Argentina, tendríamos un PBI per cápita de 50 a 60 mil dólares, como Australia”, calculó. Para revertirlo, proponen mecanismos simples que generen confianza y permitan usar dólares en transacciones cotidianas, blanqueando su tenencia.

Actividad: freno, no derrumbe

Ambos proyectan que el PBI crecerá un 4,7% este año y 3,5% en 2025, pero con un tercer trimestre prácticamente plano. Sectores como petróleo, gas y minería muestran expansión; el agro crece de forma moderada; la construcción nueva sigue cara y lenta, aunque la usada repunta; la automotriz desacelerará tras crecer 40%.

En la micro, advierten que persisten distorsiones: industrias no competitivas sostenidas por la brecha cambiaria o estímulos puntuales, como textiles o ensambladoras fueguinas, pierden rentabilidad al normalizarse la macro. “No se puede arreglar la micro sin ordenar antes la macro”, subrayó Spotorno.

Reformas y federalismo

El libro Mirando al futuro plantea 150 medidas para estabilizar y crecer, incluyendo reorganizar el país en seis regiones para optimizar infraestructura y gasto. También propone reformar el laberinto de la coparticipación, que transfiere recursos de pobres en provincias ricas a ricos en provincias pobres.

En infraestructura, ven espacio para inversión privada con mínima intervención estatal, sobre todo en puertos, transporte y energía. Pero advierten que la política trabará cualquier plan si no se simplifica el esquema regulatorio.

Panorama político y riesgo

Ferreres fue tajante: “Milei no tiene competidores reales para la presidencia”. El peso electoral del AMBA y la falta de liderazgos nacionales fuera de esa región dificultan que un gobernador del interior llegue a la Casa Rosada sin mediar una crisis. Para los mercados, el principal riesgo no es la macro, sino la posibilidad de un giro populista.

Lo que viene

El cierre del año dependerá de si el Gobierno logra controlar el dólar con tasas altas sin asfixiar más la actividad. El dilema es que, sin inversión externa y con un stock de deuda corta elevado, cualquier movimiento brusco —en política o en confianza— puede reavivar la inestabilidad cambiaria. Hasta entonces, el diagnóstico es claro: dólar contenido, tasas en el techo y economía en pausa.

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