Una bomba monetaria para anestesiar al dólar. Eso fue lo que armaron en las últimas horas Luis Caputo y Santiago Bausili, quienes, una vez más, salieron en tándem con medidas clave: por un lado, la suba de encajes bancarios del 30% al 40%, y por el otro, un canje con el BCRA que le permite al Tesoro postergar vencimientos por más de $5 billones justo en la previa electoral.
El combo funcionó: el dólar se planchó en todas sus versiones —oficial, MEP, CCL y blue—, mientras el riesgo país sube y los bonos siguen débiles. Y lo que sorprendió fue el salto de la Tasa Tamar, que para grandes depósitos (más de $1.000 millones) trepó a 50,7% anual, nada menos que 25 puntos por encima de la inflación esperada.
El efecto fue inmediato: se retiraron $5 billones del circuito, enfriando la plaza y dando margen para que los dólares bajen. El oficial cerró a $1.372,68, el blue retrocedió $20 hasta los $1.330, el MEP quedó en $1.358 y el contado con liqui en $1.359.
Mientras tanto, el canje de deuda entre el Ministerio de Economía y el BCRA permitió transformar una Lecap que vencía el 15 de agosto en una Boncap con vencimiento el 15 de diciembre, según la Resolución Conjunta 548/2025. El objetivo: despejar el pico de vencimientos en pesos, que representa el 5% del PBI antes de las legislativas de octubre. Con un 96% de esa deuda emitida a tasa fija, el margen de maniobra es escaso.
Y aunque la anestesia funcionó en el mercado cambiario, los bonos argentinos cayeron 0,1% y la Bolsa local apenas subió un 0,4%, sin volumen. En contraste, los ADR argentinos avanzaron entre 1% y 5%, con un Wall Street más activo.
Con la ayuda de un desembolso de US$ 2.000 millones del FMI, el BCRA sumó US$ 1.993 millones en reservas, marcando el mayor nivel neto de la era Milei y el mayor incremento anual desde 2017. El carry trade volvió a seducir a los grandes capitales, ahora colocándose en Lecap cortas, con idea de salir antes de octubre, atentos a las PASO de septiembre y a las encuestas de medio término.
En paralelo, lo que sigue generando ruido es el impacto del salto de $150 del dólar en pocas semanas sobre la inflación. Aunque algunas industrias comenzaron a actualizar precios —como autos, alimentos y electrodomésticos—, el pass through parece contenido. Según consultoras privadas, la inflación de agosto difícilmente supere el 2%, una cifra que sería un golazo para las aspiraciones electorales del oficialismo.
Sin embargo, el freno no es total. La ola de aumentos de principios de mes sigue presente: subas entre 3% y 12% en alimentos y artículos de consumo, aunque muchos minoristas resisten las nuevas listas y se niegan a convalidar los precios.
Mientras Milei sigue en campaña y prepara un nuevo cierre en la Fundación Faro, su equipo acelera la privatización del Belgrano Cargas, donde esperan que la minería cumpla un rol clave para atraer inversiones y operadores.
El mercado global también trajo sacudones. Donald Trump lanzó una amenaza comercial contra India por comprar petróleo a Rusia, lo que puede impactar en el comercio global. Al mismo tiempo, el petróleo cayó 1,8% tras el descubrimiento de una nueva cuenca frente a Río de Janeiro, lo que podría afectar los planes de desarrollo de Vaca Muerta.
La soja en Rosario operó en torno a los $389.000 la tonelada, en medio de una jornada donde los commodities acompañaron la tensa calma del sistema financiero argentino.
Por ahora, la anestesia surtió efecto. Pero la economía sigue caminando sobre un alambre.

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