El aumento de consumo de carne porcina de 1,6% no compensa la caída de carne vacuna de 13%

El consumo de carne porcina es una tendencia en aumento en el mercado interno. Pero, pese a producirse localmente, la industria porcina enfrenta una situación compleja debido a la dolarización tratándose principalmente de sectores de la agricultura familiar

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En el 2019 el consumo de carne porcina por persona tuvo un aumento del 1,6% en relación al año anterior. Sin embargo no compensa la caída de consumo de carne vacuna que alcanzó el 13,1% en el mismo período. Los datos se desprenden del informe con foco en producción porcina elaborado por el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso). 

Desde el Ceso destacan que una de las actividades preponderantes de la agricultura familiar es la producción porcina, pero que la primarización de la economía como estrategia internacional los deja en una situación "altamente desfavorable". Explican que sus ingresos están "lejos de tener una variación similar al tipo de cambio". Su ámbito de venta "se limita por lo general a la zona aledaña a su lugar de producción". 

Según datos del Senasa el 80% de los establecimientos productivos pueden caracterizarse como de muy baja escala (con menos de 10 madres), a los que deben sumarse todas aquellas que no están registradas y son para autoconsumo.

"Ganando participación dentro de la canasta alimentaria doméstica, el consumo de carne porcina tiene una tendencia creciente en el mercado interno. Aunque aún lejos de los niveles de otros países, en los últimos 10 años consumo per cápita local prácticamente se duplicó, pasando de 8 a casi 15 kg", según indicaron desde el Ceso. 

Desde el centro de estudios consideran que "culturalmente, los cortes vacunos son los de mayor preferencia y los cortes de cerdo funcionan como bien sustituto".

El exponencial crecimiento de las exportaciones de carnes y menudencias vacunas del último año, donde la incidencia de China es sumamente relevante, provocaron un aumento del precio interno de las mismas (+61% variación internanual promedio 6 meses de 2019 del acumulado de cortes).

"Esta situación repercutió en un leve traslado de la demanda hacia otras carnes en los últimos meses y en un menor consumo de proteínas en general. Es de destacar que el aumento del 1,6% del consumo de carne porcina no compensa la caída del 13% del consumo de carne vacuna", afirmaron desde el Ceso.

Por otro lado, mencionan que en la estructura de costos promedio de un emprendimiento de pequeña escala, el único componente que perdió significativa participación es el que corresponde a salarios y jornales, que pasó del 9% al 4%.

Pese a producirse localmente, la dolarización de los principales insumos de la estructura de costos de la producción porcina conjuga un panorama complejo para la actividad dada la reciente devaluación del peso. 

La alimentación del ganado porcino representa gran parte de la estructura de costos del productor primario y puede llegar a significar hasta el 70% del costo total en los planteos de baja escala. El alimento balanceado suministrado a los cerdos tiene como principales insumos el maíz y la soja, commodities con precios que están "dictados por el mercado internacional y en consecuencia con una relación directa con el tipo de cambio".

Además, desde el centro de estudios señalan que desde diciembre de 2015 a junio de 2019 los precios para la alimentación del ganado aumentaron 344%, la energía lo hizo 858% y los costos financieros 762%, mientras que el precio de venta del capón en pie varió a un ritmo inferior, aumentando en un 236%.

"Con un producto final que tiene como principal destino el mercado interno, en un contexto de retracción del consumo en general y la latente competencia importadora desde Brasil fundamentalmente, pero también desde Canadá y Dinamarca; los precios de venta del capón en pie presentan una variación muy inferior a la evidenciada por sus principales insumos provocando una sustancial pérdida de rentabilidad que deja al productor primario sin posibilidades de llevar adelante la actividad", destacaron. 

Según estimaciones de Apropoba, en 2018 desaparecieron entre 3.800 y 4.000 productores porcinos solo en la provincia de Buenos Aires, todos ellos de establecimientos de menos de 50 madres.

Variación en el poder de compra para el productor

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