El rubro textil no se enfría con la nueva temporada aún con falta de personal capacitado

En diálogo con Ecos365, referentes del sector describen una fuerte demanda que supera los niveles  prepandemia pero sin mano de obra especializada

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De cara al cambio de estación y con circunstancias diferentes a los dos inviernos anteriores, la producción textil en Rosario le hace frente a la gran demanda y a un consumo sostenido que desafía la inflación. Para los empresarios, la reactivación es evidente ya que registran niveles que superan los estándares prepandemia y hasta los ha obligado a invertir para expandirse. No obstante, el denominador común es la falta de personal idóneo para sostener la productividad.

De acuerdo a los datos publicados por el Indec, en abril se registró un 6% mensual de inflación y el aumento de precios es inminente en todos los ámbitos. Sin embargo, la vestimenta fue uno de los sectores que más lo viene sufriendo con un alza del 9,9%. Pese a ello, la producción y las ventas se siguen sosteniendo.  

“Estamos en un momento de mayor consumo que el habitual. Nuestra producción no se ve afectada por faltantes de ningún tipo ya que como somos una empresa 100% vertical que no depende de muchos proveedores.  Lo que sí notamos es que con la pandemia los hábitos del plantel que necesitamos cambiaron mucho. Hoy los jóvenes prefieren otros oficios, eligen por ejemplo trabajos que puedan hacer desde sus casas y en la empresa no tenemos esa posibilidad”, explica a Ecos365 Eduardo Levi, representante de la marca local de indumentaria deportiva Vandalia.

La vuelta a la presencialidad en el plano laboral, la apertura de eventos masivos y la flexibilización en actividades recreativas alentaron a la gente a sacarse la ropa de entrecasa e invertir en lo que haga falta. No sin antes medir de qué forma es más conveniente surtirse. Financiación con tarjeta, descuentos en efectivo y  la billetera Santa Fe resultan un aliciente para el bolsillo del consumidor y una oportunidad de venta para los comerciantes.

“Estamos felices con la repercusión que traen eventos como los Juegos Sudamericanos. Generan mucho movimiento y pese a todos los obstáculos seguimos adelante. La clave para no bajar nuestro ritmo productivo frente a la gran demanda fue acopiar materia prima, hasta tuvimos que comprar un nuevo espacio para el acopio. Invertimos y le ganamos a la inflación ya que cada mes notamos un aumento del 5% en las telas e insumos”, describe Silvana Del Lago, dueña de la firma rosarina Sonder.

Para la empresaria el repunte en la actividad los encuentra mejor que antes del parate en 2020 y se lo atribuye a la falta de productos importados, al cierre de otras empresas y a que zigzaguear con los vaivenes económicos es parte de los 30 años de trabajo. En su caso, el talón de Aquiles también es la falta de mano de obra especializada y la pérdida creciente de personal. Si bien coincide con que hay falta de interés por el oficio nota un marcado éxodo, no solo de extranjeros sino de argentinos, en busca de otras oportunidades fuera del país.

“El personal más estable es aquel que llega a la empresa por tener un familiar ya trabajando con nosotros. Así y todo son 4 o 5 años de permanencia. Probamos abriendo un espacio de capacitación y formación pero con todo a disposición tampoco conseguimos aumentar las bases”, se sincera Del Lago y agrega que para suplir esta carencia el próximo paso será acercarse a los barrios y “buscar a la gente” para incorporarla en puestos de trabajo formales con miras de crecimiento ya que la marca tiene pensado en el corto plazo ampliar sus talleres, comprar maquinaria nueva y hacerse de propiedades linderas al predio con el que ya cuenta.

El fenómeno de la demanda por sobre la oferta también se siente del otro lado del mostrador y esto es lo que moviliza la implacable búsqueda. Talleres casi extintos y demoras en las entregas son una constante para muchos de los que tercerizan la producción.  Tal es el caso de la firma de indumentaria masculina Ms. Otto quienes afirman venir de meses, como marzo y abril, con fuertes alzas en el consumo sorteando las trabas ya mencionadas. “La producción se complica porque muchos talleres cerraron, mucha gente se fue, te entregan la mitad. Eso sumado a la falta de materia prima, que es imposible sin abastecerse con seis meses de anticipación”, describe Sofía Hernando en representación de la marca.

Sin embargo, según cuenta a Ecos365 Luciano Venditti al frente de la fábrica de uniformes Marcela Pandol no hay tanta exigencia a la hora de la entrega porque los clientes, en su caso grandes empresas, entienden las situaciones adversas a la que se enfrentan negocios del rubro.

“Estamos a punto de mudarnos a una planta dos veces más grande que la que estamos. Con 30 años en el rubro siempre tercerizamos la confección, pero en este momento es muy poca la gente que se dedica al tema y el que realmente sabe se dedica a otra cosa. Es por eso que estamos por armar un taller interno asesorados por referentes que nos acompañaron en todos estos años”, detalla Venditti.

En tanto, menciona que la otra unidad de negocios que mantiene la familia dedicada a la confección de vestidos de novia, el panorama se presenta con un primer semestre muy fuerte que parecen dejar atrás la caída en la producción de un 80% durante la pandemia. 

Para cerrar, vale la pena remarcar que en ninguno de los casos consultados aparece el temor por quedarse con stock sin vender o en un accionar más conservador frente una economía con altos índices inflacionarios. Da la impresión que todas las baterías están puestas en producir más para vender más y así acompañar la escalada de la industria textil.

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