Las residencias estudiantiles pasaron de la cuerda floja a operar al 100% de su capacidad

La presencialidad en las universidades y el precio de los alquileres disparan las consultas. El sector pasó de estar al borde de la extinción a registrar récords de actividad

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El drama de alquilar en Rosario también toca de cerca a las residencias estudiantiles. Y es que cada vez más jóvenes se vuelcan por esta opción de alojamiento frente a la escasez de propiedades disponibles en el mercado y el elevado costo en los alquileres. La vuelta a la presencialidad en las universidades pegó de lleno en el sector que pasó de estar al borde de la extinción a registrar un boom de consultas y funcionar casi al 100% de su capacidad.

Según José Ellena, corredor inmobiliario e integrante de la Cámara de Empresas Inmobiliarias de Rosario, el problema de la faltante de inmuebles en la ciudad se agudizó con el retorno de muchos estudiantes. "Históricamente las familias y los jóvenes buscaban a partir de diciembre pero como algunas universidades tardaron en confirmar su regreso, vino un malón de gente a buscar de golpe y lo poco que había se alquiló rápidamente", señaló Ellena.

Boom de consultas

En el caso de las residencias estudiantiles, la mayoría coincide en que las consultas comenzaron a sentirse con fuerza desde diciembre del año pasado y que desde hace semanas, no hay día en que no llame algún interesado preguntando si hay vacantes disponibles. La necesidad de encontrar un lugar para vivir es tan grande que todos los titulares consultados por Ecos365 reconocieron que el movimiento está por encima de los niveles pre pandemia.

"Me pasa que antes muchas chicas me pedían habitaciones individuales y como yo trabajo solo con compartidas, preferían seguir preguntando en otros lados. Hoy directamente no tienen problema en compartir una habitación doble o cuádruple por eso hice una lista de espera para organizarme e ir avisándoles si se libera algún cupo", señaló Laura, dueña de la residencia estudiantil femenina Echesortu.

En esta misma línea, Brenda aseguró que tiene sus 21 lugares cubiertos en Residencia Laprida, donde aloja a chicos y chicas de entre 18 y 25 años. "Las consultas estallaron, sobre todo en febrero, tenemos entre diez y quince por día. Hay gente desesperada buscando un sitios, llaman todos los días preguntando", sostuvo la titular.

Una residencia cercana al predio Ciudad Universitaria de Rosario, conocido popularmente como "La Siberia", también tiene los veinte lugares ocupados por estudiantes de pueblos cercanos y jóvenes que estudian en el Instituto de Seguridad Pública (ISeP) para ser policías, ubicado en calle Alem 2050. En su caso, el promedio de consultas es de tres podía.

El titular de otra pensión estudiantil de la ciudad consideró que el factor especial que tuvo este año fue que "se juntaron dos camadas" de estudiantes. "Coincidieron los que regresa a la ciudad después de la pandemia y tienen que volver a proveerse de un lugar y los que viene por primera vez a estudiar".

El drama habitacional que se vive a nivel local no es nuevo y según Ellena, está relacionado a diversos factores que hicieron que muchos propietarios decidieran mover sus viviendas al mercado de ventas, sacándolas de este otro circuito.

La Universidad Nacional de Rosario (UNR) no fue ajena a esta problemática y uno días atrás comunicó la apertura de una residencia universitaria, en calle Santa Fe entre Corrientes y Paraguay, en el inmueble donde antes funcionaba un hotel. La misma contará con capacidad para albergar entre 150 y 200 alumnos y "estará destinada a alojar a estudiantes de nuestras casas de estudio", tal como confirmó el rector de la UNR, Franco Bartolacci.

El inmueble donde funcionará la residencia de la UNR.

 

Vivir en comunidad

Priscila tiene 26 años y es estudiante de la Escuela Provincial de Artes Visuales, donde se encuentra realizando la formación docente. En diálogo con Ecos365 contó que el año pasado se vio obligada a buscar un lugar a donde mudarse y que amigas le recomendaron la opción de una residencia estudiantil.

Explicó que a la hora de emprender la búsqueda tuvo complicaciones por su edad ya que algunas fijan límites que generalmente rondan los 25 años. En este sentido, opinó que esta barrera no coincide con la realidad que viven muchas personas que deben trabajar mientras cursan, demorando la finalización de sus estudios.

"Por suerte terminé consiguiendo una habitación y estoy satisfecha en donde estoy, encontré una ambiente tranquilo para terminar mi carrera. En mi caso, los alquileres sobrepasaban por mucho mis posibilidades, ya sea tanto en lo económico como en el tema de garantías. Soy artista y estudiante por lo que tampoco cuento hoy por hoy con recibo de sueldo", indicó.

Los papeles que las inmobiliarias piden para ingresar a una propiedad son uno de los condicionantes que llevan a muchos jóvenes a elegir alojarse en una residencia. "No tenemos toda la burocracia de ingreso que tenés cuando querés alquilar un departamento, es mucho más sencillo para la gente que viene de afuera o de otros países", señaló uno de los dueños que conversó con Ecos365.

Para Alex, de 20 años y oriundo de la ciudad santafesina de Avellaneda, la elección de una residencia se dio también por una cuestión de flexibilidad "porque no estaba seguro de si la carrera me iba a gustar y me iba a querer quedar en Rosario". Sin bien al principio contó que no fue fácil adaptarse, al tiempo logró hacer un grupo de amigos que mantiene al día de hoy.

"Una de las cosas buenas que tienen las residencias es que la gente se va renovando todo el tiempo y conocés personas nuevas. Yo en su momento decidí no alquilar porque primero quería asentarme en Rosario y no sentirme tan solo de entrada, poder estar con otros y no tener que preocuparme por ciertas cuestiones operativas", aseguró.

Para Brenda, la posibilidad de tener un espacio donde sentirse contenidos es un gran incentivo para los chicos, sobre todo para los que se encuentran en la franja de los 18 a los 20 años. "Muchos no conocen la ciudad entonces no saben cómo manejarse y se siente seguros al estar en un lugar donde las cosas no dependen de ellos. Donde no tienen que ocuparse de trámites como el pago de impuestos o contratar un proveedor de servicios" sostuvo.

La permanencia promedio de los estudiantes que se alojan en residencias va de 1 a 2 años.

 

En el caso de Mariana, quien nació en Cañada de Gómez y vino a Rosario a estudiar Trabajo Social, estar en una residencia estudiantil fue la opción que encontró al no poder afrontar el costo de vivir sola. "Sinceramente los alquileres en rosario son carísimos y te piden muchas cosas para entrar, por eso un depto nunca fue una chance para mí", dijo.

Acto seguido, compartió una anécdota graciosa para reflejar lo que fue para ella vivir en una lugar de este tipo. "Éramos siete chicas y compartíamos todo, hasta el baño. Llegábamos a vendernos cosas entre nosotras, por ejemplo, yo preguntaba si alguien tenía un papel higiénico porque me quedaba sin y si otra chica tenía se lo compraba o se lo intercambiaba por algo que ella quisiera", contó Mariana.

En cuanto a los precios que se manejan en el rubro, Laura señaló que hoy en día, el valor de sus habitaciones en Residencia Estudiantil Echesortu se ubican en torno a los $10.500 la cuádruple y $11.500 la doble, mientras que en Residencia Estudiantil Laprida van, en promedio, desde los $16 mil las compartida a $22 mil las individuales. Otro dueño afirmó que en su caso, varían de los $10 mil a los $19 mil. Todas incluyen impuestos y servicios pagos y no cobran matrícula de inscripción.

Al borde del cierre

Si bien hoy en día el sector experimenta "un veranito", viene de ser uno de los más jaqueados durante la pandemia. Y es que la virtualidad hizo que muchos chicos decidieran volverse a sus localidades de origen para poder estar con sus familias, aprovechando la oportunidad de cursar a la distancia. El éxodo de estudiantes provocó que a la larga, muchos espacios debieran cerrar sus puertas y otros se volcaran a implementar estrategias diferentes estrategias para poder seguir en pie.

Para Brenda, el caso más icónico de cierre es el de la residencia Universitas que, según opinó, era una de las referentes del rubro y no pudo hacerle frente a la pandemia. La baja en espacios de este tipo también es una causante de que hoy en día a los jóvenes les cueste conseguir lugar.

"En mi caso para sobrevivir tuve que abrir el juego a algunas personas que, si bien tenían la edad apropiada que buscábamos, no estaban estudiando una carrera sino que venía a la ciudad a hacer cursos cortos. También pudimos cobrar una ayuda económica del Gobierno de $20 mil pero solo en dos oportunidades", destacó.

Las habitaciones que se ofrecen suelen ser individuales, dobles y cuádruples.

 

Por su parte Laura contó que estuvo a punto de cerrar las puertas de su pensión y que logró mantenerse hospedando a jóvenes que no eran estudiantes pero trabajaban y buscaban abaratar costos. "De cinco residencias que llamé para ver averiguar su estado de situación, dos habían cerrado. Fue una época muy difícil incluso para las personas porque en pandemia recibía muchas consultas de madres con hijos que se habían separado y buscaban desesperadas un lugar para parar", indicó.

A su vez explicó que ahora se encuentra reacondicionando el sector de su residencia donde actualmente está el quincho para convertirlo en un pequeño departamento, con cocina y baño separados de la casa. El mismo permitirá darle lugar a dos nuevas estudiantes. "No es un aporte significativo al problema de viviendas que estamos atravesando, pero algo sirve", consideró.

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