Las bolsas mundiales atravesaron un “lunes negro”, en el segundo día de contundentes bajas, un “sell off” de corto plazo que consumió para Wall Street las ganancias de los últimos tres meses, mientras que para los mercados europeos implicó regresar a mínimos desde marzo de 2023.
Ahora bien, ¿cuáles son las claves que explican la volatilidad de los mercados en el arranque de la semana?
1) Temor a una recesión en EEUU
La volatilidad en los mercados se disparó a medida que fueron creciendo las preocupaciones sobre la economía estadounidense y ante los resultados de las principales empresas tecnológicas, que no consiguieron cumplir con las expectativas de los fondos de inversión.
Gran parte de la fortaleza que habían mostrado las cotizaciones durante este año se habían apoyado en la confianza de un “aterrizaje suave” para la actividad económica de los países desarrollados, donde los bancos centrales serían capaces de estabilizar la inflación sin llevar a la economía a una fuerte contracción del PBI.
El exterior del edificio Marriner S. Eccles de la Junta de la Reserva Federal en Washington, D.C., EEUU (REUTERS/Sarah Silbiger)
Sin embargo, los últimos datos conocidos en EEUU la semana pasada, con las peticiones de subsidio por desempleo en máximos de casi un año y una suba del 0,5% en la tasa de desempleo, junto con una producción industrial que entró en contracción, llevaron a los inversores a pensar que la Reserva Federal (Fed) podría haber esperado “mucho” para iniciar los recortes de tasas y que la economía del país norteamericano podría enfrentarse ahora a un “aterrizaje forzoso”.
2) Prevén rápido ajuste de las tasas de la Fed
Tras la reunión de la semana pasada de la Fed, cuando decidió mantener sin variantes las tasas de referencia, el mercado descuenta ahora con un 78% de probabilidad un recorte de 50 puntos básicos en los tipos de interés por parte de la Fed en septiembre. Además, podrían aplicarse dos recortes o, incluso, una baja de las tasas entre reuniones, algo excepcional, pero que en los últimos años se dio como emergencia en el marco del Covid-19.
3) “Efecto Sushi”
En el caso de Japón, impactó la suba de tasas aplicada por su banco central la semana pasada. El índice Nikkei de la Bolsa de Tokio tuvo caídas que no se veían desde hace años y uno de los puntos clave es el cruce con el dólar estadounidense y con el resto de divisas. Durante años, los inversores, no sólo de Japón, sino a nivel mundial, pidieron crédito en yenes para aprovechar las tasas negativas o tasas al 0% del país asiático, e invirtieron en diferentes activos y monedas. El incremento del yen relativo al dólar supone un incremento del costo del crédito y de la divisa, lo cual perjudica de manera significativa estas estrategias, denominadas como “carry trade”, que obliga a deshacer posiciones. Además, el Banco de Japón es uno de los mayores actores del mercado, y reducir sus compras tiene efectos importantes más allá del área de influencia asiática.
4) ¿Colapso o corrección?
Algunos analistas consideran que estas caídas en las bolsas mundiales suponen una “corrección saludable” que permitirá entrar a los mercados a unos precios significativamente inferiores a los que se estaban registrando en los últimos días, que en el caso de Wall Street alcanzaban puntos récord. Los resultados corporativos siguieron mostrando crecimiento y si bien la expectativa de la inteligencia artificial se redujo, en el resto de los sectores de la economía todavía hay expectativas positivas.
5) Fuerte impacto en criptomonedas
También se están registrando caídas en el mercado de las criptomonedas, con caídas que llegaron a superar el 13% en el Bitcoin o el 20% en Ethereum. Al cierre bursátil, la criptodivisa más famosa, el Bitcoin, caía un 8%, mientras que el Ethereum moderaba su descenso al 14 por ciento.
Para estos activos, que sufren más la volatilidad generalizada, las dudas sobre la evolución macroeconómica se unen causas específicas del mercado “cripto” que explican las caídas en estos activos. En concreto, los temores a una recesión llevaron a una reasignación del capital por parte de los inversores, alejándose de los activos de mayor riesgo, como son consideradas las monedas digitales.

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