Sin poder importar, pero tampoco fabricar, se achica la oferta de lanchas en Rosario

Las restricciones del Central complicaron todavía más un mercado con mucha demanda pero sin reposición. Mientras tanto, se disparan los precios de usadas

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Las empresas náuticas rosarinas podrían estar viviendo una de las mejores temporadas en mucho tiempo por la enorme demanda registrada. Sin embargo las trabas a las importaciones, agravadas con la última resolución del Central respecto a la restricción a la entrega de dólares, echaron a perder toda perspectiva favorable. Ya no sólo no se puede traer de afuera la lancha terminada, sino que tampoco ingresan insumos necesarios para producirla localmente.

La semana pasada el Banco Central dio a conocer una resolución por la cual limita la entrega de dólares para importar bienes considerados “de lujo”, entre ellos las embarcaciones con un valor superior a los u$s5.000 FOB. “Prácticamente no hay lancha por debajo de ese valor, así que la restricción es casi total”, sentenció Jorge Pinilla, titular de la Cámara Náutica de Rosario.

A modo de ejemplo, destacó que un motor chico cuesta u$s3.000, y agregó que una embarcación hoy vale de u$s50.000 para arriba. Lo curioso es que estas medidas del Gobierno, además de buscar contener la sangría de dólares, apelaban a incentivar la producción nacional de estos bienes, algo que en este caso tampoco es posible por otras trabas.

Hoy alguien que quiere comprar una lancha nueva puede tener que esperar meses, de hecho no le podemos dar una fecha precisa de entrega, y por eso ha subido mucho el valor de las usadas”

“Durante toda la temporada estuvimos con problemas para conseguir motores (que no se producen localmente), entonces por más que fabriquemos acá todo el resto, no podemos motorizar las lanchas y venderlas”, explicó en diálogo con Ecos365. “Hoy alguien que quiere comprar una lancha nueva puede tener que esperar meses, de hecho no le podemos dar una fecha precisa de entrega, y por eso ha subido mucho el valor de las usadas”, agregó.

Lo mismo está ocurriendo con otras piezas, cuyo ingreso está trabado por más que no se fabriquen en el país. “Un negocio complementario a la venta es la reparación, pero como tampoco podemos traer repuestos, estamos muy atrasados con las entregas. Lo único que se consigue es de origen chino, que no es de la mejor calidad”, apuntó.

Esto se produce en el marco de una alta demanda en el sector por varias razones: por un lado, porque tal como venía ocurriendo en el mercado automotriz, aquel que tiene ahorro en dólares puede hacer una diferencia importante al pagar al tipo de cambio oficial. Pero además, las dificultades para viajar por la pandemia llevaron a que muchos rosarinos se volcaran al río, acrecentando una tendencia que ya lleva varios años.

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