A los talleres de arte los alumnos suelen dejar de ir porque se enferman, se cansan o inician otra actividad. En Villa Banana no. Tres chicos que iban a un mismo espacio recreativo y expresivo en ese barrio de la zona oeste de Rosario fueron acribillados a balazos o murieron por una infección evitable, consecuencia del abandono.

La violencia y la marginalidad extrema se condensan y evidencian en ese punto. En el Taller de Arte de los lunes a la tarde en la Banateca, la biblioteca popular que tiene la organización Causa en el Pasaje Independencia al 4300.

Tres de los alumnos de ese espacio no estarán en la próxima clase. A Pamela Soledad Gómez la mataron en el ataque a tiros que realizaron desde una moto la medianoche del jueves 4 de abril pasado. La balacera ocurrió sobre un pasillo de la zona de Lima al 2700, casi 27 de Febrero, frente al Distrito Oeste.

Kevin A., de 13 años, recibió parte de la ráfaga de tiros en su espalda y fue internado en muy grave estado en el Hospital de Emergencia Clemente Álvarez (Heca).

Siete meses antes, una nena, familiar de ese chico atravesado por las balas, murió como consecuencia de una infección producto de la pediculosis. Los piojos le provocaron heridas en el cuero cabelludo que derivaron en una complicación de su salud hasta perder la vida.

“El Estado no ha llegado nunca a tiempo en estas cosas. Nosotros tratamos de acompañar desde la cultura, desde lo educativo y cuando los problemas aparecen los tratamos de resolver, pero este es un tema que nos excedió en mucho”, aseguró Facundo Peralta, referente de Causa.

A los cinco talleres que esa ONG tiene en Villa Banana por la tarde (Arte, Juegos, Artesanía, Música y Circo) asisten unos 20 pibes. A la mañana, de lunes a viernes de 9 a 12, funciona un espacio de cuidado de niños de 0 a 5 años en donde además trabajan varias mujeres del barrio como cuidadoras. Organizan en otros puntos talleres de carpintería, albañilería y fútbol en el club 27 de Febrero.

“En el caso de Pamela Soledad ella también iba a la escuela y estaba contenida. Pero acá se junta todo: la exclusión y la extrema pobreza con la violencia de los grupos narcos que se disputan estos barrios”, señaló Peralta.

“Cuanto peor sea la situación económica y la falta de empleo, es un terreno más propicio para estas bandas que usan a los pibes. Seguramente los que tiraron (en la balacera del jueves a la noche) participaron de algunos de los talleres que ofrecen las organizaciones en el barrio”, agregó el titular de la agrupación que junto con Comunidad Rebelde tienen presencia en el barrio.

Una disputa desigual

Días antes a la balacera que dejó una adolescente muerta y otros dos heridos, el viernes 29 de marzo fue asesinada -también por dos sicarios en una moto- una joven de 26 años. El ataque fue sobre Gutenberg y 27 de Febrero, a metros del Distrito Oeste.

Ambos hechos fueron vinculados a disputas entre bandas que se dedican al narcomenudeo. Una situación similar se replica en barrios como Tablada, Ludueña, Empalme o Cabín 9.

“Los barrios populares hoy están dominados por los narcos. Nosotros podemos hacer todo el esfuerzo que venimos haciendo pero el dominio lo tienen ellos, hace mucho. No es de ahora, hace cinco o seis años. Las organizaciones sociales se lo intentamos disputar pero en una situación muy despareja”, analizó Peralta.

“Ellos tienen dinero, el monopolio de la fuerza porque tienen las armas, muchas armas, en Villa Banana hay un arsenal con las 9 milímetros y ametralladoras, y además algo que le ofrecen a la gente para el consumo que es muy atractivo: la droga”, continuó.

El referente de Causa contrapuso: “Los movimientos sociales tenemos deporte, cultura, educación y proyectos productivos y de empleo. Pero lo que hace falta es la intervención del Estado para acompañar de una manera más decisiva a las organizaciones, que disputamos esto en desventaja”.

La presencia del Estado, muchas veces, juega en contra: la mayoría de las bandas tienen complicidad o apoyo de parte de la Policía, algo que se comprobó por ejemplo en el juicio a Los Monos.

Peralta sí rescató la experiencia del programa Nueva Oportunidad de la provincia, con talleres destinados a la juventud, de 14 a 30 años. “Claro que eso no alcanza para paliar una situación que es terrible. Se necesita una batería de cosas y sobre todo el acompañamiento a los movimientos sociales de una forma más clara en los barrios”, dijo.

Un detenido y tres bandas en guerra

La Brigada de Homicidios de la PDI detuvo este sábado a las 11, con la orden de la fiscal Marisol Fabbro, a uno de los sospechosos del homicidio de Pamela Soledad, ocurrido a las 23.45 del jueves 4.

El joven Brian Joel, alias Bocacha, había sido identificado por testigos, y fue arrestado en calle Agneta al 4100. Fue trasladado al seccional 32°.

El accionar se llevó a cabo después de las denuncias de las organizaciones y las familias de los chicos heridos, quienes señalaron que el patrullero demoró en llegar al lugar de la balacera y que existe complicidad policial con los delincuentes del barrio. Yanina, la tía de Soledad, habló con El Tres y describió un estado de desprotección total.

Desde el Ministerio de Seguridad aseguraron que el día del ataque el móvil policial “llegó a los 4 minutos del llamado”, algo que está comprobado por el sistema de GPS. 

“Las fuerzas de seguridad de la provincia junto a fiscalía están trabajando desde hace tiempo con el objetivo de desarticular las organizaciones dedicadas al delito en esa zona”, señalaron sobre la supuesta connivencia entre narcos y agentes.

En ese barrio, añadieron las fuentes, hay tres bandas enfrentadas: la “Banda del Sapo”, que es un narco histórico del lugar, “Los Cuatreros”, investigados por extorsión y amenazas calificadas, y un grupo de Villa Gobernador Gálvez. Adelantaron que los allanamientos y las detenciones van a continuar.