Entre los tantos cambios que el siglo XXI exhibe en materia de igualdad de género, el del control de la fertilidad puede tomarse como un ejemplo de evolución: en Rosario, al igual que en todo el país, han aumentado notablemente la cantidad de vasectomías realizadas en hospitales públicos y privados. Tanto que especialistas consultados admiten un crecimiento “exponencial”, del 50 o 60% con respecto a cinco años atrás.

“Desde 2018 las vasectomías empezaron a tener un repique y vimos un aumento interesante. Claramente ha aumentado el número de vasectomías en todos los niveles económicos y educacionales. Y yo creo que el punto de partida es la toma de consciencia de la población masculina: el hombre se está empezando a hacer más cargo de su fertilidad o de su anticoncepción”, dice Daniel Lizzi, urólogo que trabaja en el Cemar como encargado de cirugía ambulatoria.

Para este especialista, hay un enfoque diferente en la sociedad: “Siempre se le cargó a la mujer el compromiso de tomar anticonceptivos. Y si quedaba embarazada, era responsabilidad de ella. Se decía 'fulana de tal se quedó embarazada'. Pero de la nada no queda encinta una persona: mayormente hay un contacto entre dos. Y hoy el hombre ha tomado otra responsabilidad”.

Un dato muy importante es la vigencia de la ley nacional Nº 26.130, sancionada en 2006, que establece que las personas mayores de edad pueden acceder de manera gratuita a la vasectomía. El Código Civil vigente reconoce que desde los 16 años las personas pueden tomar de manera autónoma todas las decisiones sobre el cuidado de su cuerpo y sólo es requisito dejar constancia por escrito de la decisión después de recibir información completa y comprensible. No hace falta el consentimiento de la pareja ni de nadie más, ni tampoco haber tenido hijos. Y los hospitales, sanatorios privados y las obras sociales están obligados a cubrirlo por completo.

Qué es una vasectomía

“La vasectomía es un método anticonceptivo quirúrgico en el que se cortan los conductos deferentes, que son los que llevan los espermatozoides desde los testículos hasta la uretra”, explica el doctor Alberto Villaba, urólogo y andrólogo, también especialista en cirugías mini invasivas de próstata de última generación.

Según Villalba, “hay dos tipos de cirugía, una convencional y otra sin bisturí: lo menos invasivo es la segunda, porque se usa anestesia local, se opera con microscopio, se hace apenas una incisión de 1 cm de máximo y el paciente en pocos minutos está operado. Se queda en internación ambulatoria y en dos horas está en su casa”.

La recuperación es inmediata, con los parámetros de cuidado necesarios. Y la actividad sexual se puede iniciar a partir del cuarto o quinto día de la intervención. Es importante resaltar que para obtener el resultado, se tendrá que esperar tres meses o un mínimo de 20 eyaculaciones porque inmediatamente después el paciente seguirá eyaculando espermatozoides hasta que transcurra ese período o se cumplan esa cantidad de poluciones; luego se constatará a través de un espermograma que no haya más espermatozoides y allí sí podremos decir que ya no podrá fecundar”, aclara.

Acerca del volumen de la eyaculación, el médico subraya que “tendrá el mismo volumen, solo bajará entre un 5 o 10% porque lo que se pierden son los espermatozoides. Pero la eyaculación tendrá los mismos líquidos seminales, sin los espermatozoides que vienen del testículo”.

Si se compara con la ligadura de trompas de la mujer, la vasectomía es más sencilla: “Se hace más accesible por la anatomía del hombre: el conducto deferente es fácil de ubicar en la bolsa escrotal, por encima del testículo, entonces se accede manualmente sin necesidad de ingresar a una cavidad abdominal. Es un método menos agresivo y no es invasivo: tan es así que se usa anestesia local y en 15 minutos la persona está operada”, dijo Villalba.

En Rosario, un boom

La doctora Antonela Gioielli (uróloga y andróloga, especialista en disfunción eréctil y fertilidad que trabaja en el Sanatorio Británico y es directora del Instituto Filópolis, un centro interdisciplinario de psicoterapias, sexualidades y salud integral) asegura que en la ciudad ha aumentado mucho la cantidad de vasectomías realizadas en los últimos años: “Seguramente ha habido un aumento del 50 o 60% con respecto a cinco años atrás. Hace tres o cuatro años yo hacía tres o cuatro al mes; ahora hago diez; es exponencial el crecimiento”, le dijo a Rosario3.

El doctor Lizzi cuenta que “en la parte privada, vemos gente de buen nivel socieconómico que viene y la pide mucho más que antes; y a nivel público, se ven personas de nivel socioeconómico bajo que la piden por diferentes motivos: porque ya tienen muchos hijos y no quieren tener más; otros te dicen ‘no tengo hijos, pero no quiero tener por voluntad propia’ porque la han pasado mal con sus padres, que los han abusado, maltratado, y tienen miedo de cometer el mismo daño con un hijo propio. Pero hay un claro aumento”.

Por su parte, Alberto Villalba observa que “hay varios grupos: hay pacientes del rango de los 25 a los 30 años, los de la nueva generación, que por factores sociales, culturales, religiosos o de orientación sexual deciden sobre su cuerpo y su capacidad de manejar la fertilidad, y toman la decisión de no tener hijos. Y luego hay otro grupo etario entre 40 y 50, donde está el mayor pico de consultas, que son hombres establecidos y con hijos que deciden, por una situación inherente a él o su pareja, manejar su fertilidad evitando los riesgos de los métodos anticonceptivos de la mujer y tomando la decisión de operarse”.

Las obras sociales, obligadas a cubrirla

Desde una reconocida obra social a nivel nacional comentaron que “es un procedimiento de cobertura obligatoria. Esto es en cumplimiento de una ley que salió en 2006, la ley 26.130, que regula de las prácticas de esterilización definitiva tanto para hombres como mujer. Hablamos de vasectomía y ligaduras de trompas, con lo cual debemos cubrirlas al cien por cien, consulta y cirugía”.

“Las obras sociales tienen en su cartilla profesionales que realizan estas prácticas, aunque algunos médicos tienen el derecho a decir que no la quieren hacer. Esa es la denominada ‘objeción de consciencia’, pero las instituciones sanatoriales están obligadas a tener profesionales que sí la hagan", añadieron.

Al respecto, el doctor Lizzi señaló: “Si la persona es un adulto mayor y está sano mentalmente, no puedo negarme. Quizás sí asesorarlo para que vaya a un psicólogo, pero estamos obligados a realizar el proceso”.

Otro dato: los servicios de salud que cuenten con los medios técnicos deben cumplirla pero, en caso de no poder dar respuesta, deben garantizar la derivación oportuna a un centro en donde sea posible realizar la práctica.

Desde otra obra social local dieron una referencia sobre el costo que tiene una vasectomía: “los honorarios profesionales oscilan en los $25.000 pesos, a lo que hay que sumarle 10.000 de internación, otros 10.000 de anestesia y 5.000 mil en descartables. Eso da un total más o menos de 50.000 pesos, hay que redondear ahí”.

La falta de información ha dejado del lado de la mujer el cuidado de la fertilidad.

¿Se puede revertir?

La doctora Antonela Gioielli remarca que el efecto de la vasectomía puede revertirse, pero se trata de una cirugía más delicada que la primera. Y deja en claro que se sugiere meditar profundamente antes de hacerla para tomarla como un procedimiento definitivo: “No se debe hacer pensando en que se puede revertir. Esa es la indicación más allá de que haya una ley que avale que te la podés hacer”.

Villalba enfatiza: “En mi profesión uno está trabajando tanto en la concepción como con aquellas personas que no quieren tener hijos. Estamos en los dos extremos de la salud reproductiva. Y yo tengo una frase: si uno busca reversibilidad, no hay que ir a lo quirúrgico. Porque la cirugía se plantea para que un paciente esté bien informado, ejerza este derecho, tome esta decisión y no se arrepienta. Porque sí puede ser reversible, pero nuevamente hay que someter al paciente a un acto quirúrgico, con todo lo que eso significa".

Según Gioielli, “la tasa de efectividad de la reversión va del 50 al 80%. Y es una cirugía que no es complicada, pero sí meticulosa y más prolongada que la vasectomía porque trabajamos con un microscopio quirúrgico ya que necesitamos aumento para ver la luz, el interior del conducto que tenemos que volver a suturar”.

Pacientes arrepentidos son pocos. En promedio hago 10 vasectomías al mes y sólo he visto dos casos de personas que se han arrepentido. Generalmente son decisiones muy pensadas”, añadió.

¿Pero qué ocurre si la persona se arrepiente de la vasectomía pero por determinadas cuestiones médicas no se puede indicar una reversión?: “Lo que sí se puede hacer es una biopsia testicular: se saca tejido testicular, se buscan espermatozoides y eso sirve para hacer un tratamiento de fertilidad”, comentó la médica.

“La reversión se hace para que la persona pueda buscar un embarazo en forma natural, por eso para indicarla hay que tener en cuenta varios factores: por ejemplo, la edad de la pareja del paciente, porque pueden tardar hasta un año en aparecer espermatozoides otra vez; el tiempo que tienen para buscar es importante, porque si la pareja tiene una baja reserva ovárica no podemos esperar mucho y ahí se debería indicar un tratamiento de alta complejidad e ir a una biopsia de testículo; y también hay que contemplar el deseo de seguir vasectomizado después de la búsqueda de un nuevo hijo, por lo que ahí también se puede hacer una biopsia de testículo”, enumeró.

Mitos y verdades de la vasectomía

¿Es cierto que la vasectomía puede generar un desbalance hormonal, que puedo perder el deseo sexual o que voy a tener problemas de erección? “Todo eso es un mito: lo único que genera la vasectomía es la interrupción del paso para que el hombre no expulse el espermatozoide, pero no tiene nada que ver con la función sexual, el orgasmo, el deseo ni la modificación de hormonas. Está comprobado que eso no está afectado”, dijo Alberto Villalba.

Lo que sí los profesionales consultados remarcaron es que la vasectomía no previene el contagio de enfermedades de transmisión sexual, como sífilis, gonorrea, HIV o hepatitis: “La vasectomía no es un método de barrera: sólo hará que esa persona no pueda tener hijos, pero no estarán exentos del riesgo de contagiarse de una enfermedad sexual si no se protegen”, sentenció.