Pasado un mes del crimen del pastor Eduardo Trasante, ocurrido el 14 de julio en su casa de San Nicolás 3638, la Agencia de Investigación Criminal (AIC) realizó tres allanamientos en Rosario. Dos personas fueron demoradas por el hallazgo de dos armas de fuego que, en principio, no tendrían relación con la causa.

Los procedimientos se llevaron a cabo en Cerrito al 4400, en Moreno al 3900 y en Riobamba al 6000. En el último domicilio se procedió a la aprehensión de dos personas por el secuestro de dos armas de fuego que no serían las que se utilizaron para el asesinato del ex concejal de Ciudad Futura, ya que no eran calibre 9 milímetros, el que se presume que usaron para matarlo.

La Tropa de Operaciones Especiales colaboró en los procedimientos

La casa de Riobamba al 6000 pertenece a la familia de Brian Nahuel A., uno de los dos acusados de haber comprado el Peugeot 308 en el que se desplazaron los sicarios que mataron a Trasante.

En ese domicilio ocurrieron las incautaciones de dos revólveres calibre 32 y 38, las dos aprehensiones y también el secuestro del teléfono de la pareja del imputado, que estaba en el lugar. Será la unidad fiscal de Flagrancia en turno la que decidirá si lleva a audiencia imputativa a los demorados.

Los elementos secuestrados en los operativos

En el operativo se incautaron una moto, nueve celulares –entre ellos, el de la novia de Brian A.–, cinco pen drive y cartuchos calibre 9 milímetros y calibre 28.

El concejal de Ciudad Futura Juan Monteverde denunció este sábado en Radiópolis Weekend (Radio 2) que en la causa "plantaron un testigo falso" y que aún la querella representada por Gabriela Durruty no pudo acceder al expediente completo.

“En la causa que investiga el crimen están haciendo cualquier cosa, porque quieren cerrar la investigación apuntando contra la víctima”, dijo Monteverde en un acto realizado a un mes del crimen. Y agregó: “Hasta plantaron un testigo falso para desviar la investigación y decir que el asesino de Eduardo era un pibito. Pero el pibe se quebró y confesó que estaba obligado a decir que fue «un ajuste de cuentas»”.