El juez federal de San Nicolás Carlos Villafuerte Ruzo procesó a cinco integrantes de una banda dedicada a secuestros extorsivos en Rosario y territorio bonaerense. El grupo fue dado por desbaratado casi en su totalidad hace diez días al cabo de una redada de la Policía Federal en provincia de Buenos Aires. Se le atribuyen tres secuestros, de los cuales en dos cobraron importantes sumas en dólares. Uno de ellos, el de un financista rosarino involucrado en causas por estafas, que no fue denunciado. El tercer secuestro, ocurrido en octubre, quedó en grado de tentativa. Las víctimas fueron la mujer y el hijo de un empresario rosarino, dueño de una droguería. La policía intervino rápidamente y los secuestradores optaron por abortar la operación y liberar a las víctimas. El otro expediente refiere al secuestro de un empresario de Villa Ramallo.

Los hampones –cuatro hombres y una mujer– fueron procesados por distintos delitos a prima facie, entre ellos una integrar asociación Ilícita para cometer delitos, por delitos de secuestro extorsivo agravado; amenazas, robo, extorsión tenencia de arma. El hijo de uno de los cabecillas recibió la falta de mérito en los expedientes por los secuestros, pero quedó ligado a la asociación ilícita.

El comerciante Claudio Daniel Coto (62), oriundo de Martínez, provincia de Buenos Aires, y el mecánico y pintor de Wilde Néstor Adrián Santabaya (59), fueron procesados como jefes de la banda.

También quedaron detenidos con prisión preventiva Emiliano Mario Andrés Acuña (37), oriundo de Moreno y, según dijo, de profesión animador de eventos infantiles; el porteño Sebastián Ezequiel Pugliese (45), cerrajero; Silvia Beatriz López (42) y Nicolás Adrián Santabaya (30), hijo del cabecilla.

El 10 de octubre una mujer que seguía su rutina, bajó, como de costumbre, de su departamento de la torre Aqualina de barrio Martin al garage con su hijo. Eran las 7 de la mañana. Como todos los días, iba a llevar a su nene en auto a la escuela.

De repente tres delincuentes armados, dos de ellos con guantes puestos, la obligaron a ella y al niño a entrar a una trafic blanca, que curiosamente logró ingresar a la torre de Libertad al 300 después de haber clonado el control remoto de un vecino.

Lo que pasó después es la historia de un secuestro más, perpetrado por una organización que, aparentemente, se dedicaba a este tipo de hechos violentos y que ya cometieron otro en Rosario, cuando mantuvieron cautivo a al financista Jorge Oneto en junio de 2021 por el que se estima que se pagó un rescate de 80 mil dólares y más de un millón de pesos. Y otro en enero de 2023, cuando retuvieron en una casa a un hijo del empresario fallecido Gustavo Degliantoni que fue interceptado en Villa Ramallo, donde se abonó un rescate de 600 mil dólares.

El secuestro extorsivo de octubre trascendió recién a mediados de diciembre porque luego de un trabajo coordinado entre Javier Arzubi Calvo y María Virginia Sosa–Fiscalía Nº 1 de Rosario–, Matías Di Lello –de San Nicolás– y Santiago Marquevich –a cargo de la unidad Fiscal Especializada en Criminalidad Organizada–, la División Antisecuestros de la Policía Federal logró establecer que quienes planificaron y ejecutaron el plan integran una banda bonaerense que hace tareas de inteligencia y se maneja de manera “profesional”.

En 16 allanamientos que se hicieron el martes 19, la División Antisecuestros de la Policía Federal detuvo a los seis integrantes de la banda que ahora fueron procesados por el juez Villafuerte Ruzo.

El magistrado dictó embargos millonarios sobre los bienes de los detenidos. Todos los involucrados, al menos en esta etapa de la investigación, recibieron la falta de mérito en el secuestro del financista rosarino, perpetrado en julio de 2021. En su momento, el hecho no fue denunciado.