La imputación por homicidio y otros delitos contra un joven señalado como soldadito de la banda los Salteños, el grupo dedicado al narcomenudeo que en marzo fue blanco de un levantamiento barrial a raíz del crimen del niño Máximo Gerez, es un botón de muestra de cómo ese clan operaba en el sector conocido de Los Pumitas, en Empalme Graneros: mediante amenazas y sin reparos para disparar. Las circunstancias del asesinato de Luis Alfredo Cañete, un vecino de 34 años ejecutado en agosto pasado, dan cuenta de ello. Según la investigación, este hombre tuvo un entredicho con un tiratiros que, frente a varios testigos, lo mató de seis disparos. Durante meses, los investigadores se toparon con un muro de silencio y la pesquisa se mantuvo estancada.

La cerrazón sobre este caso terminó a partir de los sucesos del 7 de marzo, cuando la furia de los vecinos se desató al término del funeral de Máximo, el pequeño cuya vida se terminó abruptamente tras ser alcanzado por las balas que se generaron por una presunta interna entre los Salteños y otra gavilla que se dirimen el negocio del narcomenudeo en la zona.

Según fuentes judiciales, el Walter “Rengo” Segovia (21) fue uno los integrantes de los Salteños que se parapetó en el techo de la casa-aguantadero de Cabal al 1300 bis a enfrentar el asedio de los vecinos hartos de la impunidad.

Segovia vestía una camiseta de la selección argentina mientras esquivaba piedrazos y arrojaba botellas de cerveza en una batalla desigual. Ese 7 de marzo, Rengo salió de la casa, que quedó hecha añicos, escoltado por personal policial al igual que otros familiares de Cristian “Salteño” Villazón.

Dos días después Segovia fue imputado en una misma audiencia con Juan José, padre de Cristian, y la madre, María del Carmen Campos.

En esa ocasión, la fiscal María de los Ángeles Granato le atribuyó a Segovia haber comprado en marzo de 2020 una motocicleta Honda 125 “a sabiendas” de que era robada, y que tenía pedido de captura desde diciembre de 2019. Por ese hecho, le imputó el delito de encubrimiento agravado por ánimo de lucro. Y haber ingresado a un domicilio particular de Pasaje San José al 2500 sin el consentimiento de los propietarios, mediante una amenaza con una pistola calibre .22, al parecer buscando refugio de una persecución policial.

Por esas acusaciones, Segovia se mantenía en prisión preventiva, alojado en la cárcel de Piñero.

La caída del dominio territorial del clan de los Salteños allanó el camino para que algunos vecinos se animaran a hablar sobre otros hechos criminales atribuidos a este grupo.

El equipo del fiscal Alejandro Ferlazzo recibió al menos seis testimonios de testigos presenciales que señalaron a Segovia como el matador de Luis Alfredo Cañete (34), una de las seis personas que fueron asesinadas a tiros en Los Pumitas en 2022.

Este jueves la imputación señaló que el 20 de agosto a las 18.10 el Rengo Segovia abordó a Cañete cuando este se desplazaba en una Honda Tiran roja por Ottone al 1200 bis (intersección de Ottone con el pasaje Santa Clara, paralela al club Los Pumas), y lo hirió de por lo menos cinco tiros causando su deceso producto de hemorragia torácica masiva (shock hipovolémico). Luego sustrajo la motocicleta de la víctima y se retiró del lugar acarreando el vehículo.

“El crimen fue cometido en plena tarde delante de todos y nadie quería hablar”, indicó una fuente judicial.

El preludio del asesinato, según la Fiscalía, fue un intento de robo protagonizado por el propio Segovia contra “un pibe del barrio”. Cañete “intercedió e impidió el robo, pero el Rengo volvió armado y lo mató”, dijo un investigador. Al retirarse con la moto de la víctima amenazó a los presentes.

Por esa secuencia, la jueza Verónica Silvana Lamas dictó prisión preventiva por los delitos de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, hurto agravado (calamitoso) y portación ilegítima de arma de fuego de guerra.