Lejos de las promesas y decisiones políticas que siempre parecen llegar tarde o no llegar, los números hablan por sí solos. Este mes de abril, si se toma nota de los fallecidos en hospitales tras ser atacados en general a balazos -algunos hace semanas-, ya se registraron 19 homicidios. 

En menos de 24 horas, en Rosario se registraron seis decesos de personas por causas violentas, en general muertes a balazos. Sin ir tan lejos, en la madrugada del martes personal policial informó que un hombre fue acribillado en barrio Triángulo, mientras que en la zona oeste encontraron un auto incendiado con dos cuerpos no identificados en su interior, de los cuales aun falta la autopsia para determinar si se trata de dos homicidios más. 

Cada crimen parece subir el nivel de atrocidad. El asesinato de un joven este lunes frente a su hija de 4 años cuando iban camino a la escuela o el de Ayelén, de 24, que por pedir a un adolescente de 14 que "no tire tiros al aire", terminó asesinada, son solo algunos de los casos que cada vez más quitan la capacidad de asombro y de espanto. 

El mes de enero fue, en este año, uno de los más violentos, con alrededor de 20 asesinatos. Pero este mes de abril no está dando tregua. Siguen las balas, siguen las muertes. 

Las comparaciones dicen que son odiosas, pero es inevitable no cotejar por ejemplo este mes de abril con el mismo de 2021, año que terminó con 241 crímenes. El año pasado el cuarto mes finalizó con veinte muertes violentas. Aun faltan 11 días para que termine este abril 2022 y la escalada de violencia parece que marcará un nuevo y triste récord.

"Guerra entre bandas", "daños colaterales", "zonas liberadas", "ajustes de cuentas" y tantos otros títulos que ponen a Rosario desde hace años en la crónica policial del país. En el mientras tanto, soluciones que no llegan, promesas que no se cumplen.