Los nutricionistas explicaron que "unas 30 mil personas se encuentran bajo un tratamiento de diálisis debido al aumento de los valores de fósforo en la sangre que ocasionan la ERC".

"En condiciones normales, el riñón elimina el excedente del fósforo que se encuentra en la sangre, pero cuando su función se ve alterada, el fósforo comienza a acumularse y desarrolla la hiperfosfatemia que genera complicaciones a nivel óseo y del corazón", dijo el nutricionista Juan Cruz Pourtau.

La ERC es la reducción lenta, progresiva e irreversible de la filtración glomerular -caracterizada por episodios recurrentes de sangre en la orina- que se asocia a la pérdida de las funciones ejercidas por el riñón.

"Se estima que entre el 30 y el 50% de las personas con diálisis superan los niveles de fósforo en sangre recomendados", explicó Ingrid Karpenko, y agregó que "el fósforo es un mineral presente en los alimentos que cumple funciones esenciales en nuestro organismo, pero su exceso en la sangre puede traer complicaciones para la salud".

El Grupo de Estudio de Nutrición y Riñón del Colegio de Nutricionistas de la provincia de Buenos Aires alertó sobre "la alta prevalencia de fósforo en personas con tratamiento sustitutivo de la función renal mediante hemodiálisis ya que el consumo es cada vez mayor debido al incremento del consumo de productos ultraprocesados que contienen múltiples aditivos ricos en fósforo".

"Una alimentación saludable y controlada evita seguir ingiriendo ese fósforo extra que no podrá ser excretado correctamente, por lo que una alimentación controlada mejora la expectativa y calidad de vida de las personas en tratamientos de diálisis", explicó Pourtau.

Desde el Colegio advirtieron que la hiperfosfatemia es un componente crítico de la enfermedad mineral y ósea que aumenta el riesgo de fracturas y osteoporosis, y se asocia con una mayor mortalidad cardio vascular en este grupo de pacientes.

Para evitar esta dolencia, recomendaron mantener una alimentación en base a alimentos naturales como vegetales, frutas, cereales integrales, legumbres, carnes; preparar alimentos en el hogar; reducir el consumo de ultraprocesados cárnicos como fiambres, embutidos, hamburguesas industriales y salchichas; elegir agua como fuente de líquido y evitar la ingesta de gaseosas.