Preocupación "fina": la siembra de trigo en la Zona Núcleo tendría una fuerte caída

La falta de agua en la región es una gran preocupación ya que no están dadas las condiciones para sembrar. Proyectan 650.000 ha 

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Si abril hubiese cumplido con la media (120 mm) de lluvias y mayo estuviese acompañando con pronósticos de tormentas, se estaría ante la proyección de una siembra récord, con casi 2 millones de hectáreas como intención para el ciclo 2023/24. Lamentablemente, con solo el 30% de las lluvias de abril y pronósticos muy desfavorables hasta el 10, e inclusive al 15 de mayo, el escenario para la siembra de trigo se presenta como el más seco de los últimos 15 años. Por lo tanto, la intención de siembra en la región núcleo va disminuyendo acorde con la probabilidad de lluvias, por lo que, por el momento, se proyecta un área de 650.000 ha. Esto representa un 50% menos que hace un año atrás.

Así, se estaría en un nivel de siembra que caería a los años previos del 2016, años en que, con un margen ajustado, se apuntaba a un trigo de 25 a 30 qq/ha. A partir del 2016, con la mejora de los márgenes, el trigo se transformó en un cultivo de gran valor para la región núcleo. Cambió el manejo y se aplicó mayor tecnología, para alcanzar rindes de 50 a 55 qq/ha. El 2016 ha sido una gran bisagra para el trigo. Antes de ese año, rara vez logró superar las 700.000 ha y era impensable obtener promedios de casi 50 qq/ha como obtuvo la región en la campaña 2021/22.

En la región núcleo, el productor necesita sembrar, pero no hay agua suficiente en los perfiles. La foto de hoy arroja una proyección de caída en la intención de siembra del 50%. 

En San Gregorio, en el sur santafecino, los técnicos explican que los productores “buscan una revancha financiera rápida con el trigo”. Sin embargo consideran que es muy arriesgada, porque “la campaña está muy complicada desde el inicio, no hay agua suficiente en los perfiles”. En esta semana  comenzaron la toma de muestra de agua útil. Estiman que puede estar entre el 20 y el 30%, cuando, en un año normal, lo mínimo requerido para sembrar es un 60%. “Recomendamos seguir el nivel de agua útil, porque ahí está la clave del riesgo que se quiera asumir. Nuestro límite va a estar en el 50% de agua útil”.

Los asesores explican que, “en casos puntuales, se hará trigo como cobertura, sin fertilizar. Y hacia fin de agosto, según como llueva y esté el cultivo, se podría fertilizar y dejar a cosecha o cortarle el ciclo”. Por último, aclaran que si bien la fecha límite de siembra que manejan es el 10 de julio, saben que durante junio y julio el aporte pluvial es escaso, por lo que el límite real es fin de mayo.

Desde Piedritas  coinciden en que el foco  está puesto en  lo que pase con las lluvias en los próximos 15 a 20 días.

En San Pedro las intenciones de siembra están, pero faltan más de 100 mm para sembrar: “esperaremos a julio para  ver si se recargan los perfiles. La otra alternativa es esperar hasta julio y decidir si las condiciones están para la siembra de arveja”.

Desde El Trébol ya ven una caída del 20% respecto a un año atrás, pero de no llover a tiempo proyectan que la reducción sería mucho más acentuada.

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