¿La hegemonía del dólar tiene fecha de vencimiento? El auge de las stablecoins asiáticas que desafía a la superpotencia

Te traemos las noticias más destacadas del sector: Un nuevo orden financiero se gesta en Asia con la llegada de las stablecoins en yenes y wones, mientras el ecosistema cripto local avanza a toda marcha, tokenizando activos impensados

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A veces uno piensa que la historia se repite, ¿no? Vueltas y vueltas y los mismos temas. Pero cuando miramos de cerca el panorama global de las criptomonedas, nos damos cuenta de que no es que la historia se repita, sino que estamos en un punto de inflexión donde las viejas potencias buscan redefinir su rol en un tablero financiero completamente nuevo. Y si bien mucho se ha hablado de la contienda entre Estados Unidos y China, la realidad es que hay otros actores clave que están moviendo sus fichas, y lo que está pasando en Asia bien podría ser el inicio de una partida de ajedrez que nos va a dar que hablar.

Imaginen esto: Japón, una de las economías más importantes del mundo, está a punto de dar un paso que muchos creían imposible hace solo unos años. Por primera vez en su historia, la Agencia de Servicios Financieros del país se prepara para aprobar la emisión de stablecoins denominadas en yenes. Esto no es una noticia menor, no es un experimento de algún desarrollador audaz, es el gobierno mismo allanando el camino para una moneda digital vinculada directamente a su moneda nacional. Y no es que las stablecoins no existieran, claro que sí, pero esta sería la primera vez que una de ellas está oficialmente respaldada por el yen. Para lograrlo, una empresa fintech de Tokio llamada JPYC se registrará como firma de transferencia de dinero para encabezar el lanzamiento. Su plan es simple y poderoso: emitir tokens con un valor fijo 1 a 1, respaldado por activos de alta liquidez, como depósitos bancarios y bonos del gobierno japonés. ¿Y qué tiene de interesante esto para nosotros? Bueno, pensemos en lo que sucedió en Estados Unidos: los emisores de stablecoins se convirtieron en grandes compradores de bonos del Tesoro estadounidense, usándolos como garantía para los tokens en circulación. Los especialistas japoneses sugieren que este mismo fenómeno podría replicarse en su país, creando un nuevo mercado para los bonos nacionales y entrelazando la economía tradicional con la digital.

Pero si creen que esto es solo una jugada aislada, se equivocan. La movida parece ser regional. Muy cerca de Japón, en Corea del Sur, la Comisión de Servicios Financieros también tiene planes avanzados para un marco regulatorio de una stablecoin respaldada por el won. Se espera que el proyecto se presente ante la Asamblea Nacional en octubre, como parte de la segunda fase de su Ley de Protección de Usuarios de Activos Virtuales. Este marco buscaría establecer requisitos claros para la emisión y gestión de estas monedas.

Tanto el impulso de Japón como el de Corea del Sur no son, en definitiva, un acto de amor repentino por las criptomonedas, sino una estrategia para buscar sus propias soluciones y no depender exclusivamente del dólar estadounidense. Y, para sumarle picante al asunto, el mismísimo China, una jurisdicción que ha sido durísima con las criptomonedas, está considerando permitir stablecoins respaldadas por el yuan. Esto es un cambio radical si consideramos que tienen el trading y la minería prohibida desde hace cuatro años. Todo esto, después de la asunción de Donald Trump, con el objetivo de hacerle frente al resurgimiento del dólar como moneda dominante a través de las stablecoins. Es una jugada audaz y nos demuestra que el mundo, lejos de estancarse, está en un proceso de redefinición financiera donde las criptomonedas juegan un rol central.

Un camino lleno de controversias y oportunidades

Mientras las potencias asiáticas se preparan para formalizar sus monedas digitales, aquí y en el resto del mundo, el ecosistema sigue su curso, con sus luces y sus sombras. No todo es color de rosas, por supuesto. Miren, por ejemplo, el caso que se desbloqueó en Estados Unidos. La jueza Jennifer Rochon liberó 57,6 millones de dólares en USDC que estaban congelados a raíz del escándalo del token Libra, dando acceso a los fondos a Hayden Davis y al ex director ejecutivo del exchange descentralizado Meteora, Ben Chow. Estos fondos habían sido congelados en mayo por una demanda colectiva, lo que demuestra lo complejo que puede ser el sistema legal cuando se mezcla con los activos digitales. Este tipo de sucesos nos recuerdan que, aunque la tecnología avanza, la transparencia y la regulación siguen siendo un punto débil y un desafío enorme para el sector.

Pero no podemos ignorar los avances que se están dando en nuestro propio patio. En Argentina, la Comisión Nacional de Valores (CNV) habilitó una opción que es, sinceramente, fascinante: la posibilidad de tokenizar acciones de empresas, obligaciones negociables y cedears. Esto abre un abanico de oportunidades para los inversores locales y, sobre todo, para las empresas que buscan nuevas formas de financiamiento. ¿Se imaginan poder invertir en una pequeña o mediana empresa tokenizando sus activos? El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires también se subió a esta ola, anunciando que ya es posible pagar impuestos con criptomonedas.

Y como si fuera poco, un estudio de Bitwage nos coloca en un lugar de privilegio: Argentina es el primer país a nivel global en recepción de pagos empresariales con criptomonedas, siendo la stablecoin USDT la más utilizada para estos fines. Esto no es un dato menor, es un termómetro que mide la confianza y la utilidad real que los argentinos le estamos dando a estos activos.

A la vez, el mercado no se detiene. Los ETFs de Bitcoin y Ethereum registraron su semana más fuerte en volumen de negociación, con 40 mil millones de dólares. Esto demuestra que el interés de los inversores institucionales no solo se mantiene, sino que se acelera. Y los grandes actores del ecosistema tampoco se quedan quietos. Circle, por ejemplo, está a punto de lanzar su nueva blockchain de capa 1, Arc, que se integrará con Fireblocks, una plataforma de custodia que brinda servicios a más de 2.400 bancos y empresas. Esto nos habla de una integración cada vez más profunda entre el mundo cripto y el financiero tradicional. Incluso los hermanos Winklevoss, fundadores de Gemini, solicitaron cotizar en el Nasdaq.

Y para cerrar, no podemos dejar de mencionar las polémicas que siempre están. El ex asesor de criptomonedas de la Casa Blanca, Bo Hines, ya dejó su puesto y fue presentado como asesor en Tether. Un movimiento rápido que, por lo menos, nos genera una ceja levantada. ¿Será que el conocimiento adquirido en el Estado se capitaliza tan velozmente en el sector privado? La pregunta queda flotando en el aire. También Michael Saylor y su empresa Strategy no lo están pasando bien, ya que su valor cayó a su nivel más bajo en casi cuatro meses en un marco de caídas generalizadas para las empresas de tesorería de criptomonedas. Esto nos recuerda que, incluso para los más grandes, el camino no es una autopista sin baches.

Las nuevas regulaciones en Wyoming, donde la Comisión de Tokens Estables del estado ya lanzó la mainnet de su propia stablecoin, la Frontier Stable Token (FRNT), respaldada por letras del Tesoro y dólares, son otra prueba de que la adopción a nivel estatal es una realidad. Y la noticia de que S&P Dow Jones Indices negocia con exchanges y custodios para licenciar versiones tokenizadas de sus índices nos dice que los gigantes del mundo financiero tradicional no se están durmiendo, sino que buscan una manera de subirse al tren de la tokenización. En definitiva, todo está en movimiento.

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