Como cada tercer domingo de junio, en Argentina se celebra el “Día del Padre”, una fecha emblemática que busca, al igual que otras, reconocer una figura clave en cada familia. Todos tienen sus “héroes sin capa” que buscan transmitir valores y principios para toda la vida, intentando que las generaciones que los sucedan puedan mantenerlos.
En el sector agropecuario hay numerosas familias que cumplen con todos los requisitos para ser protagonistas de esta nota, pero desde Ecos365 nos inclinamos por una que tiene varios condimentos. Se trata de “los Iturraspe”, cuyas generaciones han ido respetando con el paso del tiempo esa pasión por el campo y la familia que supo inculcar Francisco Iturraspe en las primeras décadas del 1900.
En esta historia, Hugo (con sus 73 años) recuerda con “puntos y comas” a su abuelo y su padre, dos productores agropecuarios con ADN bien rural. Hay casi 100 años resumidos en algunos minutos de charla que reflejan el amor por el campo, que además cuenta con un aditamento muy especial, que también trasciende generaciones: los caballos.
- ¿Cómo surge la historia de los Iturraspe con el campo?
- Históricamente mi familia se ha dedicado a la actividad agropecuaria. En mi caso, debo reconocer que mi abuelo (Francisco) es la referencia mas inmediata que se me viene a la cabeza por haber compartido innumerables momentos. Era propietario de “Estancia San José” en el distrito López (Dpto. San Jerónimo), que contaba con unas 5.000 hectáreas. En esa época se trabajaba la tierra junto con los colonos, que se dedicaban a la siembra de trigo. Pero además, mi abuelo era productor ganadero y criador de sangre pura de carreras. Tuvo importantes logros y uno ocurrió en el Hipódromo de Rosario en 1931, tras alcanzar el récord en los 2.100 metros.
- Deduzco que se trata de una figura importante en la vida de la familia, ¿es así?
- Sin dudas. Nosotros somos una familia numerosa y cuando éramos chicos, luego de finalizar la época escolar, nos íbamos a pasar el verano al campo de él que siempre nos invitaba. Eran tres meses allí, en una estancia que tenía pileta reglamentaria que podíamos disfrutar mis hermanos y primos. Y si alguno se le ocurría veranear en otro lado, no nos recibía más [risas]. Se enojaba mucho, entendiendo que la unión familiar en esa etapa del año era importante. De hecho, en los días de lluvia, mi abuelo nos reunía en la chimenea y nos contaba siempre anécdotas de su época de juventud. Hay numerosas historias que van pasando de generación en generación.
- Hablando de generaciones, ¿cómo ha seguido el legado de su abuelo?
- Tras el fallecimiento de mi abuelo, mi padre (Antonio) armó su propio establecimiento que se denominó “La Providencia”, que contemplaba unas 1.000 hectáreas. Como suele ocurrir, a medida que los hijos van heredando, los campos se van achicando. En su caso, optó por diversificar las producciones porque hacíamos agricultura (en suelos Clase 1, con la mejor aptitud), ganadería y además contábamos con tambo. Como nos inculcó mi abuelo la pasión por los caballos, decidimos seguir con la tradición, pero ya no nos abocamos a los animales de carrera. Nos orientamos a producir caballos de polo, con las madres que teníamos sangre pura. De hecho, con mis hermanos y mis primos conformamos un equipo de polo y llegamos a disputar torneos muy importantes a nivel nacional, en ese entonces en Capital Federal.
- También su padre, una figura importante en la historia familiar
- Exactamente. Nuestra vida es el campo y eso lo hemos adquirido por mi abuelo y mi padre, sin dudas. Siempre nuestra actividad ha sido el campo. Por supuesto que también hay familiares que se han destacado a lo largo de la historia en otra faceta. Por ejemplo, José Bernardo Iturraspe que fundó 22 pueblos en la región, como San Francisco en Córdoba) y varios en el Departamento Castellanos (Santa Fe) como el caso de Susana, San Vicente, y Ángélica. (castellanos), pero además fue gobernador de la provincia de Santa Fe en el período 1898 – 1902.
La tercera generación
Hugo representa la tercera generación de “los Iturraspe”, según comenta. Tras la muerte de su padre, fundó el establecimiento “Estancia Chica”, ubicado en el distrito de Santa Clara de Buena Vista, que contemplas unas 300 hectáreas. Allí, luego de desistir de la actividad tambera en 2016, cuando “se acobardó” tras las recordadas inundaciones en el mes de abril, siguió unos años con agricultura y en la actualidad se dedica a sus dos pasiones: ganadería de cría, con la raza Aberdeen Angus como protagonista, y por supuesto que continúa el legado con los caballos de polo.
“En mi campo nos ocupamos de esas actividades y estoy cruzando un poco con Brangus Colorado para darle mayor rusticidad y precocidad; de acuerdo a los campos que uno va teniendo le agrego un poco de raza índica”, cuenta. Y agrega: “actualmente estamos en 120 vientres y el alimento que brindamos es a base de alfalfa, pero además tengo campos naturales y de acuerdo al suelo incorporo lo más conveniente, siempre hablando de pasturas, porque no hacemos agricultura ya”.
Como la historia indica, la continuidad de “Estancia chica” está asegurada en la familia Iturraspe con sus hijos: Hugo (48 años) y Martín (42). “En este momento están los dos en Europa, van por temporadas porque se dedican al polo. Martín está en un club que se llama Dos Lunas, ubicado en Sotogrande (España), mientras que Hugo en este momento en Francia, donde se desempeña como árbitro oficial, teniendo en cuenta que representa a la Asociación Argentina de Polo”.
Más allá de la pasión por el polo, Hugo tiene claro el amor de sus hijos por el agro: “quieren mucho a la actividad, tienen un gran entusiasmo y te diría que yo colaboro acá mientras ellos están en el exterior, pero sabiendo que vuelven en septiembre para desarrollar su actividad acá y estar muy pegados al campo”.
Sin dudas, la historia de “los Iturraspe” representa muchas familias de la “Pampa Gringa”, que adoptaron los valores y principios de sus antepasados que, vieron en Argentina una oportunidad de desarrollo y crecimiento, siempre con la mira puesta en algo tan clave y vital para la humanidad: la producción de alimentos.

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