Claves del día: Presupuesto, déficit cero y la Hidrovía que el Gobierno quiere cerrar antes de marzo

El Gobierno ajusta partidas para sostener el déficit cero, negocia votos contrarreloj y choca con sus propios socios en el Congreso. Al mismo tiempo, empuja el pliego de la Hidrovía con la mira puesta en marzo, en una jugada que mezcla urgencia económica, intereses estratégicos y señales al mercado

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El Gobierno nacional atraviesa una etapa crítica en su estrategia política y económica, con el Presupuesto 2026 y la licitación de la Hidrovía como ejes centrales de una agenda marcada por la urgencia. Javier Milei descartó de plano vetar la ley de Presupuesto en caso de que sea aprobada y reafirmó que el equilibrio fiscal será innegociable, incluso si para ello debe reordenar partidas por vía administrativa.

La declaración presidencial buscó calmar tensiones, pero no logró despejar el clima de incertidumbre en el Congreso. En el Senado de la Nación Argentina, el oficialismo negocia contra reloj para garantizar los votos necesarios, en un escenario donde cada apoyo se paga caro y donde las conversaciones se extienden hasta el último minuto.

El principal escollo para el Ejecutivo no es solo la oposición, sino la negativa de sus propios aliados a introducir cambios en el proyecto. Gobernadores y bloques dialoguistas se resisten a reabrir el texto, incluso frente a reclamos sectoriales, lo que deja al Gobierno ante una disyuntiva incómoda: aceptar el Presupuesto tal como está o arriesgarse a un nuevo fracaso legislativo.

En este contexto, el compromiso de Milei de no vetar la ley aparece como una señal política fuerte, pero también como una admisión de los límites del oficialismo en el Congreso. El déficit cero sigue siendo el corazón del programa económico, aunque su sostenimiento dependa cada vez más de decisiones ejecutivas y menos de consensos legislativos amplios.

En paralelo a la discusión presupuestaria, el Gobierno aceleró el lanzamiento del pliego para la Hidrovía Paraná-Paraguay, uno de los negocios más relevantes y sensibles del Estado argentino. Se trata de un contrato millonario que impacta directamente en el comercio exterior, la recaudación y la competitividad logística del país.

Según fuentes oficiales, la intención es cerrar el proceso licitatorio antes de marzo, una fecha que funciona como deadline política y económica. El apuro no es casual: el Ejecutivo busca enviar una señal de previsibilidad a los mercados, asegurar ingresos futuros y mostrar capacidad de gestión en un área clave para la economía real.

El pliego incluye una cláusula vinculada a empresas chinas que despertó alertas tanto en sectores políticos como empresariales. Aunque el Gobierno sostiene que el proceso será abierto y competitivo, la dimensión geopolítica del control de la Hidrovía reavivó debates sobre soberanía, alineamientos internacionales y el rol del Estado en infraestructuras estratégicas.

Así, Presupuesto, déficit cero e Hidrovía convergen en una misma semana decisiva. Entre negociaciones al límite, aliados en rebeldía y negocios estructurales que deben definirse antes de marzo, el Gobierno se juega mucho más que una ley: pone a prueba su capacidad de ordenar la economía sin perder el control político del tablero.

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