Los mercados globales mantienen la alerta máxima ante la escalada del conflicto en Medio Oriente, que presiona los precios del petróleo, del oro y reaviva la búsqueda de activos de refugio. Al mismo tiempo, los nuevos aranceles de Estados Unidos a productos chinos elevan la tensión comercial y reconfiguran el tablero de la economía mundial.
En Argentina, el panorama es un cóctel de señales contradictorias. Mientras los bonos argentinos logran sostener avances y algunas acciones locales repuntan en Wall Street, la debilidad estructural del país sigue pesando sobre la confianza inversora.
Según analistas de mercado, hay cinco factores clave detrás de la debilidad de las acciones y bonos argentinos:
- Alta incertidumbre política en plena transición de medidas económicas.
- Atraso cambiario que presiona expectativas de devaluación.
- Inflación alta que, aunque desacelera, erosiona salarios reales.
- Débil actividad económica, con recesión y consumo estancado.
- Necesidad de financiamiento externo para cerrar el déficit fiscal.
Pese a estos desafíos, los grandes bancos de Wall Street, como JPMorgan, Goldman Sachs y Morgan Stanley, mejoraron su outlook para la región. Ven valor en precios castigados, mayor disciplina fiscal y monetaria por parte del Gobierno y esperan que la estabilización de reservas y la llegada de nuevos desembolsos del FMI fortalezcan la confianza. Además, destacan que la política de apertura de mercados y nuevas licitaciones de deuda podrían allanar el camino a flujos de capital fresco.
De hecho, en solo una semana, bancos y fondos extranjeros comprometieron casi USD 5.000 millones para proyectos de infraestructura, energía y refinanciamiento de pasivos, lo que da aire a la economía argentina en plena renegociación con acreedores.
Sin embargo, a nivel doméstico, la otra cara de la moneda preocupa: el poder de compra de los salarios cayó en los últimos tres meses, según datos oficiales, a pesar de la menor inflación. La pérdida de ingresos reales presiona el consumo y explica parte de la fragilidad de empresas listadas en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.
Así, Argentina transita un delicado equilibrio: bonos que tantean recuperación, acciones aún frágiles, salarios que pierden terreno y capital extranjero que, contra viento y marea, apuesta fuerte. Todo, mientras la tensión geopolítica y las medidas proteccionistas de EE.UU. mantienen al mundo entero en vilo.
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