La economía argentina atraviesa una nueva etapa de alta volatilidad financiera, impulsada por decisiones de política monetaria que —según analistas— se alejaron de la cautela y el ordenamiento con el que el Gobierno había iniciado su gestión. En el centro de la escena están las Lefi, los pasivos remunerados del Banco Central, que el equipo económico decidió liberar completamente el 10 de julio. Ese flujo equivale al 62% de la base monetaria, generando un tsunami de pesos que ahora busca ser absorbido con tasas altísimas.
Este martes, la tasa de las cauciones bursátiles llegó al 70% anual, mientras los plazos fijos grandes pagan hasta 40%, en niveles no vistos desde hace más de un año. El objetivo es claro: frenar la dolarización y sostener la calma cambiaria, justo cuando finaliza la liquidación fuerte del agro y comienzan a regir retenciones más altas para soja, maíz, girasol y sorgo.
La estrategia surtió efecto: el dólar blue bajó a $1.320/1.330 en Rosario, el MEP quedó en $1.265 y el contado con liqui en $1.268,19. Pero la contracara fue la pérdida de US$ 74 millones en reservas del BCRA y un nuevo “tirón de orejas” del FMI, que señaló "reservas insuficientes" y vulnerabilidades en el frente externo, a solo 9 días de una nueva reunión de su directorio.
A eso se sumó un dato negativo del INDEC sobre la actividad económica de mayo, que mostró un retroceso mensual, alimentando los temores de un freno generalizado en la economía por la política de tasas altas. También crece la preocupación por el aumento de la mora en créditos y tarjetas, que alcanzó niveles no vistos desde 2019. Además de cheques rechazados.
Pese a este escenario, los depósitos en pesos marcan récords: ya superan los $62 billones, con un salto de $15 billones desde la flexibilización parcial del cepo en abril. Al mismo tiempo, los depósitos en dólares también suben: ya rozan los US$ 33.000 millones, impulsados por bancos que ofrecen tasas atractivas en moneda dura.
Mientras tanto, los bonos argentinos bajaron otro 0,5% y el mercado bursátil local sigue bajo presión. El Merval cayó 1,4% y los ADRs argentinos en Nueva York operaron con tendencia mixta. En el plano internacional, Wall Street espera señales: el futuro político de Donald Trump podría redefinir la política comercial estadounidense desde agosto, y la continuidad de Jerome Powell al frente de la Fed aún no está asegurada.
Los precios internacionales de los granos bajaron en Chicago, pero en Rosario lograron cierta resistencia. De todos modos, la soja cerró en baja a $338.500 por tonelada.
En medio de este contexto tenso, también hubo movimientos relevantes en el sector corporativo y logístico:
- MercadoLibre cerró una alianza con PayPal para habilitar pagos transfronterizos y transferencias en moneda local, un paso clave en su estrategia de expansión internacional.
- Arcor anunció el rescate total de una Obligación Negociable (ON) y el lanzamiento de una nueva emisión por US$ 400 millones, buscando reorganizar su perfil financiero en este escenario de tasas volátiles.
- El Ministerio de Economía aprobó la adhesión de Sidersa al Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI). Autoriza la ejecución de una inversión de USD 286,3 millones para la construcción de una nueva planta de aceros largos en San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires. La medida impacta directamente en el sector siderúrgico nacional y en la estructura productiva de la región.
- En el negocio ferroviario, el Gobierno activó el modelo de acceso abierto para cargas, que permite que operadores privados puedan utilizar la infraestructura ferroviaria estatal a través de un sistema de permisos. Esto implica una competencia directa con concesionarias como Nuevo Central Argentino (NCA), que ya gestiona más de 5.000 kilómetros de vías.
- Frente a este cambio, NCA redobló su apuesta en la región: comprometió inversiones clave en la zona de puertos del Gran Rosario, con foco en renovación de vías, ampliación de playas ferroviarias y mejoras en accesos logísticos estratégicos para la agroindustria.
- Además, se reactivó el interés por Lácteos Verónica, la tradicional empresa en crisis. Hay al menos tres grupos interesados en quedarse con la firma: uno nacional, uno chileno y un consorcio mixto con participación financiera extranjera. El futuro de la planta será clave para el empleo y el abastecimiento en la región centro del país.
Así, en un escenario donde la política monetaria aprieta, el dólar se contiene y el crédito se encarece, el país transita una fase de alta incertidumbre. Los inversores ajustan posiciones y los grandes jugadores del sector privado mueven fichas clave para adaptarse a la nueva normalidad argentina, donde todo cambia… menos la inestabilidad.

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