El Tesoro nacional salió a colocar $10 billones en una nueva licitación de deuda en pesos… y logró adjudicar solo $5,88 billones, un resultado que encendió luces amarillas en la city y entre los grandes tomadores de decisiones. La colocación fue cubierta pagando una tasa efectiva anual (TEA) cercana al 70% nominal, lo que equivale a una tasa real del 16%, superando en varios puntos lo que se ofreció en la licitación anterior, donde el rendimiento real rondaba el 12%. El salto representa entre 300 y 400 puntos básicos más, según el instrumento.
La explicación es clara: el mercado empieza a ponerle precio al riesgo de rollover. La demanda exige más premio y eso reduce el margen de maniobra del Gobierno para financiarse sin impacto monetario. La próxima licitación, en un escenario menos favorable, será clave. Empresarios y pymes deben tomar nota: las tasas reales están en niveles que vuelven a encarecer cualquier forma de financiamiento privado y elevan el umbral de rentabilidad para nuevas inversiones.
En simultáneo, el frente corporativo mostró tensión: el Grupo Albanesi volvió a posponer pagos y anunció una fusión societaria para ordenar su estructura financiera. El mercado interpreta el movimiento como una reacción preventiva ante posibles restricciones futuras para refinanciar pasivos.
Por su parte, la Cámara Federal de Casación Penal rechazó los recursos extraordinarios presentados por los empresarios Angelo Calcaterra -primo de Macri- Héctor Sánchez Caballero, Armando Loson, Jorge Balán y Hugo Dragonetti, acusados por pago de coimas durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, y sólo podrán llegar a la Corte en queja si es que insisten con el planteo de que los pagos comprobados no eran sobornos sino aportes en negro para la campaña electoral de 2013. Todos ellos comenzarán a ser juzgados a partir del 6 de noviembre próximo, para que cuando está previsto que se inicie la megacausa.
Mientras tanto, las multinacionales del sector energético no pierden el radar: Shell estaría negociando la compra de los activos de BP en Argentina, en lo que podría ser una de las operaciones más relevantes del año. La movida, de concretarse, reforzaría la posición de Shell en Vaca Muerta y enviaría una señal clara sobre qué activos siguen siendo estratégicos incluso en un país stand alone.
Y hablando de eso: el MSCI volvió a dejar a la Argentina fuera del club de emergentes. Seguimos siendo “stand alone”, es decir, ni siquiera frontera. Pese a eso, el S&P Merval subió: una suba atribuida más a la falta de activos líquidos que a una visión optimista sobre el futuro argentino.
En el campo, la soja logró rebotar levemente, pero el maíz y el trigo siguen planchados. La inestabilidad de precios, sumada a la falta de definiciones sobre retenciones y dólar exportador, mantiene en pausa muchas decisiones comerciales. Para los agroexportadores, el margen es cada vez más estrecho.
En resumen: el Estado paga cada vez más por su deuda, los privados reestructuran en modo defensivo, el agro mira sin señales claras, y los inversores globales eligen mirar desde afuera. Un combo que obliga a tomar decisiones con más precisión que nunca.
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