La Corte Suprema de Justicia volvió a inclinar el tablero de la política argentina. Al declarar la inhabilitación electoral de Cristina Fernández de Kirchner, el máximo tribunal no solo despejó el camino judicial, sino que también desató una ola de euforia en los mercados. La decisión fue leída por el establishment como una señal institucional potente y, sobre todo, como el cierre de una etapa.
Los empresarios y entidades de la industria, el comercio y los servicios consultados por Ecos365 coincidieron en el bajo perfil de sus comentarios y que prácticamente a ninguno sorprendió la decisión del máximo tribunal. Sí estuvo más dividida la opinión sobre el impacto que pueda tener la decisión en la economía real en el corto plazo. Creen mayoritariamente que ese es un partido que actualmente lo juega el gobierno.
De todos modos, en simultáneo, el frente financiero celebró con una jornada de furor alcista. Los bonos argentinos subieron hasta 6%, la brecha cambiaria se achicó hasta rozar el 0%, mostrando el mayor entusiasmo inversor en meses. Wall Street respondió con apetito por deuda argentina, y algunos operadores hablaron directamente de un “game changer” en el clima de negocios local.
La baja en el riesgo y el repunte de los títulos se dio en un marco donde también impactaron las recientes decisiones del Banco Central: la eliminación del “parking” para extranjeros y la flexibilización de algunas restricciones para operar en pesos. Aunque estas medidas abren la puerta a mayores flujos de capitales, también generan incertidumbre. La inquietud se trasladó a los plazos fijos y fondos comunes de inversión, que deberán ajustar rendimientos en un nuevo escenario más competitivo.
Pero mientras el mercado festejaba, el Gobierno nacional recibió el fallo como una amenaza, aunque también celebró. La Casa Rosada teme que esta movida acelere la fragmentación política y deje un vacío de poder que complique la gestión en plena transición. Las internas en el oficialismo se recalientan y la figura de CFK, aunque afuera del juego electoral, aún conserva peso como articuladora de poder.
Desde el sector empresario, la decisión de la Corte fue interpretada como “una dosis de credibilidad institucional” que puede alentar inversiones. Así lo expresaron referentes industriales y financieros, que ven la oportunidad de un nuevo ciclo si el Gobierno logra sostener gobernabilidad y previsibilidad.
Sin embargo, todos coinciden en que el entusiasmo del mercado necesita estar acompañado por señales políticas claras, acuerdos básicos y garantías de estabilidad macroeconómica.
El fallo contra Cristina no solo removió el mapa político, también sacudió el tablero financiero. La pregunta es si esta euforia de un día es un rebote o el primer paso hacia una nueva era.
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