Argentina entra en la cuenta regresiva electoral con los mercados en tensión, las bandas cambiarias en modo vigilancia y los grandes jugadores financieros moviendo sus fichas con cautela.
Según los cálculos del equipo económico, el dólar oficial se mantendría entre $1.490 y $1.510 en la semana posterior a las elecciones del 26 de octubre, mientras que el contado con liquidación (CCL) y el MEP podrían recortar algo de la brecha, siempre que no se dispare la demanda de cobertura. En cambio, en el blue, los operadores prevén una continuidad de la volatilidad, con picos posibles en torno a $1.600, producto del ruido político y la falta de liquidez en las cuevas.
En los mercados financieros, la tendencia fue un reacomodamiento más que una corrida. Los bonos soberanos en dólares cerraron mixtos —los Global 2030 y 2035 retrocedieron entre 0,5 % y 1 %— mientras los ADRs argentinos en Wall Street registraron una leve mejora en papeles energéticos y bancarios: YPF y Galicia lideraron las subas, mientras que Telecom y Tenaris se mantuvieron estables. En la Bolsa porteña, el S&P Merval operó con bajo volumen, reflejo del clima de “esperar y ver”.
En el medio de todo esto, Balanz salió a desmetir que tuviera problemas financieros.
La industria, en cambio, volvió a dar señales de alerta: cayó 3 % mensual y 4,5 % interanual, según el último informe de FIEL. La metalurgia, automotriz y plásticos encabezaron el deterioro, mientras que alimentos y energía evitaron un desplome mayor. Las fábricas trabajan a niveles mínimos de utilización de capacidad instalada, con demanda interna deprimida y crédito prácticamente paralizado.
En medio de este cuadro, la elite financiera internacional desembarcó en Buenos Aires. El CEO de J.P. Morgan, Jamie Dimon, reunió a banqueros, fondos y empresarios argentinos en el Teatro Colón para analizar el escenario post electoral y la eventual “normalización” económica. El mensaje fue claro: el interés en invertir sigue, pero todo depende de la estabilidad política, la seguridad jurídica y una hoja de ruta creíble.
Mientras tanto, otra noticia sacudió el tablero mediático-empresarial: Gustavo Scaglione, dueño del grupo Televisión Litoral (Canal 3, Rosario3, Radio Dos, FM Vida) y La Capital, adquirió Telefé, la señal televisiva líder en la Argnetina.
En conjunto, el tablero financiero argentino parece dividido entre dos planos:
En la superficie, un dólar contenido, tasas más bajas y bonos expectantes.
En el subsuelo, una economía real que se enfría y un empresariado que se reacomoda, ya sea en la manufactura, las finanzas o los medios.
El lunes post elecciones marcará si el “equilibrio inestable” del mercado se mantiene o si la calma fue sólo un ensayo antes de un nuevo capítulo de volatilidad. Lo que está claro es que el dólar, Wall Street y ahora también el prime time televisivo, se preparan para contar la próxima escena en la Argentina.

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