La calma en los mercados es apenas superficial. En el fondo, el reloj ya empezó a correr: quedan 27 días hasta que las retenciones para la soja, maíz y girasol vuelvan a sus niveles de enero, y ese plazo define buena parte del pulso económico argentino actual.
Mientras operadores e inversores miran con lupa la liquidación de la cosecha, desde hoy Agroactiva seguramente será una caja de resonancia del sector. También lo será el Congreso por el debate que se prevé en torno a las jubilaciones y en la calle, por la convergencia de varias marchas en una sola.
El gobierno de Santa Fe pisa fuerte en Agroactiva con el despligue de $66.800 millones en líneas de financiamiento, con foco en maquinaria agrícola, tecnología e inversión productiva. Son 26 líneas disponibles, 17 nuevas, con vigencia incluso más allá del evento.
En paralelo, el precio de los granos tuvo una jornada mixta en Rosario: soja estable, pero caídas en maíz y trigo. La preocupación por los valores del agro se cruza con la caída global en commodities proyectada por organismos internacionales para 2025 y 2026.
Por otra parte, el anuncio de Cristina Kirchner, confirmó su candidatura como legisladora provincial por la Tercera Sección, pero el dato pasó no impactó en el mercado como algunos analistas especularon.
Lo que sí genera inquietud es el intento del Gobierno de mantener reservas: el dólar oficial trepó a $1.203,75, mientras que el blue bajó a $1.170, y la brecha cambiaria se tornó negativa, un fenómeno inusual. El MEP quedó en $1.188,50 y el contado con liqui en $1.196,73.
El BCRA volvió a perder reservas, aunque con bonos en leve recuperación y la Bolsa porteña en alza. Las acciones argentinas (ADRs) en Nueva York también tuvieron una jornada de subas.
En ese contexto, la startup argentina Melian, fundada por cuatro jóvenes, anunció que recaudó US$2 millones en una ronda liderada por un fondo mexicano, con la participación del argentino Guillermo Rauch, CEO de Vercel. El foco está en transformar el comercio electrónico con inteligencia artificial.
En el plano global, dos temas tensan a los inversores. Primero, el conflicto entre Rusia y Ucrania, con nuevas escaladas militares que incluyen a Alemania y Reino Unido. Segundo, la práctica creciente de empresas norteamericanas de ejecutar calls anticipados de bonos: rescatan deuda a precio bajo antes de su vencimiento, dejando colgados a miles de bonistas. La confianza, una vez más, tambalea.
En este contexto, la Casa Blanca confirmó el inicio de los aranceles del 50% para al acero y aluminio, medida que también reconfigura el tablero global del comercio.
En Argentina, si bien varias consultoras ya estiman que la inflación de mayo podría perforar el 2% -hay todo un debate si el Indec debería actualizar sus índices ya que los actuales datan de los 2000-, la caída de la coparticipación y la baja en transferencias nacionales mantiene preocupados a los gobernadores, que se reunieron para exigir un nuevo reparto de fondos. Y a fuego lento parece cocinarse la reforma tributaria.
Por su parte, el sector de la construcción comienza a ver el fin de la caída, aunque con advertencias por los costos y la lentitud en la reactivación de la obra privada. Desde el real estate piden una “deep motosierra” para no perderse el boom de créditos hipotecarios que empieza a asomar.
Todo eso en una semana con clima tenso, baja de reservas, nervios internacionales y un agro que cuenta los días. Porque en la Argentina, siempre, el mercado mira para otro lado… hasta que deja de hacerlo.
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