El centro rosarino cada vez está más desolado. El cierre de más de 200 comercios, la duplicación en la tasa de locales vacíos y el mayor tiempo que tardan en ocuparse son sólo la punta del iceberg. Está claro que hay mucha menos plata en la calle, pero también mucha menos gente, y no sólo por las restricciones sanitarias, el cierre de escuelas y la administración pública, y las limitaciones en la atención bancaria. Cada vez son menos las personas que viven en el microcentro y lo transitan a diario, y más las que eligen los grandes shoppings, el local de barrio o el comercio electrónico para comprar lo que necesitan. La oferta gastronómica es casi inexistente, se fue para Pichincha y Pellegrini, y la inseguridad es rampante. Los pungas, mecheras y carteristas se cuentan por doquier, y ni los propios comerciantes de la zona recomiendan transitar esas calles al caer el sol. Hace tiempo que dejó de ser un paseo la visita al centro, que requiere de una intervención urgente.

Crudo diagnóstico

“Desde hace cuatro años realizamos relevamientos en el centro y el deterioro que vemos es progresivo. Hay una creciente desocupación de locales que en julio llegó al 10%, cuando se considera normal menos de un 5%”, manifestó Edgardo Moschitta, referente de la Federación Gremial del Comercio y la Industria de Rosario (Fecoi). Reconoció que en esto último mucho ha tenido que ver la pandemia, ya que las medidas sanitarias limitaron severamente el flujo de personas en la zona, fundamental para el comercio, y también los reiterados paros de colectivos que hubo este año. Pero consideró que además hay otros factores estructurales. “Los shoppings se llevaron una parte importante del negocio, pero también crecieron algunos centros comerciales barriales como el de Echesortu o San Martín. Además no hay que olvidarse del boom del e-commerce y de que ahora todos los trámites son online, por lo que la gente no tiene que ir hasta el centro”, enumeró.

De acuerdo a un relevamiento de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), el 67% de los locales registró a octubre retrocesos en las ventas respecto a la prepandemia"

“El centro de Rosario está cada vez más hediondo, sin buena iluminación. Le falta glamour y el arte que otras ciudades le dan a estas zonas. Está oscuro, sin bares ni restaurantes, y descuidado”, disparó Leandro Martinucci, titular de Novogar, que tiene una de sus sucursales en plena peatonal Córdoba. “Antes era un atractivo turístico, porque venían de los pueblos a pasear por ahí, pero ahora luce deslucido y lleno de puestos ilegales”, agregó. El dato de la gastronomía no es menor. El paseo Pellegrini y Pichincha hoy concentran la mayor parte de los espacios de este tipo, lo que garantiza movimiento de gente hasta altas horas. En cambio en el centro apenas si sobreviven algunos bares y cafeterías más apuntados al día que a la noche. “A las 19, cuando cierran los comercios el centro no es recomendable para nada. A mí me barretearon la puerta de ingreso cuatro veces. Y es una puerta automática que cuesta u$s12 mil”, manifestó.

Mucha inseguridad y poca gestión

Para los robos tampoco hace falta esperar a la noche. Son pocos los que se animan a usar el celular por más que esté caminando por la peatonal y las mecheras operan a sus anchas sin importarles que sus rostros estén pegados en los frentes de muchos locales. “Antes teníamos más contacto con los policías y las comisarías, podíamos intercambiar opiniones, armar estrategias disuasivas porque conocían la zona, pero esa cercanía se perdió, rotan todo el tiempo a los policías y sólo se actúa una vez que el delito pasó”, analizó Hernán Calatayud, al frente de la casa de electrodomésticos de Sarmiento y Rioja. A sus ojos lo que falta es más gestión, tanto de parte de los comerciantes como de las autoridades. “No puede ser que acá no haya bares, ni siquiera bares americanos. En cambio hay una saturación de algunos rubros como telefonía, que invadió lugares y mató la gestión comercial porque no hay variedad. Tenemos mucha arboleda poco cuidada que quita luz y genera problemas con los pájaros, abundan las propiedades avejentadas y no hay incentivos para renovarlas”, expresó.

“Hoy hay muchos locales libres, y probablemente vaya a haber más por la gran crisis económica”, dijo Nelson Graells, dueño de Sport 78. Pero más allá de la coyuntura, puso énfasis en que se requiere un cambio estructural. “El centro necesita que Planeamiento y Producción le den una vuelta para ponerlo algo mas cálido y atractivo. Hace falta un plan integral, y la idea era armar algo con la Municipalidad al respecto, pero deberá quedar para el año que viene”, agregó en diálogo con Ecos365.

Las ventas minoristas cayeron 14,9% interanual en octubre, según la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (Came), llevando el acumulado a -26,2%"

Desde el municipio coincidieron en el análisis y admitieron que este tema figura en su plan de gestión. “Reconocemos que la zona está un poco caída últimamente, tenemos intenciones de armar un plan de inversión público-privada, y también analizamos algún cambio normativo, que aborde los usos que actualmente se le da al área, y fomente que la gente vaya a pasear y encuentre -por ejemplo- gastronomía, y no sólo locales de ropa o celulares”, resaltó Sebastián Chale, secretario de Producción. Uno de los tramos que se había mencionado como factible de mejoras era del del Paseo del Siglo, pero con el coronavirus todo quedó en buenas intenciones.

Lugar para vivir

Otra opción para recuperar el movimiento es poblar la zona con viviendas. “La gente que vive en el microcentro es mayor o tiene otra casa y por ahí a esa la usa por comodidad. Calle San Juan creó que sera lugar habitacional del futuro, pero hace falta más incentivo para desarrollo de viviendas”, estimó Calatayud. Una de las tantas propuestas que había tenido la zona eran las mega torres de Lattuca, proyecto que estuvo demorado más de cuatro años, debió sortear todo tipo de obstáculos legislativos y ahora que tiene el ok, se postergó para el segundo semestre de 2021.

La mega obra consta de tres edificios de 40 mil metros cuadrados ubicados en Córdoba y Corrientes, 150 viviendas de uno, dos y tres dormitorios y 25 pisos de oficinas polivalentes de 600 a 800 metros cuadrados. Además se destinará la mitad del terreno de 4.800 metros cuadrados para un paseo peatonal a cielo abierto con jardines verticales. No es el único proyecto edilicio, pero sí el más importante. “Muchas zonas de la ciudad y de los alrededores crecieron y se llevaron a mucha gente del centro, al que hay que volver a poblar”, cerró Moschitta.