Ante un escenario volatil y candente, el Banco Central analiza flexibilizar los encajes para concretar la baja de tasas y evitar que el crédito se paralice.
Esta medida se ratificará si el organismo que lidera Santiago Bausili modifica el régimen dispuesto el 5 de septiembre por la Comunicación "A" 8320, que obliga a los bancos a constituir a diario su posición de encajes —antes era mensual—, exponiéndose a duras penalidades ante posibles incumplimientos, lo que los lleva a sobreintegrarla.
De este modo, el Gobierno permitiría que los bancos puedan integrarla en períodos de tres días y sin penalidad ante posibles desvíos, siempre que cumplan con un mínimo diario (el cual oscilaría entre el 80% y el 90% del porcentaje actual).
Al Gobierno no se le escapa que este verdadero giro en las prioridades conlleva un riesgo, que puede agravarse en la inminencia de las elecciones del 26-O.
Se sabe que a poco de las elecciones, las presiones cambiarias pueden resurgir, tal como sucedió antes del domingo pasado. En el mercado lo advierten la mayoría de las consultoras económicas.
Ayer, el dólar mayorista quedó a tan solo $35 del techo de la banda. Un recorrido de apenas el 2,4%. Para tener en cuenta: la suba de la cotización durante la semana poselecciones bonaerenses fue del 5,8 por ciento.
Es decir: la reacción del mercado cambiario a un abaratamiento excesivo en el costo del dinero podría empeorar el escenario económico preelectoral.
Un ascenso al techo de la banda implicaría la inmediata intervención del Banco Central vendiendo dólares para defender ese tope.
¿Cómo impactaría esa realidad en el mercado? Obviamente, dependerá del volumen en juego y de la extensión de las intervenciones. Pero está claro que un BCRA vendiendo dólares de las reservas —conseguidas a través de la asistencia del Fondo— provocaría una suba adicional del "riesgo país".

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