Durante años, el escenario macroeconómico estuvo marcado por una inflación galopante y una respuesta salarial que, aunque atrasada, solía venir acompañada de incrementos nominales potentes, muchas veces fogoneados por la emisión monetaria. Pero ahora, todo cambió.
La inflación muestra una trayectoria más contenida (todavía presente, pero en desaceleración) y el Gobierno junto al Banco Central han consolidado una política de emisión cero. En ese nuevo esquema, los salarios ya no corren con la misma velocidad y, aunque se justifique desde lo macroeconómico, la percepción social se tensiona: los precios suben menos, sí, pero los sueldos no repuntan.
Al observar los principales acuerdos paritarios de 2025, queda claro que solo tres sectores lograrían empatar o superar la inflación que se acumularía entre enero y mayo (14,7 por ciento).
A la cabeza se ubican los aceiteros, que cerraron un incremento del 15,3% respecto de diciembre de 2024. El sindicato del sector, con amplia tradición negociadora y salarios históricamente por encima del promedio, logró quebrar la lógica oficial del "techo" y selló un acuerdo que incluye un salario básico de $1.770.174 desde abril, con una suba programada hasta julio. Le siguen los trabajadores de la sanidad, con un alza del 14,3%, y los rurales, que alcanzaron un 13,9%.
Para todos los demás gremios, la situación es desalentadora. Comercio, uno de los sectores con mayor cantidad de asalariados registrados del país, pactó un aumento de apenas el 9,1% para el período. Aunque el gremio intentó avanzar con un 5,4% trimestral en varios tramos, el Ministerio de Economía impuso límites claros: no hay homologación para acuerdos que se desvíen del esquema 1% mensual. Esa presión también afectó a otros sindicatos relevantes como la UOM y UOCRA, que vieron cómo sus acuerdos quedaban por detrás del costo de vida. Los bancarios, en cambio, lograron protegerse parcialmente con una cláusula de actualización automática por inflación.
En el caso de los camioneros, por ejemplo, el aumento fue del 8,7% acumulado, resultado de tramos escalonados (1,2% en marzo, 1% en abril, 1% en mayo) más una compensación previa. Si bien el gremio reclama reabrir las negociaciones, por ahora sin medidas de fuerza, la pérdida frente a la inflación ronda los 6 puntos porcentuales.
En este nuevo escenario económico, donde la inflación comienza a desacelerarse pero sin una recomposición clara del poder adquisitivo, las paritarias empiezan a jugar un rol distinto al que venían teniendo en los últimos años. Tradicionalmente utilizadas como mecanismo de defensa frente a la escalada de precios, hoy aparecen tensionadas entre su función histórica de recomposición y el nuevo objetivo del gobierno: transformarlas en un ancla inflacionaria.
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