El Gobierno anunció que aquellos que compren dólar oficial no podrán operar dólares financieros por 90 días

El Banco Central anunció la vuelta de una parte del cepo, que apunta a domar la especulación en las semanas previas a las elecciones del 26 de octubre

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El Gobierno oficializó una medida que redobla el control cambiario: quienes adquieran dólar oficial quedarán automáticamente bloqueados para operar dólares financieros durante 90 días. En la práctica, significa una nueva capa de cepo sobre el mercado cambiario, buscando limitar movimientos especulativos, pero al mismo tiempo generando incertidumbre entre individuos, empresas y actores de la economía local.

¿Qué implica esta restricción?

La compra legal de dólar “solidario”, “ahorro” o “tarjeta” seguiría funcionando, pero quien lo haga perderá la capacidad de entrar a operaciones con dólar MEF, MEP, CCL o similares durante el plazo estipulado.

Es una forma técnica de segmentar el mercado cambiario: quienes opten por la compra oficial quedan “aislados” de los mercados paralelos.

La medida expone una lógica de endurecimiento del cepo: no sólo limitan cuánto se puede comprar, sino que también imponen penalidades sobre qué se puede hacer después con esos dólares.

Contexto económico y reacción política

En un contexto donde la brecha cambiaria es ya una de las mayores fuentes de tensión económica, esta decisión apunta a reducir flujos hacia los mercados paralelos. Pero puede generar efectos colaterales: desaliento de la demanda legal, apelación a mecanismos off-shore, fuga de dólares menos visible o apelación al underground financiero.

Sectores productivos —sobre todo los relacionados a comercio exterior e importaciones— advierten que la medida podría encarecer insumos, complicar cobros en moneda dura o incluso tensar el acceso a financiamiento internacional.
Políticamente, es un movimiento con fuerte carga simbólica: mostrar mano dura contra la especulación, pero con el riesgo inherente de provocar grietas entre sectores que hasta ahora transitaban dentro de “la legalidad cambiaria”.

Riesgos y posibles grietas

  • Desconfianza: si la medida queda percibida como arbitraria, pueden crecer las prácticas informales o “coleros” financieros que operan en la sombra.
  • Evasión técnica: decisiones sofisticadas para captar dólares desde el exterior, cuentas en el extranjero, mecanismos intermediarios.
  • Efecto en la inversión: quienes proyectaban operar con instrumentos en dólares (bonos, acciones, fideicomisos) pueden retraerse por temor a quedar atrapados dentro del “plazo de castigo”.
  • Tensión social y política: sectores medios‐ahorristas sentirán que se les cercena una alternativa de escape frente a la inflación o devaluación.

En definitiva, el anuncio marca un punto de inflexión: ya no se trata solo de limitar compras de dólares, sino de condicionar qué hacés con ellos después. La línea entre “¿control razonable?” y “cerrojo absoluto” se vuelve más difusa, y el mercado observa con lupa los efectos reales que esta norma desencadene en los próximos días.

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