La situación en el norte santafesino es muy complicada. Si hay una zona realmente postergada, es la que comprende principalmente los Departamentos 9 de Julio, Tostado y Vera. Pero la problemática se agrava, y mucho, cuando el clima no acompaña y desde hace más de tres años, definitivamente no lo hace.
Como en numerosas regiones, la sequía ha generado pérdidas cuantiosas y consecuencias a futuro que realmente se van a sentir. En esa región, la ganadería es una actividad clave y, precisamente, es la más afectada en un contexto signado por la falta de lluvias y los vaivenes de la macroeconomía. Al igual que en aquella recordada seca histórica registrada en la campaña 2008/2009, los productores están sumamente preocupados.
El relato, crudo y pasional, del presidente de la Sociedad Rural de Tostado es una muestra contundente del ánimo que transita el productor ganadero de una región castigada. “Estamos muy mal, la situación empeora cada día, las temperaturas empiezan a elevarse, la escasez de agua sigue siendo el problema principal para algunos campos en particular, y la falta de pasto en general es un problema muy grande en toda la zona”, confiesa Gerónimo Senn, que habla con conocimiento de causa porque padece en carne propia los avatares del clima.

Y agrega: “no quedan reservas en la región porque el productor ya se consumió todo y es muy difícil conseguir en la zona. Nosotros los ganaderos estamos en plena parición de los rodeos, donde uno tendría que estar aportando más alimento a las vacas, ocurre todo lo contrario”.
Teniendo en cuenta los problemas económicos y financieros que se originan, y profundizan en muchos casos, con un fenómeno de estas características, el productor debe tener necesariamente “más cabeza que corazón”. Y así, va comenzando un proceso del cual es difícil recuperarse: la descapitalización.
“El único recurso que hay para tener liquidez es la venta de animales. El productor directamente achica el stock día a día. El año que viene probablemente nos encontremos con una sorpresa”, confiesa. El temor del dirigente ruralista no es casual. En 2008/2009, la región también sufrió una sequía importante, donde “el productor prácticamente regalaba animales”. Por eso, advierte: “vamos a llegar a lo mismo. En ese momento, en el Departamento 9 de Julio perdimos el 30% del stock bovino y eso no se recuperó. Por lo que vengo viendo en los campos [además de productor es Médico Veterinario], el achique ganadero es muy grande y vamos a volver a perder una gran cantidad de hacienda en esta zona”.
La agricultura acecha
“Donde había ganadería se va posicionando la agricultura”, afirma Senn. De hecho, en virtud del escenario descripto, se percibe un avance de los cultivos sobre terrenos históricamente ganaderos. “El algodón viene ganando más terreno, se está sembrando en plenos bajos y no recuperas más la ganadería en esas zonas”, remarca.

El diagnóstico es claro: quienes asuman el 10 de diciembre deben tener claro cómo recomponer la situación de crisis que vive la ganadería. “Es desesperante la situación para algunos. A veces eso tiene que entrar en la retina de la gente para entender al productor. Son situaciones dramáticas y quizás una actividad de muchos años termina, aunque el productor no quiera.
Por eso, expresa: “la ganadería presenta ciclos de mediano y largo plazo que se desestabilizan con estas situaciones y recomponerlos resulta muy difícil. Hay que parar la pelota, ver dónde quedamos parados en la cancha para analizar cómo salimos. Estamos en una coyuntura económica muy compleja, pero alguien que esté interesado en asumir responsabilidades, tiene que estar viendo cómo va a recomponer toda esta situación para los productores en general”.
¿Tranqueras adentro cómo hace el productor? La respuesta de Senn es contundente: “hace lo que puede. Maneja un tablero de ajedrez solo con peones. Acá no hay rey, reina ni caballos. Tenemos que defendernos con lo básico; la gente utiliza los recursos que puede y al máximo”.
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