Del laboratorio de la escuela pública N°337 de Las Petacas, una localidad santafesina de casi mil habitantes, surgen cada año proyectos innovadores que tiene un gran impacto en la comunidad. En el actual ciclo lectivo, los protagonistas son alumnos de entre 13 y 15 años que se propusieron fabricar tabletas para mosquitos, naturales y sin insecticidas con el objetivo de cubrir la faltante de productos comerciales en temporadas de alta demanda.
El proyecto es coordinado por la docente Mariana Echarri y es el resultado de una investigación a prueba y error. Por su aporte social, consiguió una declaración de interés por parte de la Cámara de Senadores de Santa Fe y fue distinguido por la Fundación Banco Santa Fe entre los siete proyectos de su programa “Iniciativas Sustentables”. Hasta del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Provincia se acercaron para conocer la propuesta.
“Más allá del método científico que pusimos en práctica nos enfocamos en ser solidario con el otro. En poner a disposición nuestra receta para que cualquier persona de la zona e inclusive del país tenga acceso a esta solución natural”, explica a este medio Echarri y detalla que las pastillas son hasta entonces fabricadas de forma artesanal por los alumnos. En el corto y mediano plazo, la idea es poder incorporar maquinaria que les permitan aumentar la producción, perfeccionar el packaging y hasta imprimir folletería para escalar su difusión.
En cuanto al proceso de elaboración los alumnos seleccionaron especialmente plantas aromáticas que sirvan para repeler a los insectos. Vale aclarar que el producto no mata sino que ahuyenta a los mosquitos. Para esto cocinan un caldo con hojas de eucaliptus, menta, limón, clavo de olor y lavanda y lo mezclan con colorante vegetal. Luego, sumergen planchas de cartón en el líquido y a continuación realizan un cuidado proceso de secado. Por último, lo embeben con aceite esencial de citronella y cortan las pastillas del mismo tamaño que las tabletas comerciales.
“Esto es química pura, al alcance de nuestras posibilidades. La escuela tiene una orientación contable y asimismo apoya estas iniciativas que preparan a los chicos para la vida. No todos serán científicos, pero cada uno pudo descubrir sus mejores habilidades”, cuenta Echarri y amplía que algunos se identificaron más con las cuestiones manuales mientras que otros con el diseño para publicar en las redes sociales del proyecto.
Una escuela famosa por sus proyectos innovadores
Con orgullo, la escuela de Enseñanza Orientada N°337 tiene en su haber otros proyectos innovadores con impacto social. Años atrás, sus estudiantes realizaron en el laboratorio de ciencias naturales, lápices aromáticos para una alumna con disminución visual. En base al olor, la niña podía identificar los colores con los que quería pintar. También fabricaron mapas en 3D para que el material cartográfico sea inclusivo.
Como si todo eso fuera poco, relevaron casa por casa a todos los habitantes de Las Petacas para crear un banco de datos de sangre. Inclusive este sistema propio para encontrar posibles donantes se extendió y se replicó en localidades aledañas.
“La idea es que la escuela sea participe y haga participe sobre todo en estos lugares que son tan chicos. Los alumnos son muy buenos y la verdad es que todo lo que proponemos siempre somos escuchados”, concluye la profesora en Cs biológicas y geografía.
Comentarios