Explotó la venta de kayaks: crecen los pedidos y el uso de guarderías en temporada baja

Fabricantes y dueños de guarderías hablan de la popularidad que fue ganando esta embarcación en Rosario y de cómo la pandemia y la bajante del río Paraná potenciaron su uso

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Desde hace años el parque náutico de Rosario viene expandiéndose, aunque sin dudas la pandemia acentuó este fenómeno. Frente a un panorama restrictivo en lo que respecta a viajes, cada vez más personas eligen al río como escenario de sus salida recreativa e invierten para comprar sus propias embarcaciones.

Si bien los kayaks son una opción de gran popularidad entre los navegantes, algunos fabricantes afirman que vienen ganando terreno en los sectores económicos mejor acomodados y que las causas deben buscarse en la bajante que azota al Río Paraná. Esto responde a que se trata de un vehículo que permite recorrer distancias de forma rápida y en bajos niveles de agua, al contrario de los veleros o yates que precisan de un mayor caudal para poder navegar.

El crecimiento que experimenta la actividad kayakista en la ciudad sentó las bases de un mercado que hoy es referente a nivel nacional, tanto por su producción, como por el número de escuelas que enseñan este deporte y la aparición de guarderías exclusivas para almacenarlos.

Según destacó Ciro Nardone, al frente de la Guardería Río Marrón, esto llevo a que en un momento se buscara impulsar a Rosario como capital nacional del Kayak: "Hay aproximadamente unos 15 mil botes en uso y en relación a su población es uno de los lugares del mundo donde más se practica la actividad".

Todos al agua

Con el progresivo levantamiento de las restricciones durante el año pasado, muchos rosarinos vieron en el río la posibilidad de disfrutar al aire libre después de tantas semanas de encierro. Los trabajadores del sector náutico coinciden al señalar que gran cantidad de gente confluyó a la zona norte de la ciudad en comparación con otros años, por ser el lugar donde se encuentran la mayoría de las guarderías para embarcaciones y los balnearios para disfrutar de la playa. 

También ocurrió que más personas se volcaron a las escuelas de kayaks como actividad deportiva y en vistas a aprender a navegar de cara al verano, donde ya se intuía que los viajes se verían limitados. En este sentido, Pablo Picard, quien tiene su academia en la guardería Cocodrilo, señaló que tanto este invierno como el anterior "fueron de actividad fuerte" en lo que respecta a la enseñanza del canotaje.

Rosario Kayak.

 

"Se nota que hay un vuelco a la actividad para mi potenciado por la pandemia. De hecho, cuando el año pasado en invierno se habilitó por primera vez su retorno recibimos mucha demanda de gente que quería navegar", explicó Picard, quien desde hace un año se lanzó a fabricar sus propios kayaks y actualmente se encuentra terminando de equipar toda la flota de su escuela.

Por otro lado destacó que al tratarse de embarcaciones ligeras, la bajante no afectó la posibilidad de recorrer el río aunque sí limitó los lugares a donde se puede acceder: "hablamos de una práctica que se basa en la exploración y que ahora se enfrenta a un panorama complejo porque hay canales que están secos como el canal del kayakista, también conocido como el cañito entre los veleristas. Igualmente seguimos saliendo, pero tenemos que renegar un poco más con el barro".

"Las caletas de los clubes están sin agua, en lugares como el Regatas o Rowing hay muchos barcos varados y algunas guarderías de lanchas también están complicadas".

David Linaro se especializa en reparaciones de barcos y realiza traslados cuando hay competencias o travesías. Según sostuvo, el crecimiento de los últimos meses en la compra de kayaks responde, más que nada, al hecho de que propietarios de veleros y lanchas hoy se ven imposibilitados a salir por las condiciones de las guarderías o por el tipo de calado que no permite navegar en aguas bajas.

"Las caletas de los clubes están sin agua, en el club Regatas y en Rowing hay barcos varados y algunas guarderías de lanchas también están complicadas. A su vez, hay que añadir que embarcaciones como veleros necesitan un metro y medio de agua para poder navegar por el tipo de calado que tienen y en este contexto ven reducida esta posibilidad y aumenta el riesgo de quedarse varados en bancos de arena", precisó.

En cuanto al recorrido que hacen las lanchas para cruzar a personas a los paradores de la isla en temporada alta, consideró que el canal principal por donde circulan continuará teniendo un buen nivel de caudal, aunque el negocio se verá limitado en lo que refiere a los paradores ubicados en el Paraná Viejo, muchos de los cuales hoy se ven afectados por la sequía.

Imágenes registradas en la zona conocida como El Pimpollal, en el Paraná Viejo.

 

Un negocio que no necesita remarla

Rosario no solo es conocida por su canotaje, sino también por la calidad y estilos de kayaks que trabajan sus fabricantes y que otras ciudades como Buenos Aires tomaron de referencia a la hora de hacer crecer su mercado. Así como varían sus modelos también lo hacen sus precios y mientras un kayak simple oscila entre los $35 mil y los $150 mil, los dobles lo hacen entre los $60 mil y los $200 mil aproximadamente.

Para Miriam Salvucci, dedicada a la fabricación de kayaks bajo su marca, Naútica Baum, desde hace más o menos diez años hay una inclinación de la gente por el río. Pero en sintonía con Linares, consideró que la bajante potenció la venta.

 "Personas que tienen sus embarcaciones grandes varadas en las guarderías, optaron por comprarlos por su bajo calado y porque son opciones mucho más económicas. Esto hizo que apareciera un mercado de clientes nuevo, con fuerte capacidad adquisitiva", dijo la referente.

"Esta crisis agudizó un tema que Rosario no está solucionando y es el hecho de hay un gran parque náutico con muy poco margen para seguir expandiéndose.

En este sentido, comenzaron a aparecer demoras en las entregas durante la temporada baja, cuando antes esto solo pasaba en los meses de calor que es el momento en el cual se registran mayor cantidad de pedidos. Según destacó Salvucci, en Baum tienen capacidad para fabricar entre 500 y 600 kayaks por temporada y entre octubre del año pasado y febrero de este año tardaron de dos a tres meses en entregarlos.

"Desde que empezó la pandemia hasta ahora notamos que la demanda de este tipo de embarcaciones creció en un 50%. Antes nosotros sabíamos que de marzo a octubre subsistíamos con las ventas que hacíamos al resto del país porque el rosarino te encargaba a partir de la primavera. Pero en el 2020 empezó a comprar desde mayo porque ya sabe que hay plazos más largos y se prepara de antemano", señaló la fabricante.

 

El boom en las ventas también tiene su coletazo en las guarderías que cada vez cuentan con menos lugares disponible para almacenar los kayaks. De hecho, Miriam contó que en el caso de Baum, casi todos los modelos que fabrican deben ser entregados a guarderías de Granadero Baigorria por la imposibilidad de conseguir vacantes en las rosarinas.

"Esta crisis agudizó un tema que Rosario no está solucionando y es el hecho de hay un gran parque náutico con muy poco margen para seguir expandiéndose. Antes de la pandemia era muy raro que un bote se llevara a Baigorria, mientras que en el verano pasado los rosarinos tuvieron que optar por Camalote o la Asociación Náutica Reserva Natura en Baigorria porque acá estaban todas colapsadas", indicó Salvucci.

En lo que refiere al invierno, sostuvo que todavía pueden conseguirse algunos lugares dado que hay kayakistas que retiran sus embarcaciones para no pagar durante los meses de frío, aunque estos cada vez son menos. Así también lo percibió Nardone al remarcar que a medida que avanza la temporada los lugares se acaban: "empieza el calor y se llena todo", aseguró.

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