La corrida cambiaria de julio no alteró la dinámica del comercio exterior argentino. De acuerdo con la última Encuesta de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, las proyecciones de bancos y consultoras mantienen un panorama de importaciones robustas y exportaciones con poco impulso, incluso a pesar de la suba del dólar mayorista del 8,4% en un mes.
El relevamiento estima que las compras externas cerrarán 2025 en u$s75.115 millones, apenas 0,3% menos que el pronóstico previo, lo que implicaría un promedio mensual de u$s6.360 millones, un 25% más que el año pasado. Las exportaciones, en cambio, crecerían sólo 2,4%, con un saldo comercial proyectado de u$s6.507 millones, la mitad de lo esperado a comienzos de año.
Apertura y consumo importado
El crecimiento de las importaciones no se concentra en insumos productivos, sino en bienes finales para consumo, desde ropa low cost china hasta autos eléctricos y tecnología comprada vía Amazon. La Unión Industrial Argentina advierte que la apertura arancelaria y la competencia externa están desplazando producción local, con una pérdida estimada de 1.500 empleos por mes.
Casos como la suspensión del 80% de la producción en Acindar y el aumento de la participación de textiles importados al 67% del mercado son ilustrativos del fenómeno.
El motor petrolero en riesgo
Si no fuera por el petróleo, las exportaciones caerían en términos interanuales. Este rubro crece un 74% y aporta gran parte del superávit esperado, pero las últimas señales desde Vaca Muerta preocupan: la baja de precios internacionales y una merma en la producción podrían recortar hasta u$s2.000 millones de los u$s8.000 millones inicialmente proyectados para 2025.
El dilema Caputo
El ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, enfrenta un dilema: la apertura comercial contribuye a contener la inflación, pero también agrava el déficit de cuenta corriente, que los analistas estiman en u$s14.000 millones frente a la recomendación del FMI de lograr un superávit de u$s10.000 millones.
Con el dólar estable y sin señales de un ajuste cambiario inmediato, los importadores podrían adelantar compras para aprovechar precios bajos, replicando escenarios clásicos de atraso cambiario.
La apuesta al campo
El Gobierno ratificó la baja de retenciones agrícolas, buscando acelerar la liquidación de granos. En soja, todavía queda más del 40% de la cosecha sin vender, equivalente a u$s8.200 millones. El precio doméstico subió de $325.000 a $395.000 por tonelada, pero la decisión de venta dependerá de si los productores esperan o no una devaluación pos electoral.
En este contexto, el saldo comercial luce cada vez más ajustado. El dólar “flota”, pero la balanza argentina navega en aguas turbulentas: importaciones récord, exportaciones dependientes del petróleo y un superávit que se achica mes a mes.

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