El aumento de precios de alimentos y bebidas es una constante en las góndolas y la comida para mascotas no es la excepción. Sucede que en el caso de los balanceados para perros y gatos, las grandes marcas definieron aumentar un 20% sus precios en noviembre y con esta suba ya son cuatro los incrementos en lo que va del año.
De esta manera, según los comerciantes del sector consultados por este medio registran subas en las primeras marcas de hasta el 100,5% interanual y un acumulado del 80%. Las líneas no tan conocidas imitan el ajuste pero lo hacen en un porcentaje inferior que ronda el 66% para esta altura del año.
“Una bolsa de alimento de 20 kilos está ahora $11.848 cuando el año pasado para este mismo mes estaba $5.907”, describe el dueño de un pet shop de zona sur y asegura que ante los aumentos desmedidos, muchos clientes optan por bajar un escalón o se inclinan por el alimento suelto pero siempre cuidando que el producto sea de calidad.
La realidad es que más allá de la gran variedad entre las marcas renombradas y las más económicas, por recomendación de los veterinarios lo que se invierta en materia de alimentación definirá la salud y los años de vida del animal. En ese sentido, las afecciones urinarias son de los problemas más frecuentes cuando la calidad del producto es baja.
“Los alimentos para gatos son siempre más caros que los de perro. El más barato para gatos suelto está a $448 el kilo mientras que el más caro está $3.928 la bolsa de 1.5 kilo. Por el lado de los perros, un kilo del suelto más económico sale $235 comparado con el kilo del envasado más caro que sube a $1.858”, detallan desde otro pet shop y peluquería canina del centro. Allí aseguran que fueron cuatro los aumentos en el orden del 20% cada uno durante este año y que si bien los clientes se quejan no varían los hábitos a la hora de comprar.
Frente a las constantes subas en los diversos productos para mascotas, a muchos comercios pequeños de barrio les resulta muy difícil de absorber y por ende a la hora de competir con los más grandes o supermercados se ven en desventaja. Así lo describe la dueña de una forrajera con años de trayectoria que ve como el negocio cambió con los años y nota que de a poco los comercios más chicos van cerrando o se van dedicando a otra cosa.
Vale remarcar que los medicamentos tampoco escapan a los incrementos que suben al ritmo del dólar y no se trata de un gasto que se pueda prescindir cuando prima el bienestar animal. Algo elemental como una pipeta antipulgas para un perro grande puede costar alrededor de $8.500 según cada local.
Por último, en relación a los accesorios, en el caso de la indumentaria, así como para los humano se modifican los precios en cada cambio de temporada. En este segmento, se pueden encontrar artículos desde $600 y pueden llegar hasta los $3.000.

Comentarios