En un giro de vida inesperado, la pareja santafesina Sofía Snaidero y Federico Bellina Sgrazzutti, dueños de una churrería en Funes, experimentó un cambio radical al hacerse virales por venderle sus productos a Leo Messi y su familia. Su historia comenzó nueve años atrás cuando, tras mudarse desde Rosario por un traumático episodio, decidieron abrir su propio negocio. Lo que nunca se imaginaron es que tiempo después un golpe de fama los iba a impulsar con soñar en hacer global su marca.
Lo que inició como un pequeño emprendimiento local, tomó un rumbo sorprendente cuando la familia Messi, vecina ocasional de un barrio privado cercano, se convirtió en cliente. Durante seis años enviaron sus productos al futbolista sin saber si los probaba. Sin embargo, en junio de 2023, recibieron un mensaje que cambiaría sus vidas: Messi no solo conocía su churrería, sino que los elegía. Desde entonces, el pedido del astro se convirtió en el más solicitado: 24 churros rellenos de dulce de leche, 12 de pastelera y 6 de Nutella.
"Quintuplicamos las ventas, vienen de todas partes del país y de afuera a probarlos. Nos llegaron un montón de propuestas y la idea es abrir franquicias. Estamos haciendo todos los papeles para instalar una sucursal en Miami”, cuenta a Ecos365 Sofía y amplia que su lugar seguirá siendo Funes, por lo que la novedad correrá por cuenta de inversionistas.
El negocio, que comenzó con siete personas, ahora emplea a 25 y expandió su oferta con dos locales (cafetería y fábrica) y foodtrucks para eventos. La demanda creció exponencialmente, incluso recibiendo propuestas para vender churros en Islandia y hasta tienen programada una reunión con el embajador de Marruecos. “Estamos haciendo alianzas con gente en Buenos Aires que quieren abrir una cafetería con panificación propia y distribuir en la costa atlántica", revelan los emprendedores.
Vale destacar que la pareja, que antes tenía experiencias laborales diferentes, se aventuró en el mundo de los churros, aprendiendo desde cero. Después de un período difícil, que incluyó la pérdida de su local original, lograron reinventarse y crecer. “Por nuestra historia, me ofrecieron dictar cursos que se van a lanzar online este año y hasta me ofrecieron escribir un libro de autoayuda. Estoy convencida que por todo lo que pasamos y logramos superar nuestra experiencia puede ayudar a muchos otros”, asegura la dueña de la churrería.
El pedido especial de los Messi marcó un antes y un después para esta familia y para el empleado que llevó el paquete. El repartidor, Juan Pablo Román, no sabía a quién le entregaba churros hasta que se dio cuenta de la identidad de los clientes. Pensó que lo estaban cargando cuando pidió indicaciones en la entrada del barrio privado y le dijeron que “iba a la casa del campeón del mundo”.
Su emoción trascendió fronteras y ahora la gente lo para en la calle como una celebridad más y hasta le piden fotos. Para evitar contratiempos, el joven se desempeña en la atención al público de uno de los locales. No obstante, en paralelo recibió propuestas de clubes para cumplir su sueño de ser futbolista y está gambeteando para hacerse su lugar.
A la vista está como la historia de la churrería de Funes es un ejemplo de perseverancia y éxito. El sueño de los emprendedores es seguir creciendo y llevando sus churros a nuevos horizontes, con Miami como primer destino para que Leo pueda comer sus churros cuando quiera y donde quiera. “Esta temporada, apenas nos enteramos que pisó Funes le hicimos llegar el mismo pedido y soñamos con poder hacer lo mismo con otras figuras locales como Maxi Rodríguez y Ángel Di María”, cuenta ilusionada Sofía.

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