La inflación de junio del 5,3% podría ser un aperitivo para la de julio, que algunos analistas pronostican en dos dígitos, a raíz del impacto diario que provoca la disparada del dólar blue. De seguir este curso, la inflación del 2022 cerrará bien por encima del 80% de incremento interanual. Con un gobierno completamente dividido, sin nuevas ideas para enfrentar una crisis que se agrava, diarias remarcaciones por parte de formadores de precios, gremios en pie de guerra y patronales que en muchos casos resisten una reapertura de paritarias, sobran los condimentos para una segunda parte del año muy caliente.

Pedidos por las buenas

La Unión Obrera Metalúrgica (UOM), que en marzo había sellado un 45% de incremento, fue la última en exigir una revisión los aumentos acordados. Pidió anticipar a julio el incremento del 12% previsto para octubre, además de un 20% adicional en octubre para alcanzar una suba del 65%, que de cualquier modo terminará quedando por debajo de la inflación. Pero las cámaras empresarias se niegan.

Previamente la Asociación de Empleados de Comercio había levantado la voz, exigiendo pasar del 59% cerrado en su momento (que elevaba el salario básico a $139 mil) a uno superior al 80%. También se espera que pronto La Bancaria retome el pedido de revisión salarial, más allá de que en su momento había obtenido un importante 60% a cobrar en tres cuotas. Otro gremio que ya salió con un fuerte pedido es el de empleadas domésticas: pidió un 100% de aumento para elevar el básico de $45 mil a $90 mil.

Escenarios de conflicto

Hasta aquí los reclamos por ahora canalizados institucionalmente. Pero también hay otros en los que los canales formales fueron abandonados o están a punto de serlo. Uno de estos casos es el protagonizado por el sindicato del neumático, que rechazó una oferta del 65% y tras cuatro paros, no se baja del 70%. Por su parte, integrantes de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (ATILRA) bloquearon plantas lácteas de La Suipachense, en la ciudad de Suipacha, y de ARSA, en el distrito bonaerense de Arenaza, y en la provincia de Córdoba, pese al acuerdo de aumento del 70% firmado en mayo.

En Santa Fe, esta última semana trabajadores municipales nucleados en Festram pararon por 24 horas y cortaron en forma intermitente el tránsito en la autopista para “hacer visible” su reclamo de reapertura de paritarias. Esta semana la protesta será por 48 horas. En su momento habían acordado un 46% en seis tramos, que piden acortar y adicionarle nuevos porcentajes. La Provincia por ahora se niega a revisar todo tipo de acuerdos ante los planteos que también llegaron de Amsafe y Sadop, y pretende recién en septiembre, cuando se cobre la última cuota, definir qué hacer con sueldos públicos para el último tramo del año. La estrategia fue rechazada de plano por docentes que analizan decretar fuertes medidas de fuerza.

Por ahora no hay tanto movimiento de estatales de ATE y UPCN, bastante más afines que el resto de los gremios al gobierno de Omar Perotti. Pero ante la presión de las bases, seguramente los popes tendrán que empezar a elevar su perfil para no quedar rezagados. Por su parte, la situación de los movimientos sociales también está escalando. Encabezados a nivel nacional por Juan Grabois, presionan por la aprobación del Salario Básico Universal (SBU), aumento para jubilados de la mínima; aguinaldo para cooperativistas de obras públicas y más Potenciar Trabajo.

Las súper paritarias

Mientras la mayoría pide revisiones de lo acordado, algunos sindicatos ya cerraron importantes acuerdos para cubrirse de una mayor inflación. Es el caso de Empleados Textiles, por ejemplo, que terminarán en marzo de 2023 con una suba del 120% más sumas no remunerativas que llegan a los $30 mil. Otro que salió beneficiado fue el personal de largometrajes, con una suba del 110,49%. Empleados del Pami acordaron aumento del 76%, docentes nacionales 70,18%, empleados del Congreso 69%, portuarios 60% más bono de $200 mil.