Este lunes los accionistas de Peugeot (PSA) validaron la unión con Fiat Chrysler y de este modo se dio un firme paso hacia el nacimiento Stellantis, el cuarto grupo automovilístico mundial en vehículos vendidos y el tercero en volumen de negocios detrás de Toyota y Volkswagen. Ahora sólo resta el ok de la ítalo-estadounidense FCA.
La fecha efectiva de fusión será a la brevedad, según las partes involucradas e implicará la conformación de un grupo con más de 400.000 empleados, que albergará 14 marcas emblemáticas como Citroën y Maserati, Fiat y Opel, Peugeot y Alfa Romeo, Chrysler, Dodge o Jeep.
"Nunca tuve tantas ganas de vivir un momento de la historia como hoy", dijo el presidente de la junta de supervisión de PSA, Louis Gallois, que se retira después de esta fusión. "Esta fusión era una cuestión de supervivencia tanto para Fiat como para PSA", dijo por su parte Giuliano Noci, profesor de estrategia de la escuela de comercio del Politécnico de Milán.
El objetivo es que las marcas involucradas reduzcan sus costes de desarrollo y de fabricación (hasta 5.000 millones de euros) , y complementen su oferta de productos, reforzando su presencia en Europa y Estados Unidos. La unión estaba prevista en 2018, pero fue retrasada por distintos factores, el último año por el coronavirus.
Pero en diciembre, la Comisión Europea dio su luz verde a la unión, con la condición de que los dos grupos preserven la competencia en el sector de los pequeños utilitarios, donde controlan grandes cuotas de mercado. Además, buscaron un equilibrio entre ellas, y mientras FCA aceptó reducir el monto de un dividendo excepcional pagado a sus accionistas, PSA decidió ceder el 7% del fabricante de equipos francés Faurecia antes de distribuir el resto a los accionistas de Stellantis.
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