En una carpa de Agroactiva donde se mezclan el aire de campo de Armstrong y los flyers con tasas “bonificadas”, una pyme metalúrgica de Las Parejas resume con crudeza el desafío argentino: resistir sin perder el cliente, ni el foco. Y si se puede, invertir.
La empresa Bufalo SA, fundada por el padre de Adrián Scarpeccio, en 1957, llega a los 70 años con más de 5.000 sembradoras Super Walter exportadas a países tan diversos como Paraguay, Uruguay, Venezuela, Colombia, Sudáfrica, Rusia, Ucrania, Moldavia y Kazajistán. Hoy tiene una plantilla de 140 empleados directos y más de 60 asesores y vendedores externos.
Pero el presente exige más que nostalgia. En diálogo con Ecos365, Adrián explicó que están invirtiendo entre US$ 4 y 5 millones en una nueva planta de pintura, cabinas de arenado y sistemas de secado con normas ISO. “Queremos cumplir con los estándares ambientales y no molestar a los vecinos”, explicó. El proyecto ya está presentado en el Banco Nación, con pedido de crédito y apoyo de la provincia.
El contexto no es fácil. “Las tasas en pesos pasaron del 9% al 21% entre Expoagro y ahora, y en dólares ya están en 8,5% anual, altísimas para la maquinaria”, señaló. La decisión oficial de permitir importar maquinaria usada también generó ruido:
“Una máquina usada puede venir linda de pintura, pero sin servicio postventa no sirve. Acá el cliente exige atención hasta los domingos”.
En Agroactiva se nota otra cambio: la presión de proveedores brasileños y chinos, con precios entre 35% y 40% más bajos.
“Abrimos una oficina solo para atender proveedores. Brasil te contesta en 60 días, China es otra historia”, graficó.
En medio de esto, la empresa también nota que los precios se están acomodando lentamente. “Algunos proveedores nos siguen tomando el dólar a 1.500”, explica, y agrega que al menos la potencial importación de partes como hidráulica o electrónica les permite competir mejor.
En cuanto al negocio externo, hoy representa apenas un 10%, aunque el histórico es de 30% a 40%. “En 2012 perdí clientes por el dólar oficial y el blue. Hoy hago sacrificios, pero no quiero volver a perderlos”, afirma. Y la apuesta de empresa es volver incrementar las ventas al exterior.
Pese a la sequía en Chaco y parte de Santiago del Estero —zonas clave para la siembra de grano grueso—, la empresa cerró un buen primer semestre.
“Estamos en el entretiempo, falta el segundo tiempo. Hay fe”, dice Adrián, con una metáfora futbolera que mezcla optimismo y cautela.
Como toda industria argentina, esta también aprendió que hay que reinventarse en cada ciclo. Porque entre inflación, tasas, importaciones y ciclos políticos, no se trata solo de sembrar. Se trata, también, de sobrevivir.
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