El desembarco de Uber, el notable crecimiento de los remises truchos y las nuevas restricciones sanitarias amenazan seriamente la continuidad del negocio de taxis en Rosario, que encima de acuerdo al último relevamiento de costos, arrastra un atraso del 58% en la tarifa. Si bien la elevación de multas a los primeros podría ponerles un freno, la segunda ola de coronavirus supone otro duro golpe para el sector.

Alguna vez fue una inversión muy atractiva. Muchos de los que tenían algún ahorro lo destinaban a la compra de una chapa que garantizara importantes ingresos y en forma inmediata. Pero los tiempos cambiaron. La puesta en circulación de más cantidad de licencias por parte de la Municipalidad, en respuesta a un real reclamo por parte de los usuarios que se quejaban por la dificultad por conseguir coches en determinadas zonas y horarios, le puso un techo.

Los años altamente inflacionarios y la continua pérdida de poder adquisitivo de la sociedad, con la imposibilidad de ajustar tarifas en función de los costos reales, le fueron quitando rentabilidad. Y la pandemia directamente colocó en situación de riesgo la continuidad de muchos en el rubro, por un lado porque las restricciones horarias y de movilidad bajaron pasajeros, y por el otro porque el aumento de la desocupación llevó a que muchas personas pasaran a oficiar de remiseros truchos, o en el último tiempo se sumaran a Uber.

“Muchos choferes dejaron de trabajar con la pandemia y no volvieron. De hecho cuando reabrieron las mayorías de las actividades y empezamos a tener más trabajo, nos costaba atender los pedidos”, admitió Mario Cesca, al frente de la Asociación de Titulares de Taxis Independientes (Atti). “Habíamos empezado a tener bastante movimiento, pero estas nuevas restricciones nos condicionan mucho. Ya se ve mucha menos gente en la calle”, agregó en diálogo con Ecos365.

Encima que se reducen los potenciales clientes, deben compartirlos con otras modalidades ilegales. “Es impresionante la cantidad de remises truchos que hay, y estimamos que hay tantos como taxis, unos 4.500 o 5.000 más los de localidades vecinas. Los de Villa Diego y Villa Gobernador Gálvez se meten por el sur, los de Granadero Baigorria por el norte”, sentenció. A ellos se suman los coches de Uber, que si bien todavía son pocos, constituyen una amenaza latente. “Estas empresas empiezan subsidiando tarifas para conquistar el mercado, y una vez que lo captan y se quedan con todo, te suben los precios y bajan la calidad del servicio”, advirtió.

Al respecto valoró el proyecto del Concejo Municipal para ampliar las multas a quienes presten servicio de transporte sin habilitación municipal (tanto Uber como remises truchos), al considerar que “es la única forma de frenarlos” y que “en Mar del Plata funcionó”. En este sentido, recalcó: “Los dos sistemas no pueden coexistir, porque a nosotros nos obligan a tener choferes en relación de dependencia, lo que nos implica un 60% del costo de la tarifa, mientras en Uber no están anotados en ningún lado”.

Otra diferencia sustancial es que los taxis están obligados a circular 16 horas, por más que no tengan pasaje, desgastando el vehículo y gastando mucho más combustible, mientras que los coches de Uber sólo se mueven por un pedido puntual. “El precio del GNC casi se duplicó respecto a noviembre, hoy si se te rompe algo, los repuestos están carísimos, y ahora tenemos la paritaria de choferes”, enumeró. Es por eso que Cesca anticipó que la semana que viene ingresarán un pedido formal de aumento del 30%. “Seguimos estando muy atrás respecto a los costos, pero tenemos que recomponer sin matar la actividad”, cerró.