Una familia santafesina, varias generaciones y el logro de producir quesos únicos en el país

Con 700 hectáreas propias, un tambo de 8.000 litros diarios y una fábrica con el queso azul como estandarte, “los Cassina” son un ejemplo de pasión y compromiso. De Cañada Rosquín para toda la Argentina.

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La historia de “los Cassina” arranca hace décadas con antepasados que llegaron a Cañada Rosquín para “hacerse la América”, a base de esfuerzo y sacrificio, como hizo toda una gran colonia de inmigrantes intentando escapar de la dura realidad que planteaba Europa.

Por ese entones, Argentina recibió con los brazos abiertos a quienes veían al país como una oportunidad de empezar nuevamente. Y allí, el agro se destacó como una de las actividades que acobijó sueños y desafíos.

Los tatarabuelos de la familia Cassina comenzaron con un puñado de tierras destinado a la agricultura y las generaciones venideras fueron incorporando nuevas unidades de negocios que, en la actualidad, representan un fiel ejemplo de valor agregado e innovación. Con 700 hectáreas propias, un tambo de 8.000 litros diarios y una fábrica de quesos que se caracteriza por líneas novedosas de producción, Alloa S.A. se ha convertido en una referencia ineludible de la agroindustria santafesina que sigue apostando e innovando, pensando en la excelencia.

La empresa está en Cañada Rosquín, localidad ubicada en una zona lechera por excelencia.

Para conocer más sobre la empresa familiar y su historia, Ecos365 dialoga con el director de Alloa Leandro Cassina que, junto a su hermano Franco, tomó las riendas de la firma y sus unidades de negocios, luego de tomar la posta brindada por su padre. “Nosotros decimos que cada generación sumó un nuevo desafío”, confiesa y anticipa que en su caso se trata de un Centro de Distribución ubicado en Rosario, de unos 300 metros cuadrados, para asistir de mejor manera a un mercado importante.

Fábrica de quesos

Los emprendimientos son varios, pero la fábrica de quesos es la actividad principal para la familia rosquinense. Sin embargo, hay una particularidad que distingue a Alloa del resto y radica en la línea de producción correspondiente. “Solamente hacemos queso azul. Hay unas 10 fábricas que solo hacen este tipo de queso en todo el país y la mayoría está en la provincia de Santa Fe, que reúne casi el 90% de las firmas”, remarca Leandro.

El recurso humano es un aspecto clave a la hora de los logros, como el obtenido en Todo Láctea.

El queso azul es comercializado a lo largo de todo el país, contando con gran presencia en ciudades como Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Mar del Plata y Mendoza. El producto, muy solicitado y recomendado entre los clientes, cuenta con una gran calidad y ha recibido múltiples premios. Sin ir más lejos, a mediados de mayo, se quedó con el máximo galardón del “Concurso de Quesos” organizado en el marco de Todo Láctea. Y, días después, repitió distinción en la Expo Suipacha (Bs As.)

“Nosotros actualmente estamos en unos 16.500 litros diarios, lo que da una producción aproximada de 45 toneladas de queso al mes”, cuenta Cassina. Y agrega: “en agosto cumpliremos 10 años con la fábrica de quesos y el desafío para el 2024 pasa por exportar”. En efecto, reconoce que la empresa ya inició los primeros trámites con la mira puesta en destinar un cuatro de la producción al comercio exterior. A la hora de los destinos, admite: “averiguamos algo en Uruguay y Chile, no hay nada definido ni activado, pero sí lo tenemos en agenda”.

Un queso tipo gorgozola es una de las novedades recientes que promete ser una gran revelación.

Las “joyas” del mercado

Recientemente, Alloa S.A. lanzó al mercado dos productos novedosos que acaparan la atención de todos.

“Piemont” es un queso elaborado según receta italiana, tipo gorgonzola, que se caracteriza por una maduración de 90 días y una textura “increíblemente” cremosa, según define Leandro. “A nivel país prácticamente nadie lo hace. Estuvimos un año probando, testeando con reconocidos cheff y hoy es una realidad”, resalta. De hecho, en la renombrada Expo Suipacha (Bs As) se presentó en sociedad y obtuvo medalla de bronce en una cata de quesos nacionales, demostrando el enorme potencial que presenta.

El otro producto innovador es un queso azul ahumado, algo “nuevo y único”. Entre las características que ostenta, se destaca su cremosidad y el “equilibrio perfecto” que alcanza. “Somos de probar sabores y cosas novedosas”, señala para explicar las creaciones que prometen tener una gran aceptación en el mercado.

El producto ahumado es una nueva línea que seguramente tendrá aceptación en el mercado.

El tambo abastecedor

Otra de las unidades de negocios de Alloa S.A. contempla un tambo, ubicado a unos 11 km del predio central de la empresa. Con 400 vacas en ordeñe, la producción diaria es de unos 8.000 litros que son destinados directamente a la elaboración de los quesos. Para “trabajar a full”, la firma compra más leche a otro tambo de la zona, pensando en el abastecimiento de la producción quesera.

Cabe destacar que los animales ordeñados son de genética holando cruza con jersey neozelandés que, por sus características de mayor tener graso en la leche y mayor proteína, beneficia el rendimiento quesero.

La firma familiar cuenta con un tambo y un rodeo cruza pensado para la producción quesera.

La agricultura, una “pata” clave

Sobre campo propio, y en una superficie aproximada de 700 hectáreas, Alloa también se dedica a la agricultura. Así, apuesta por los cultivos de soja, maíz, trigo, sorgo y girasol, según la época y la potencialidad de los suelos.

Sobre los granos cosechados, aproximadamente un tercio del total producido de soja es canjeado por expeler de soja. En tanto, la totalidad del maíz cosechado se muele y, junto con el expeler canjeado, y las sales minerales y vitaminas necesarias, se forma el balanceado para la alimentación de vacas que conforman el plantel de recría y tambo. Por su parte, el resto de los granos se venden directo a puerto.

Pero no todo es color de rosas en esta historia porque la sequía hizo de las suyas también en el centro oeste santafesino. “Nos pegó fuerte, como nunca te diría, porque de 500 hectáreas apenas trillamos 80 y con rindes muy bajos”, advierte Cassina, pero al mismo tiempo conoce a la perfección los riesgos de trabajar en una fábrica a cielo abierto.

Sin dudas, la historia y el presente de Alloa S.A. demuestran que la constancia y el trabajo tienen su recompensa, pero además que el recurso humano es fundamental a la hora de dinamizar una región para que la rueda económica y social pueda girar para todos.

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