El veganismo en Rosario es un mercado que, si bien todavía no es masivo, va creciendo y profesionalizándose. Hace unos pocos años, las recetas veganas eran más difíciles de conseguir, así como la compra de productos variados que permitan una alimentación rica y diversa, con igual posibilidades que la tradicional.
Actualmente, hay muchos emprendimientos que trabajan con pedidos anticipados, en ferias de emprendedores y cuentan con diferentes puntos de venta con productos “veggie friendly”. Incluso, la mayoría de los bares y restaurantes cuentan con opciones inclusivas en ese aspecto.
En la aplicación "Happy Cow", que permite visualizar un mapa global con comercios que venden productos veganos, se encuentran - a simple vista- 42 comercios cercanos a un punto céntrico de Rosario.
En ese sentido, la tecnología es un punto que favoreció el veganismo. No sólo por la geolocalización, también hay numerosas aplicaciones de recetas y la proliferación de emprendimientos veganos que se difunden y toman pedidos mediante redes sociales.
En parte, se debe a que hay un creciente público joven que elige el veganismo como filosofía de vida, pero también muchas personas que se animan a probar sabores distintos o sumar consciencia a su alimentación, por más que no sean estrictamente veganos. O al menos en eso coinciden las emprendedoras de pastelería vegana consultadas por Ecos365.
La mayoría en este tipo de emprendimientos son de reciente inauguración y sólo hace uno o dos años desde que comenzaron a funcionar. Uno de las razones que los motivó fue la búsqueda laboral, pero poniendo especial atención en elegir un trabajo acorde a su filosofía.
Si bien los emprendedores veganos también están creciendo en cantidad, aseguran que todavía no existe una “competencia agresiva” entre ellos. No se pisan y trabajan de manera colaborativa a través de ferias, atención conjunta de espacios y compras colectivas (ya sean veganos o no). Aunque tengan emprendimientos parecidos, cada uno se enfoca en agregarle un valor propio que los identifique.
Nolie comenzó en el 2018, luego de una experiencia previa en pastelería para veganos y celíacos. Actualmente, se especializa en medialunas, facturas, tortas y panificación. Su creadora es Noelia Ramírez, chef vegana con estudios en gastronomía, pastelería y panadería. Nolie inauguró las redes sociales a comienzo del año pasado, empezó a tomar pedidos y luego de algunos meses la demanda le resultó suficiente para volverse sustentable económicamente y permitirle a Noelia vivir de ello.
Incluso revende en dos locales: una heladería/cafetería (Dulce Hechizo) y una panadería vegana (GoVegan). Como cocina desde su casa, la emprendedora está pensando en mudarse para expandir su producción y proyecta abrir el espacio al público para que puedan elegir sus productos.
Por el momento, se maneja mediante pedidos con anticipación y cadete a domicilio. También trabaja con lanzamiento de promociones y producción para eventos especiales, como cumpleaños o festejos.
El cliente promedio de Nolie tiene entre 25 y 35 años y la emprendedora afirma que en los últimos años el “publico aumentó muchísimo”.
“No sólo porque hay más veganos, sino también porque las personas están comenzando a hacer la transición, o abiertos a probar otras cosas”, explicó Noelia.
Noelia comenzó a cocinar recetas veganas en el 2014, cuando era “mucho más difícil porque había menos productos y menos difusión”. A fines del 2016, comenzó a elaborar sus propias recetas que fue perfeccionando.
Los principales productos de Nolie son: medialunas, facturas, tortas, tartas diversas, brownies y manteca. Sus alternativas a los productos de origen animal son: el aceite de coco, leches vegetales caseras (de soja, de coco, almendras, etc.), margarinas vegetales que sirven para cocinar, crema de Oreos, dulce de almendras, mousse de frutas, entre otros.
Confetti nació en el 2017. Es una repostería vegana e integral, que se especializa en mesas dulces y pastelería. Se caracteriza, además, por no usar soja ni derivados. Trata de no usar productos “muy procesados” y usar harinas agroecológicas o de productores de la zona. La emprendedora es Soledad Michalek y lo eligió porque buscaba “comer de esa forma”.
Confetti está presente en el Mercado de Frutos Culturales y en algunas ferias de la municipalidad, además de dietéticas. También trabaja con pedidos particulares, principalmente con sus primeros clientes.
“Todos los emprendimientos chicos fuimos creciendo el último tiempo y nos pudimos perfeccionar”, afirmó.
“Alcanzamos mayor calidad, ser estéticamente más cuidados y tener todos los permisos correspondientes. Eso nos suma confianza por parte de la gente”, explicó.
Cuando Soledad comenzó a producir, el círculo de consumidores era más reducido y sólo las personas estrictamente veganas compraban. Ahora cree que muchas personas pueden no ser veganas, pero apostar a una alimentación más consciente.
En ese sentido, Confetti elige no utilizar soja por tener presente a la ecología. Además, a veces utiliza derivados de animales, pero “libres de crueldad”, a partir de conocer a sus proveedores y apostar siempre al “comercio justo”.
Desde Confetti consideran que hay dos tipos de clientes: una franja más joven, de 15 a 25 años, que se acerca desde el activismo vegano y que no siempre son la fuente de ingreso del hogar. Pero también una franja un poco más adulta, con mayor poder adquisitivo y no necesariamente vegana, que elige una alimentación más cuidada y acostumbra a comprar en dietéticas o ferias.
Confetti se especializa en: alfajores, galletitas, budines y panificación. También trabaja con chocolates, dulce de aduki, frutas de estación, hebras de té, mouses y dulces de frutas, harinas ecológicas, matcha, dátiles y semillas, entre otros.
Además, la emprendedora, ante la consulta de varios interesados, comenzó a brindar clases y workshops de repostería.
Razones
“La cocina me gustaba muchísimo y Nolie fue la forma que encontré de trabajar de lo que me gusta sin ser parte de un sistema de consumo en el que no creo”, contó Noelia.
Soledad, de Confetti, considera que se necesitan emprendimientos “respetuosos por toda la cadena productiva, no sólo por los animales, sino también sustentables y amigables con el medio ambiente”.
“Mi emprendimiento tiene que ver con una alimentación cosciente e inclusiva, no sólo vegana”, amplió.
Los precios, en general, son similares a los de una pastelería tradicional, aunque a veces se valora también el trabajo y la producción artesanal cuando se trata de productos que se comparan con otros industrializados.

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