En un giro que desafía décadas de pesimismo económico, un análisis agudo proyecta un futuro donde a la Argentina no le faltarán, sino que le sobrarán dólares. En una reciente entrevista, el Doctor en Economía y Director del Máster en Finanzas de la Universidad de San Andrés, Germán Fermo, desgranó con notable serenidad una visión de largo plazo que choca de frente con la ansiedad cortoplacista que define el pulso del país. Su postulado es tan simple como disruptivo: si se mantiene el rumbo actual, la abundancia de divisas será una realidad palpable.
¿Cómo es posible siquiera imaginar un escenario semejante en una nación crónicamente ahogada por la escasez de moneda extranjera? Fermo sostiene que la respuesta no está en la magia, sino en la matemática y en una apuesta estratégica que, por primera vez en mucho tiempo, parece ir en la dirección correcta. “Los argentinos están acostumbrados a que esto nunca pueda ser verdad”, admite de entrada, reconociendo el escepticismo generalizado. Sin embargo, invita a darse una “pequeña chance de imaginar que por ahí algo, algo bueno pueda salir para un país que está tan acostumbrado a perder todo el tiempo”.
La clave de esta futura prosperidad, según su análisis, reside en dos sectores que están destinados a cambiar la matriz productiva del país: la energía y la minería. Lejos de ser una expresión de deseo, Fermo se apoya en proyecciones concretas. “Si uno toma las proyecciones que está haciendo el Ministerio de Economía”, explica, “básicamente energía y minería dentro de 8 años, en el 2033, podría estar produciendo 40.000 millones de dólares por año de exportaciones netas”. Para poner esta cifra en perspectiva y entender su magnitud, la compara con el pilar histórico de la economía argentina. “Hoy el campo, si vos calculás cuál es el promedio de los últimos 5 años de exportaciones netas del campo, son 35.000 millones de dólares”.
La conclusión es impactante. Lo que Fermo está diciendo es que, en menos de una década, Argentina podría tener “otro campo más produciendo la misma cantidad que el campo”. Y esto, aclara, sin siquiera contar con que el propio sector agropecuario se acople a esta nueva ola de desarrollo, algo que considera altamente probable. Este potencial doble motor de generación de divisas es lo que fundamenta su optimismo. “Si estas cosas se alinean y a este gobierno lo dejamos seguir haciendo lo bien que está haciendo las cosas, Argentina puede imaginarse próspera a una década vista, cosa que desde que yo nací en esta tierra nunca me lo pude imaginar”.
“Si estas cosas se alinean y a este gobierno lo dejamos seguir haciendo lo bien que está haciendo las cosas, Argentina puede imaginarse próspera a una década vista, cosa que desde que yo nací en esta tierra nunca me lo pude imaginar” afirma Germán Fermo.
Claro que este horizonte promisorio choca con la realidad del día a día, con las urgencias y los temores que agitan el mercado. ¿Qué pasa con las variables financieras hoy? Fermo reconoce que, tras un inicio de año muy fuerte para los activos argentinos, el mercado entró en una fase de mayor cautela. Wall Street, el gran termómetro del humor inversor, aplicó el freno. “Empezaron a vender Argentina y a comprar Brasil”, detalla, una estrategia que se mantuvo durante seis meses. La razón de este sobrecastigo es un fantasma que aún recorre la memoria de los inversores: el pánico desatado tras las elecciones PASO de 2019, cuando “se rompieron los activos financieros en la apertura, bajaron 50% en 15 minutos”.
Ese recuerdo funciona como una advertencia, y por ello, el mercado internacional prefiere esperar. “Yo creo que Argentina va a seguir tradeando muy pero muy pesada hasta que por lo menos no sepamos los resultados de la provincia de Buenos Aires en septiembre”, sentencia. El veredicto de las urnas en las elecciones de mitad de término será, a su entender, el verdadero punto de inflexión. “Si esos resultados son buenos, el Merval puede retomar un bull market consistente. Si no son buenos, nos van a romper todos, básicamente”.
Y en medio de estas tensiones, ¿qué sucede con el dólar, esa variable que obsesiona a todos? Las últimas semanas trajeron volatilidad, con cambios en la política monetaria que generaron un sinfín de especulaciones. El fin de las Leliqs como ancla de referencia y la decisión de "endogenizar" la tasa de interés generaron un exceso de liquidez en los bancos que el Banco Central tuvo que salir a contener subiendo los encajes. Para el empresario de a pie, esto se traduce en ruido e incertidumbre. Sin embargo, Fermo le baja el tono al dramatismo. “Yo eso solamente lo veo como un ida y vuelta de lo que es la convergencia hacia una nueva realidad, pero no veo nada armagedónico en esto ni mucho menos”.
Reconoce la tendencia a la dolarización previa a los procesos electorales y el fin de la liquidación de la cosecha como factores que “le van a poner algo de presión al dólar”, pero descarta de plano un escenario de descontrol. “De ahí a que volemos por el aire, no, no, no lo creo. Le asignaría una probabilidad de menos de 1% a ese escenario”. Incluso, si la cotización se acerca a los techos de las bandas cambiarias, el Central tiene herramientas para intervenir. “Podría salir a vender dólares y absorber pesos. Por lo tanto, insisto, no hay nada trágico”.
“Un país que no emite pesos, no puede inflacionar, es imposible hacerlo. Y un país que tiene superávit fiscal es un país que si le dejás actuar va a seguir cancelando deuda, va a seguir estabilizando la economía” afirma Germán Fermo.
La confianza de Fermo no es ciega, sino que se apoya en lo que considera dos anclas fundamentales del modelo actual, dos pilares que, de mantenerse, son garantía de estabilidad. “Un país que no emite pesos, no puede inflacionar, es imposible hacerlo. Y un país que tiene superávit fiscal es un país que si le dejás actuar va a seguir cancelando deuda, va a seguir estabilizando la economía”. Para él, la dirección es “correctísima” y el equipo a cargo demuestra capacidad y transparencia. “Tengo la sensación de que este gobierno entiende lo que está pasando. Tiene cierta capacidad de anticipación de lo que puede ocurrir. Estamos en buenas manos”.
La transparencia es un valor que resalta. Lejos de ocultar los problemas, “te van contando lo que se va haciendo para eventualmente corregir algo que por ahí no salió del todo bien”. Esta actitud contrasta con la narrativa del caos que a veces domina el debate público. “Hay mucho comentador público, mucho periodista mayoritariamente, que por ahí te están diciendo que esto va a volar por el aire y el argentino se acuerda de eso, lo que le duele”.
Frente a esta colisión entre una visión de largo plazo esperanzadora y un presente cargado de ansiedades, la principal virtud que se necesita es la paciencia. Fermo es categórico al respecto: no hay soluciones instantáneas para décadas de desequilibrios. “Todos tenemos que controlar la ansiedad porque cualquier modelo necesita, especialmente de donde venimos, necesitás 5 años para que se estabilice”. Es un llamado a la madurez colectiva, a comprender que los frutos de las reformas estructurales no se cosechan de un día para el otro.
El primer gran logro, subraya, ya es visible y a menudo subestimado en su real dimensión: el control de la inflación. “Este gobierno asumió con una inflación corriendo al 25% y ya la tienen corriendo al 1,6%. Por tanto, si lo dejamos actuar, los equilibrios se van a ver y esto va a redundar en prosperidad a los argentinos. Hay que darle 5 años a estos pibes”.

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