Paladini: los negocios a los que apuesta y definiciones sobre su posible salto a la política

El CEO de la compañía familiar, que cumple 100 años en agosto, habla con Ecos365 sobre futuro de la empresa, inversiones en start up de la región, Macri y por qué se ve tentado a ser candidato

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Es un año particular por muchos motivos para Pablo Paladini, vicepresidente y CEO de una de las compañías familiares más importantes de la región. La empresa cumple 100 años el 15 de agosto próximo y el proyecto es seguir creciendo como empresa alimenticia. Hace tiempo que dejaron de ser sólo un frigorífico. Pero en ese andar surgieron las posibilidades de nuevos negocios relacionados a la biotecnología y la inteligencia artificial.

En los últimos meses también crecieron los comentarios sobre su posible candidatura a gobernador por el PRO. En esta entrevista con Ecos365, Pablo Paladini habla de todo. De hacia dónde va la compañía, cómo es generar negocios en este contexto complicado de la región, sobre sus inversiones en start up, sobre la dirigencia empresaria de la región y por qué quedarse acá; sobre Mauricio Macri, sobre los jóvenes emprendedores sub30 y cómo ve el futuro de los negocios a escala global. 

- Hace no tanto que no te veía físicamente, pero te veo distinto.

-Sí. Fue un cambio de vida y de forma de encarar las cosas. Para mejor. Los cambios no son de un día para el otro. Hay que tener en claro que los objetivos se consolidan en el largo plazo. 

- Estando en una empresa de alimentación ¿Te hizo ver algo distinto de cara a la empresa o cómo encarar algunas cosas?

-Sí. Venimos trabajando la línea Permi, que es una línea de productos bajo en sodio. Ya venimos bajando el sodio en todos nuestros productos. Tenemos una línea con menor contenido de grasa y eso ayuda a que empiecen a ver cambios de hábitos en los consumidores. Un consumidor mucho más racional, que busca lo mejor para él. 

- Estamos en un contexto complicado y pensaba en la figura de tu padre, Roberto. Creo que fue el último dirigente de relevancia y con un impacto nacional. ¿Qué pensás vos de eso? Hoy faltan dirigentes, suena tu nombre.

- Estoy convencido que se produce un hueco después de esos dirigentes tan fuertes como Roberto, como fue (Federico) Boglione en su momento. Son dirigentes que dejaron huellas, que marcan un rumbo.

El caso de Roberto, una persona que no tenía ningún tipo de compromiso político, económico y tenía la valentía y la fuerza para decir lo que pensaba. Eso generaba mucho miedo en algunos sectores políticos.

Al no tener ningún tipo de necesidad del Estado en la cuestión económica o para el funcionamiento de su empresa, le daba la libertad de decir lo que quería con un grado de inteligencia increíble. Lo sigo admirando muchísimo.

Encontré un artículo del diario La Capital del año 2008 donde hablaba del grave problema del narcotráfico. Hoy, lamentablemente, mucho de lo que dice en artículo se está dando a pasos rapidísimos. Él ya hablaba de Colombia y hoy quizás ya estemos en algunos aspectos peor que algunas de sus ciudades o de México. 

- Estamos hablando de narcotráfico, pero también hay problemas hacia adentro de las empresas. ¿Cómo llevar eso a tratar de ser dirigente? Hoy escasea el dueño-dirigente. 

- Creo que escasea, pero tengo mucha esperanza en los sub30. Viene una dirigencia mucho más horizontal, colaborativa. Lo estamos viendo en las empresas de tecnología que explotan para bien en todo esto. Creo que viene un nuevo grupo de dirigentes con un grado de compromiso diferente, en el equilibrio entre el trabajo, la actividad gremial empresaria y la vida familiar.

Tengo mucha relación con chicos que tienen startup y ves un empuje y unas ganas. No solamente por su empresa sino por la ciudad. Vienen con ideas, sin ninguna necesidad económica de parte de ellos por eso, sino como colaborar con la ciudad.

Nuestra provincia está muy golpeada en la cuestión económica y la falta de liderazgo empresarial y político dejan un vacío enorme. Ese vacío alguien lo ocupa. Santa Fe no tiene el peso a nivel nacional que tienen otras provincias de menor tamaño o de menor impacto económico para el país. 

- En la Asociación Empresaria Argentina (AEA) el año pasado decían que debían renovarse porque tienen todos alrededor de los 70, pero de la región había una sola rosarina. 

-El lobby cordobés siempre fue superior al lobby santafesino. En el buen sentido de la palabra lobby. En eso tenemos que trabajar mucho y empujar a estos chicos sub 30 a que empiecen a generar ese lobby para nuestra región. 

- Años atrás se planteaban llegar a los 100 años como una empresa alimenticia. Pensar a largo plazo en Argentina es complicado ¿Se cumplieron esos objetivos?

- En nuestro plan estratégico cumplimos muchos objetivos pero lo importante es que llegamos a donde queríamos llegar. Quizás con no todas las tareas hechas por el contexto país pero sabemos a dónde vamos. Eso es lo que nos falta a los argentinos a nivel nacional. Tener un rumbo marcado. Qué queremos ser como país. ¿Queremos ser el supermercado del mundo? Ok, trabajemos para eso. No vamos a ser un país de tecnología de primera línea, no están dadas esas condiciones, pero tenemos que aprovechar los recursos que tenemos. Tenemos muy buena calidad de profesionales en Argentina. Muchos se están yendo, pero hay que tratar de generar esa relación entre la educación y la economía para qué país queremos apuntar a futuro. 

- En la discusión de ser el supermercado del mundo, si uno ve los números, hemos ido a una primarización. 

-Totalmente. Somos netamente un país de commodities y eso se sufre permanentemente. Caso de Chile. Tiene un fondo anticíclico del cobre. Nosotros no lo tenemos. 

-El modelo de Noruega.  

-Exacto. ¿Por qué? Porque ellos saben que el cobre tiene una fluctuación muy grande. En algún momento dado quizá se reemplace por otro material. Nosotros no tenemos ningún fondo anticíclico generado por las exportaciones de los commodities, que nos ayudaría en algunos momentos determinados, poder usar ese fondo si hay alguna variable muy grande en el precio. No hay un plan económico, tenemos medidas económicas. Hoy asume un gobierno determinado, pone un parche, deja bombas a futuro, asume un nuevo gobierno de otro partido y pasa exactamente lo mismo. Necesitamos establecer entre todos qué queremos como país. Después de ahí podemos tener variables.

- En una nota a un medio porteño dijiste que en la industria estaba siendo cada vez más difícil tener un crecimiento de dos dígitos. ¿Cómo se explica?

-Hay dos cosas necesarias para una empresa: el crecimiento y la rentabilidad. En ese crecimiento hoy cuesta mucho ganar mercado interno. Hay que ser sumamente competitivo puertas para adentro, optimizar la maquinaria, la baja de costos, pero no es fácil con las variables económicas y con una inflación disparada. Obviamente no hay acceso a ningún tipo de crédito lógico. Todos buscan un crédito a tasas fijas, en pesos. No exiten. Salir a buscar obligaciones no es para todo tipo de empresas. Una pyme hoy no puede presentarse a buscar obligaciones, necesita del crédito para poder invertir. Las grandes empresas tampoco tenemos acceso al crédito porque son tasas irrisorias, entonces se genera esa inversión con flujos propios. 

- Con lo cual va mucho más lento. 

-Por superpuesto. Necesitamos un plan económico para saber cómo hacemos para bajar esta inflación y cuáles son las expectativas que vamos a generar. Acá la inflación está por múltiples factores. Uno de los más importantes es la desconfianza hacia el peso argentino. Igual hay un acto grado de marginalidad en el sector, en el nuestro principalmente. En los pequeños emprendimientos, gran parte de su facturación es marginal. Eso también trae problemas de controles sanitarios.

-Lo vemos con la gripe aviar. ¿Cómo creés que puede impactar eso en el mundo de las carnes? ¿Qué puede pasar este año?

-La necesidad de la proteína va a seguir creciendo. Y este problema que por suerte no pasa al humano, va a generar un aumento de precios. Va a haber una presión sobre los consumos de carne vacuna y de cerdo. No tenemos capacidad de reacción los productores de cerdo. Paladini es el mayor productor a nivel nacional y no tenemos la capacidad de golpe de empezar a producir más cerdos. Es un ciclo biológico. 

-Estamos a un año de la guerra entre Rusia y Ucrania y se hablaba en ese momento de oportunidades y debilidades. Exportar para la Argentina es complicado y un mercado interno golpeado. 

-Ucrania nos abrió una posibilidad como país. Ucrania es uno de los grandes productores de granos, las tierras son de las mejores del mundo. 

-¿Estuviste?

-No, no tuve la suerte de conocer. Me encantaría ir pasado esto porque es una zona muy atractiva por todos sus aspectos. Nos abrió una posibilidad de ingresar con commodities, los precios internacionales tuvieron sus vaivenes. Y en el tema de exportación de carne de cerdo teníamos también una oportunidad, pero el tipo de cambio obviamente nos nos ayuda, las retenciones también hacen su parte. No hay reglas claras ni que se sostengan en el tiempo. Son parches que en algún momento van a fallar y van a traer graves consecuencias. 

-Hay una frase que me quedó. El apellido es la marca y está de boca en boca. En todo sentido y que era una responsabilidad también. Con 100 años seguro tenés muchas anécdotas. 

-Hay muchas historias del apellido. No hay empresas a nivel nacional de consumo masivo que porten su apellido en la marca y eso genera todo tipo de preguntas. Uno de chico ya vivió con eso. Desde que nací para mí es el apellido y la marca y en eso uno va imaginando cosas hasta que empieza a conocer la empresa. Tengo anécdotas con mi padre. Por ejemplo, venir a la empresa los domingos a revisar las cámaras de los secaderos. Era toda una aventura para mí que tenía siete u ocho años. Era como entrar a un parque de diversiones. Entrar a la cámara llena de salames o de jamones colgados. Era una salida muy linda con mi papá y con mis hermanos.

- ¿En qué parte de la historia creés que la empresa hizo un clic?

-Fines de los 80’ y la década del 90’. 

-¿Qué fue clave ahí?

- Las inversiones que se hicieron en ese momento y también la conducción que tenía la compañía en ese momento. El mérito es de los directivos de ese momento. Es una empresa que sigue siendo cien por ciento familiar. Generás un grado de responsabilidad porque está tu apellido, están los años de compañía que son 100 y también pesa mucho el ser local. Entonces todo lo que hacés y comunicás lo hacés con mayor responsabilidad. Mi hijo vive acá. No nos podríamos permitir contaminar el Río Paraná por ejemplo. La planta de efluentes se hizo hace muchísimos años cuando ni siquiera se habla del tema. Y se sigue trabajando para minimizar. Tenemos certificaciones medioambientales porque vivimos acá, este es nuestro lugar. 

- Muchos hoy preguntan qué está pasando y cómo es estar en una zona de conflicto ¿Cómo lo transmitís vos? 

-Es una opción de vida. Lo hablaba con mis amigos. Uno puede decir cuando cumpla 55 años me voy a ir a vivir a Ibiza, me voy a poner un bar en la playa y no me importa lo que pasa en Argentina, ese es mi plan de vida, está perfecto. Distinto y es muy feo, independientemente de tu situación económica, cuando te ves forzado a irte, cuando te estás exiliando. Eso es terrible. Porque yo no me quiero ir de Rosario y no está en mi plan de vida irme. 

-¿Ves ese impacto en lo económico?

-Por supuesto. 

-¿Tenés muchos amigos que se van?

-Tengo muchos amigos, hijos de amigos que se están yendo de la Argentina. Y no solamente porque voy a ganar en dólares. Es reglas claras, estabilidad. España, Italia, Estados Unidos ¿Qué tienen en común? Reglas claras. Obviamente que tienen errores como todos pero tienen cosas que ya ni se discuten. 

-¿Eso es lo que te está llevando a Pablo Paladini candidato?

-Creo que ayudaría mucho poder aportar desde la visión empresaria independientemente de la candidatura. Uno trata de aportar siempre a los dirigentes políticos les cuesta a veces escuchar a los empresarios. En realidad, les cuesta escuchar a la gente. Parecería que cuando los nombran diputado les ponen un chaleco que no perciben más la realidad en algunos casos. 

-En el 2015 muchos empresarios se sumaron al PRO y después se fueron decepcionados. Vos ahora planteas 2023 y son ya menos. ¿Ya está definido?

-No, no está definido. Lo estoy hablando mucho con la familia. Tengo un apoyo de mis hermanos, de mi madre. 

-Pensé que todo lo contrario. 

-No. Obvio que pesa muchísimo el apellido en el sentido de qué si voy a hacer esto tiene que ser en una forma increíble para no salpicar el apellido, ni a la empresa. Me preocupan mucho las cuestiones de inseguridad, el narcotráfico. Acá hay que armar equipos muy sólidos, de gente capacitada en cada tema, no sólo en lo económico o político. Acá hay que traer especialistas internacionales para analizar la situación de Rosario. No es un búnker es un tema transversal a la sociedad. Una vez que se instalan este tipo de organizaciones es muy difícil poder sacarlas. Acá hay que hacer acciones de corto plazo, que son medidas drásticas y hay que hacer acciones de mediano y largo plazo. Una de esas es la educación. Que las personas puedan ver que hay un mundo diferente y que no es solamente el narcotráfico o el menudeo. 

-¿En qué modelo te ves? ¿Es en un Macri? ¿O hay alguna otra figura? Más allá de las líneas políticas de cada uno, cuál te inspira. 

-Lo de Mauricio Macri es admirable en algún punto. Él podria haberse quedado en Boca o realizando su cuestión empresaria. Creo que tiene que haber mucho de vocación en esto y cuando uno habla con esas personas notás esa vocación por el bien común, independientemente después de los resultados. Pero esa vocación la admiro no solo de dirigentes, sino de gente que trabaja con nosotros, esa pasión que ponen por lo que hacen y eso te inspira a tratar de cambiar y mejorar. Acá hay que mejorar para todos y no solamente para un sector. La necesidad de la provincia es para todos, arrancando desde la educación, las fuerzas de seguridad que están totalmente devaluadas y no todos son un problema. Hay gente que quiere hacer las cosas bien. En el caso de Macri, es admirable por su vocación política. 

-¿Qué te dice tu hijo? Ya que hablabas de los sub 30.

-Mi hijo tiene 14 años, Julián. Él está en algunos momentos que sí y otros que no. Me parece que no está tan convencido de que me meta. Es un chico que le encanta el tema político, me asombra. Me nombra países que hasta a veces me cuesta recordar dónde están. Tiene una pasión por la política internacional así que esperemos que el día de mañana estudie algo relacionado a eso. 

-Volviendo a la empresa. Llegamos a los 100 años ¿Y hacia adelante?

-Hay un camino que tiene que trazarse. Nos estamos consolidando como una empresa de alimentos. La diversidad de productos que hoy ofrecemos es muy amplia. Quizás no parece importante para el común de la gente pero para nosotros es un cambio cultural. Eso hace que uno empiece a cambiar el chip de ser un productor solamente de proteínas cárnicas y empezar a abrir el abanico de productos.

-¿Por ejemplo verduras?

-Podría trabajarse un mix de verduras con carne, ya productos listos para comer. El tema de los congelados es enorme para trabajar. El problema son las crisis económicas. Acá los ciclos de crisis son más cortos y es todo un tema de cómo llegar a la mesa del consumidor. 

-El tema de la trazabilidad, de la inteligencia artificial ¿Están haciendo algo en ese campo?

-Sí, estamos trabajando todo lo que es la cultura digital. El sector de tecnología nuestro está trabajando en la digitalización de la empresa. Es algo que no es un proyecto en sí sino que es un cambio. Esto va evolucionando y cada vez más rápido y con mejoras permanentes.

-Con las startup ¿Están jugando algunas fichas?

-Sí estamos analizando muchas y en forma personal me gusta mucho. Estoy interviniendo en algunas de ellas. 

-¿Por dónde va?

-Vamos a un camino de empresas - a 30 años- de tamaño entre medianas y pequeñas. Las grandes corporaciones van a ir siendo cada vez menos. Los consumidores de todos los rubros necesitan empresas con las que se sientan identificados. Y cuando la empresa sea más cercana y más humana uno va a aceptarlas más. El futuro va a pasar va a pasar mucho por ahí. 

-Me sorprende porque uno ve una concentración del capital en ese sentido. ¿Vos ves que eso se desarma?

-Pueden quedar algunos grupos grandes pero el camino son las pymes. 

-¿Vas por el lado de la biotecnología, ciencias de la salud en tus apuestas o inteligencia artificial?

-Hay un poquito de inteligencia artificial. Mucho de trazabilidad en productos, commodities, hay mucho para trabajar ahí y Argentina tiene un potencial enorme. 

-¿Cuál es el proyecto que le tenés más fe?

-Todavía es un proyecto que es sobre inteligencia artificial aplicada a consumidores de cuidado de la salud. 

-Dicen que la plata llama a la plata. Eso cómo te llega.

-Algunas cosas llegan y lo más importante es saber decir que no. Son muy seductores esos jóvenes sub 30 que vienen con proyectos, esa pasión y esas ganas. A veces decir que no es duro pero hay que decirlo. Lo otro es entender el negocio. 

-¿Cuánto es de instintivo y cuánto es de números?

-Es apuesta. Toda decisión en la vida termina pasando por el estómago. Si no te gustó algo a veces hay que hacerle caso al estómago. Hay que hacer los números. 

-¿Alguna vez le hiciste caso al estómago y le erraste?

-Sí pero es parte del negocio. Uno termina errando no por el proyecto en sí sino porque erraste con la gente. Siempre digo que las empresas sin la gente no son nada. Y las que hacen a las organizaciones son las personas y con el expertise de cada uno. Las empresas tienen su propio ADN, a mí me llevas como dirigente a otra empresa y fracaso seguro si no me adapto a esa empresa. 

-Estás viendo modelos diferentes de empresa, ¿eso hacia la cultura de Paladini también se va permeando?

-Sí, tiene que ir cambiando. Hay cosas que se hacían hace 30 ó 40 años que hoy no se hacen más. Esos cambios que algunos son paulatinos y otros bruscos hacen que la empresa se vaya adaptando pero su ADN sigue siendo el mismo. El camino al triunfo es la adaptación. 

-¿Hay alguna pregunta que pensaste que te iba a realizar cuando quedamos para hacer la entrevista y no te la hice?

-No. Salgo de la cuestión regional como empresa. Estamos en todo el país. Hoy mucho pasa por la calidad del servicio. 

-Más que del producto en sí. 

-Sí, estoy convencido. Nosotros somos una empresa de servicio, porque sin tener camiones propios somos el segundo mayor transportador de alimentos refrigerados de la Argentina. Uno tiene que dedicarse a hacer lo que sabe hacer y lo que no es su core tiene que tercerizarlo. Temas sindicales es un tema muy complejo. En este caso es darseló al que sabe. Las empresas que trabajan con Paladini en la mayoría son pymes. 

-¿Cuánta gente está en Paladini y el mundo que lo rodea?

-Entre propios y terceros somos arriba de 5.600 personas. En la zona de Rosario estamos en las 2.000 personas. 

-Me acordaba de Paladar en Funes ¿Hay algún proyecto dando vueltas?

-Se está termiando un local frente al Liceo Aeronáutico. Paladar es un negocio de imagen, no un negocio en sí mismo. 

-Pero les va muy bien. 

-Que veas mucha gente no quiere decir que te vaya bien. La realidad es que es un negocio de imagen para mostrar el producto. Obvio que la carne es el gran atractivo. El negocio de Paladini es vender a intermediarios entonces no podemos estar de los dos lados del mostrador.

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