Un total de nueve celulares que iban a ser ingresados en forma ilegal a la cárcel de Piñero fueron secuestrados en poder de un recluso que estaba por volver al penal tras una salida transitoria. Según pudo saber Rosario3, el interno los dejaba en un contenedor de basura para buscarlos después. La maniobra era posibilitada por el hecho de que el interno, que cumple condena por homicidio y posee "conducta ejemplar", realizaba tareas de limpieza y mantenimiento. 

El operativo, desarrollado en conjunto entre personal del área de Inteligencia de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y del Servicio Penitenciario (SP), culminó este lunes por la mañana en el ingreso de la unidad penitenciaria, donde los agentes requisaron un Renault 19, el vehículo que utilizaba el preso investigado. Éste purga los últimos tramos de una condena por homicidio y se desempeña como personal de limpieza y mantenimiento en el economato del penal.

En el interior del auto los investigadores hallaron los aparatos y algunos cargadores. Todo quedó a disposición del fiscal Pablo Socca, que solicitó la diligencia.

La información, según fuentes de la causa, surgió a partir de un dato que obtuvieron detectives de la AIC sobre un hombre que, aprovechando salidas transitoras los días domingo, regresaba al penal al día siguiente ingresaba una parte de los teléfonos consigo y otro tanto los ponía en una bolsa o envoltorio que arrojaba en contenedor de basura. Al terminar la jornada laboral, volvía al contenedor y se hacía de la bolsa con celulares que había dejado entre los residuos, confió una fuente.

En tanto, los investigadores recordaron que, de acuerdo con el Código Penal, no existe un delito penal detrás de estas acciones, sino que se trata de infracciones. Sin embargo, no dejaron de mencionar como positiva la medida, ya que “mayoría de los delitos de sangre que se cometen en Rosario son ordenandos por personas privadas de su libertad”.

El preso requisado es un sanlorencino que, según registros del penal, posee "conducta ejemplar". Se trata de Darío Añazco, de alrededor de 30 años. Se encuentra purgando una condena a 10 años y 8 meses –a vencer en 2027– por un crimen cometido en 2016 en la ciudad de San Lorenzo.